Relación Tóxica Entre Neuronas Y El Azúcar

 

Durante los últimos años se ha observado un aumento en la prevalencia de obesidad en niños y adultos, lo cual es alarmante por su relación con varias enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias, enfermedades cardiovasculares, enfermedades osteoarticulares, ciertos tipos de cáncer, además de otras alteraciones psicológicas como enfermedades mentales, hiperactividad y demás(Cabezas,2016). Este aumento de obesidad en la población ha sido ocasionado por un consumo excesivo de azucares y grasas saturadas a través de los alimentos. 

En la actualidad el consumo excesivo de azúcar se ha incrementado por el aumento de productos industrializados en la alimentación. La continua industrialización de los alimentos es unos de los principales factores de su consumo, creando un ambiente obeso génico contribuyente a un sinfín de enfermedades (VSF Justicia Alimentaria Global, 2000). Se debe tomar en cuenta que la glucosa(azúcar) tiene efectos adversos si se consume en cantidades excesivas. 

Sin embargo, la glucosa también ofrece beneficios como principal fuente de energía para las diferentes funciones del cuerpo humano, entre ellas destaca su participación en numerosas actividades celulares como la señalización de proteínas que detectan glucosa, además de regular la actividad de las neuronas glucorreguladoras (DrugBank 2015 Glucosa). Como tal no existe evidencia científica que avale que el azúcar es comparable con una droga, debido a que no se han ejecutado investigaciones científicas suficientes (Navarro, S. Z., 2013), estos azúcares o glúcidos que aportan energía en forma de calorías, más aún una sensación agradable a la hora de ingerirlos, pueden estar influyendo en sistemas cerebrales diferentes: los que están relacionados con la regulación de la alimentación y la energía, y aquellos relacionado con el modo recompensa. 

Se ha investigado y conformando la existencia de neuromoduladores, capaces de reaccionar como orexigénicos y anorexigénicos, que pueden interferir en la ingesta y al mismo tiempo en el modo recompensa (catalán, A. L., Milla, S, et al.2013). La elección de este tipo de alimentos ricos en sacarosa influyen factores conductuales, fisiológicos y neurológicos, para así designar una relación “tóxica” entre el consumo de azúcar y el comportamiento normal de las neuronas de manera que, este consumo nos cause un efecto “perjudicial” a la salud, podríamos decir que si existe, pues se ha demostrado que los efectos neurológicos que causa este consumo excesivo con el tiempo nos generará enfermedades como la obesidad.(Ochoa, M., Paul, J., et al. 2015,Navarro, S. Z., & Llamas, F. P. 2013). Además, se ha demostrado que este consumo excesivo de azúcar afecta la región del cerebro lo cual altera las funciones cognitivas: Conocimiento y comportamiento, que se encarga del placer alterando la secreción de péptidos y neuropéptidos que nos dan saciedad y nuestro comportamiento alimentario de dos formas, directamente cruzando la barrera hematoencefálica y de manera indirecta por la entrada neural periférica y la manera en que percibimos el sabor dulce ya sea oral o intestinal, mientras que la fructosa que se ingiere solo depende de mecanismos indirectos. (Ochoa, M., Paul, J., et al. 2015). 

Diversos estudios han comprobado que el consumo de fructosa y sacarosa está relacionado con un cambio en la función cerebral, casi tan parecido a los cambios que suceden en sujetos con problemas con las drogas adictivas ocasionando una respuesta alterada ante los alimentos sobre todo en la percepción del hambre y el deseo de comida. ¿Cuántos receptores se necesitan para probar el sabor dulce? En las papilas gustativas tenemos ciertos receptores a los distintos sabores, los receptores T1R son receptores del sabor dulce y en total hay 5 variedades de éstos (T1R1, -2 y -3 , T1R1 + 3, y T1R2 + 3), sin embargo la detección del sabor dulce está mediada en gran medida por los tipos T1R2 y T1R3, estos dos receptores tienen características similares y solo son activados de manera distinta y con diferente afinidad por azúcares “naturales” y/o edulcorantes artificiales como: glucosa, sacarosa, sucralosa, aspartamo. esta capacidad de afinidad puede cambiar por ejemplo si se consume azúcar de mesa o se consume un edulcorante artificial. (Nelson. G., Hoon,M. et al, 2001).  Desde este punto se puede decir que sería benéfico si disminuyeran el consumo excesivo de azúcar, o que con solo una pequeña cantidad de esta hiciera activar los receptores y con esto despertáramos el sabor dulce, tras esta necesidad se han desarrollado moléculas que producen modulación alostérica positiva sinérgica, en especial la aplicación de SE-3 y SE-4 permite una reducción de casi el 50% de sacarosa conservando la intensidad de su dulzor. 

En la actualidad se han estado investigando qué otros factores pueden afectar el consumo de azúcares, entre estos se encuentra la leptina que afecta el consumo de azúcares mediante 3 sistemas. el hedónico, aversivo, homeostático. (Gutiérrez, R., Fonseca, U. 2019). No obstante, diversos estudios han demostrado que para que inicien las señales cerebrales se necesita no solo de los receptores que hay en las papilas, sino también de las viscerales (intestino). (Ochoa, M., Paul, J., et al. 2015). El reconocimiento de los distintos sabores de los alimentos además de proporcionarnos sensaciones de placer o de disgusto al comer, también es importante para reconocer y discriminar alimentos, ya que por su sabor podemos reconocer si es un alimento que posiblemente nos haga daño a la salud o que sea uno con alto o bajo valor calórico. Se realizó un estudio para analizar la manera en que el sabor dulce influye cerebralmente en mamíferos, en donde se encontró que combinando T1R2 y T1R3 obtenemos un receptor del sabor dulce y que no solo reconoce a una sola de sus variaciones, si no también es capaz de reconocer a la sacarosa, sacarina, dulcina y acesulfamo-K. Actualmente no se tiene la certeza de cómo es que nuestro paladar reconoce en específico el sabor dulce, pero se ha realizado una importante investigación en donde los receptores acoplados a proteínas G intervienen en la identificación del sabor dulce y la cantidad de estos receptores es reducida pues la cantidad de sabores dulces biológicamente suele ser pequeña. Un hecho destacable es que los investigadores descubrieron un Locus llamado Sac en ratones el cual influye en su percepción e identificación del sabor dulce, además de que dicho Locus influye en los ratones al tener mayor preferencia por la sacarosa, acesulfamo-K y dulcina. (Greg M A, Hoon J C, Yifeng Z N, Ryba JP, Charles S Z, 2001) 

También al hablar de las preferencias sobre sabores dulces se ha encontrado gran relación entre el enamoramiento y el consumo de azúcares en la dieta. Se conoce que el receptor AVPR1A de arginina vasopresina, tiene implicaciones en el comportamiento social como el afecto y el apego al estar mediado por proteínas G y activar al segundo mensajero fosfatidil-inositol-calcio. Este se encuentra en la membrana plasmática de las células. La hormona vasopresina es una hormona exclusiva de los mamíferos (humanos) que se secreta a través del hipotálamo para posteriormente pasar al torrente sanguíneo y realizar sus funciones correspondientes. Como tal la vasopresina tiene numerosas acciones dentro del cuerpo humano en las que se encuentran la acción antidiurética que activa la gratificación, además de la modulación del comportamiento de unión y ansiedad. 

Si tomamos en cuenta el punto de vista molecular si existe daño en la zona promotora del gen del receptor AVPR1A, este gen llega a una producción excesiva de los receptores de la vasopresina, ocasionando daño a nivel social con la dificultad de relacionarse, al igual que ocurre si se tiene un polimorfismo en el gen. Este gen al mismo tiempo se ha relacionado con trastornos de personalidad como autismo en donde el gen AVPR1A se encuentra aumentado, creando una dificultad a la hora de relacionarse. 

Se ha estudiado que la administración la arginina-vasopresina (AVP) aumentan la respuesta de estrés y activación a sensaciones negativas ocasionando que la vasopresina genere respuesta negativa de la confianza y la sensación de plenitud (Nishina ,Takagishi , Takahashi, 2019). Tomando en cuenta la relación de los polimorfismos o la ausencia de los receptores de un gen en este caso AVPR1A con la ansiedad, se ha visto que al presentar el trastorno de depresión de alguna manera la persona tiene dificultad de emparejamiento, al mismo tiempo se conoce que los problemas de ansiedad están altamente relacionados con un mayor consumo de azúcares y grasas en adultos propiciando la aparición de enfermedades crónicas en las que se destaca la obesidad. (Masana , Tyrovolas, Kollia, 2019). El enamoramiento se relaciona con bajos niveles de ansiedad y adicción al encontrarse elevada la hormona oxitocina generando sensación de bienestar por lo cual una disminución en el consumo de azúcares refinados. (Silva, 2007)

Referencias

  1. Cabezas Zabala, C. C., Hernández Torres, B. C., & Vargas Zárate, M. (2016). Azúcares adicionados a los alimentos: efectos en la salud y regulación mundial. Revisión de la literatura. Revista de La Facultad de Medicina, 64(2), 319.
  2. VSF Justicia Alimentaria Global. (2000). Planeta azúcar, las armas con la que la industria alimentaria domina nuestras vidas. L’Apòstrof, SCCL.
  3. DrugBank (2015) Glucosa. DrugBank, recuperado de https://www.drugbank.ca/drugs/DB09341 2. Ochoa,M., Paul, J., Malbert, C., Laillet, D. (2015). Dietary sugars: their detection by the gut-brain axis and their peripheral and central effects in health and diseases. European Journal Of nutrition, 54; 1-24.
  4. Navarro, S. Z., & Llamas, F. P. (2013). Importancia de la sacarosa en las funciones cognitivas: Conocimiento y comportamiento. Nutricion Hospitalaria, 28(SUPPL.4), 106–111.
  5. Catalán, A. L., Milla, S. P., Ramírez, P. P., & Candela, C. G. (2013). Obesidad y azúcar: Aliados o enemigos. Nutricion Hospitalaria, 28(SUPPL.4), 81–87.
  6. Greg M A, Hoon J C, Yifeng Z N, Ryba JP, Charles S Z. (2001) Receptores mamíferos de sabor dulce. CELL, VOLUMEN 106.
  7. Nelson, G., Hoon, J., Chandrashkear, J., Zhang, Y., Ryba., N & Zuker,C. Mammalian Sweet Taste Recetpors. Cell press, 106, 381-390
  8. Nolan, L. J., & Jenkins, S. M. (2019). Food addiction is associated with irrational beliefs via trait anxiety and emotional eating. Nutrients, 11(8).
  9. Nishina, K., Takagishi, H., Takahashi, H., Sakagami, M., & Inoue-Murayama, M. (2019). Association of polymorphism of arginine-vasopressin receptor 1A (AVPR1a) gene with trust and reciprocity. Frontiers in Human Neuroscience, 13.
  10. Silva, J. R. (2007). Sobrealimentación Inducida por la Ansiedad Parte I: Evidencia Conductual, Afectiva, Metabólica y Endocrina. Terapia Psicológica, 25(2).
  11. Penaforte, F. R. de O., Minelli, M. C. S., Rezende, L. A., & Japur, C. C. (2019). Anxiety symptoms and emotional eating are independently associated with sweet craving in young adults. Psychiatry Research, 271, 715–720.
  12. Repetto, H. A. (2014). Hormona antidiurética, 2014. Archivos Argentinos de Pediatria
28 Jun 2021
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.