Evolución del Género en la Obra La Construcción del Sexo de Thomas Laqueur

Introducción

La Construcción del Sexo es una monografía escrita por Thomas Laqueur, sexólogo y profesor de la Universidad de Berkeley, que contiene escritos que han sido anteriormente publicados y que analiza la historia del género en la civilización Occidental, desde la Antigua Grecia hasta las aportaciones de Sigmund Freud.

La obra se divide en seis capítulos, y el contenido de esta se puede diferenciar en la situación del género antes de la época de la Ilustración y los trabajos de Freud, por lo que, debido al amplio espacio histórico que abarca, el libro incluye una observación muy extensa y detallada sobre la evolución del género en nuestra cultura.

Objetivos

En términos muy generales, en esta obra Thomas Laqueur intenta explicar que, por encima de todo, hay un sistema social misógino que influye la manera que tiene la investigación de interpretar la parte masculina y femenina, por lo que las representaciones científicas del género y el sexo han construido socialmente unas diferencias entre hombres y mujeres totalmente descalibradas y falsas.

Resumiendo, cada capítulo se podría recapitular de la siguiente manera:

  • Capítulo 1, Sobre la experiencia y la carne. Es básicamente un sumario de lo que se hablará durante toda la obra y un conjunto de opiniones sobre el género, enlazándolas con las fuentes que el escritor ha elegido.
  • Capítulo 2, El destino es la anatomía. Trata la construcción social de un modelo unisexo aunque ya se diferencian dos géneros. Este capítulo se divide en 4 apartados.
  • Capítulo 3, Nueva ciencia, carne única. Aquí se comenta que a medida que los estudios de la ciencia avanzan, el modelo unisexo se hace más viable. Este capítulo se divide en 3 apartados.
  • Capítulo 4, La representación del sexo. Este capítulo se divide en 4 apartados, y en lugar de tratas las fuentes biomédicas como antes, trata las fuentes jurídico-literarias al mostrar como estas últimas hacen hincapié en la diferencia de los dos géneros y se aleja del modelo unisexo.
  • Capítulo 5, El descubrimiento de los sexos. El autor, dividiendo el capítulo en 3 apartados, expone su opinión de que la transición de un modelo unisexo al modelo de dos géneros fue debido a una construcción puramente social.
  • Capítulo 6, El sexo socializado. Dividido en 4 apartados, ilustra la existencia paralela de los dos modelos, el unisexo y el de dos géneros, hasta la Ilustración.

Lo primero que hay que entender antes de pasar a desglosar el problema historiográfico que la obra aborda, es comprender los dos modelos de los que Thomas Laqueur habla, el modelo unisexo y el modelo de dos géneros.

  • El modelo unisexo estuvo presente antes de la Ilustración y describía que había diferencias físicas entre los órganos sexuales de hombres y mujeres, pero estas diferencias nunca fueron consideradas significativas; “nadie estaba muy interesado en buscar evidencia de dos sexos distintos, en las diferencias fisiológicas anatómicas y concretas entre hombres y mujeres, hasta que tales diferencias se volvieron políticamente importantes” . Hasta principios del siglo XVIII, afirma Laqueur, el modelo de un solo sexo dominaba la literatura médica y filosófica y había una red de conocimiento para respaldarla.
  • La teoría de dos sexos afirma que el cambio del modelo de un solo sexo al modelo de dos sexos creó los fundamentos del género tal como los conocemos hoy.

A partir de estos conceptos, el pilar fundamental de esta obra es que no se puede interpretar de manera correcta el papel que han tenido las mujeres a lo largo de la historia simplemente porque nunca han estado al mismo nivel que los hombres. Por lo tanto, es erróneo comparar a los hombres con las mujeres del pasado ya que realmente no sería justo.

Las preguntas que plantea el autor son principalmente el cómo se construyeron socialmente el sexo y el género, centrándose sobre todo en cuales han sido las razones por las que todo ha evolucionado de la manera en la que tuvo que evolucionar y por qué ha sido así. En menor medida, también nos habla de la diferencia natural entre los dos sexos y la relación que hay entre el cuerpo y la diferenciación sexual. El autor nos dice que durante toda la historia el sexo siempre ha sido una cuestión sociológica y no teorética, algo erróneo que ha trastocado la visión que se debería tener sobre el hombre y la mujer.

Fuentes

El autor utiliza una gran cantidad de bibliografía. Destacan las obras literarias y sobre todo científicas que Laqueur utiliza para reforzar su libro. Thomas Laqueur narra la concepción que se ha tenido del sexo a lo largo de la historia apoyándose con numerosos textos de filosofía y de medicina, y la mayoría de estas parece que son favorables a las tendencias feministas.

Es necesario aclarar que el autor marca la diferencia constantemente entre género (la construcción social que representa los roles masculinas y femeninas que se asignan a las personas) y el sexo (las características biológicas), y Laqueur utiliza diferentes fuentes para exponer ambos conceptos. El sexo es algo natural y biológico, mientras que el género es algo puramente social.

Laqueur teoriza que un cambio fundamental en los conceptos de anatomía sexual humana ocurrió en Europa en los siglos XVIII y XIX. Antes del siglo XVIII, era una creencia común que las mujeres y los hombres representaban dos formas diferentes de un sexo esencial: es decir, se consideraba que las mujeres poseían la misma estructura reproductiva fundamental que los hombres; la única diferencia era que los genitales femeninos estaban dentro del cuerpo y no fuera de él.

Los anatomistas vieron la vagina como un pene interior, los labios vaginales como prepucio, el útero como escroto y los ovarios como testículos. Sin embargo, alrededor del siglo XVIII, la visión dominante se convirtió en la de dos sexos directamente opuestos entre sí. Había una gran cantidad de literatura escrita en el siglo XVIII que apoyaba el modelo de los dos sexos. Jacques-Louis Moreau (anatomista francés) escribió que “no solo los sexos son diferentes, sino que son diferentes en cada aspecto concebible del cuerpo y el alma, en cada aspecto físico y moral. Para el médico o el naturalista, la relación de la mujer con el hombre es una serie de opuestos y contrastes” .

Fue entonces cuando los hombres y las mujeres empezaron a considerarse como complementarios el uno del otro. El género, antes del siglo XVIII, no fue prescrito en el individuo; un hombre podría ser físicamente masculino, pero podría tener una identidad femenina de género. Esto se consideró normal y aceptable. Con el cambio al modelo de dos sexos, las diferencias que se habían expresado con respecto al género ahora se expresaron con referencia al sexo y la biología.

Laqueur utiliza ejemplos de filósofos de la Edad Antigua para reforzar su afirmación del dominio del modelo de un solo sexo antes del siglo XVIII. Menciona a Galeno, quien nos pide que “piensen primero, por favor, los genitales externos del hombre que giran hacia adentro y se extienden hacia adentro entre el recto y la vejiga. Si esto sucediera, el escroto necesariamente tomaría el lugar del útero con los testículos, yaciendo afuera, junto a él a cada lado.” Para Galeno, “las mujeres tienen exactamente los mismos órganos que los hombres, pero en los lugares equivocados” . Las mujeres son versiones inferiores al hombre, pero son al fin y al cabo hombres también (solo que no formados del todo).

Laqueur nos proporciona la comparación de Galeno entre los ojos de un lunar y los genitales de una mujer: “los ojos del lunar tienen las mismas estructuras que los ojos de otros animales, excepto que no permitirán que el lunar vea. No se abren … por lo tanto, para hacer los genitales femeninos no se abran y sigan siendo una versión imperfecta de lo que serían si fueran expulsados” .

Había muy pocas palabras específicas asociadas con la anatomía masculina o femenina en la época de Galeno. Los filósofos de la Antigüedad “consideraban a los órganos y su ubicación como epifenómenos de un orden mundial mayor” . La ausencia de palabras asociadas con la anatomía femenina muestra que las personas no querían ver una diferencia entre el cuerpo masculino y femenino. Laqueur sostiene que los filósofos como Aristóteles comparten las opiniones de Galeno sobre el modelo de un solo sexo.

Aristóteles estaba comprometido con la idea de que existían dos sexos diferentes, pero veía a hombres y mujeres teniendo ciertos roles en la sociedad, y estos roles no estaban necesariamente vinculados a sus cuerpos. Aristóteles dijo que “todos los órganos masculinos son similares en la mujer, excepto que tiene un útero, lo que presumiblemente no es el masculino” . Laqueur cree que los hombres y las mujeres fueron vistos como variaciones comparables de un tipo de sexo; que había muchos géneros en este momento, pero solo había un sexo.

A principios del siglo XIX, se empezó a determinar que era natural y que no. Michel de Montaigne escribió sobre un grupo de chicas que se vestían como hombres y actuaban como tal, y aunque para él era algo normal ya que no existía un sexo teórico en su opinión, para el modelo de dos sexos que iba cogiendo popularidad en la época, se quería enlazar el sexo biológico con el género teorético y cualquier idea que no coincidiera con la teoría de dos sexos era errónea.

Los roles de género por tanto se acabaron institucionalizando, y la sociedad acabó provocando que las mujeres se dedicaran a la esfera privada (madres, esposas y amas del hogar) y los hombres se dedicaran a la esfera pública (trabajo y política). De estas fuentes Laqueur argumentará que los hombres sutilizaran la anatomía y las diferencias sexuales para legitimar su superioridad sobre las mujeres, que empezaría con la jerarquía de los sexos y con la construcción del género.

Los hombres ricos fueron los que aportaron pruebas biológicas para apoyar la idea de que las mujeres “no eran aptas para los espacios quiméricos que la revolución había abierto inadvertidamente” y así se extendió la noción de que las mujeres eran inferiores a los hombres.

Referentes históricos

Podemos agrupar los referentes históricos en tres grandes campos de cambio de mentalidad: el pensamiento clásico grecolatino, el Renacimiento y la Ilustración. Thomas Lequeur se centra en estos tres campos para explicar el cambio del entendimiento del sexo a lo largo de la historia, ya que estos son los momentos más importantes para la construcción social del género.

Uno de los autores que más cita es Aristóteles, sobre todo en la parte de su obra que intenta explicar la concepción del sexo y género en la Antigüedad. Desde el punto de vista griego, la retórica importante es la anatómica; el sexo marca la diferencia entre hombres y mujeres. Laqueur está de acuerdo con Aristóteles, pero dice que comete un error pensando que la mujer sigue siendo una versión inferior al hombre.

Otro personaje histórico que cita de manera considerable es Galeno, quien moldeó la mentalidad romana, sobre todo en las primeras partes del libro. Galeno fortaleció la idea del modelo unisexo, las mujeres seguían siendo una versión inferior al hombre. Galeno explica que un hombre es una persona completa y bien formada, mientras que una mujer es una persona en una versión inferior; su cuerpo no se ha acabado de formar del todo (como un niño pequeño). Galeno, además, se basa todavía más en diferencias genitales.

En la teoría unisexo, la idea de que una mujer debía tener un orgasmo para parir estaba bastante extendida. Galeno era uno de los principales exponentes de esta idea y explicaba que, al llegar al orgasmo, su vientre se abría y engullía la eyaculación del hombre. Se decía que las mujeres necesitaban tener un orgasmo para producir los fluidos durante el coito que, al mezclarse con el semen del hombre, creaba un ser humano. Un biólogo del siglo XVIII, Albrechet von Haller, creía que las experiencias sexuales entre hombres y mujeres eran las mismas, ya que para él “la analogía de la mujer sexualmente excitada con el hombre sexualmente excitado parecía sentido común” .

Un tercer autor que nombra bastante es Andrés Vesalio, con lo que Laqueur avanza hasta el Renacimiento. Debido a que en esta época el cristianismo se había asentado fuertemente en la mentalidad de las personas, el modelo bíblico de la humanidad se convirtió en la norma. Se refuerza el modelo unisexo, sustentado en que la mujer se creó a partir del hombre y por lo tanto es una versión inferior y complementaria del hombre.

Al surgir el modelo de dos sexos, se concibió que la mujer podía parir sin tener un orgasmo. En la primera parte del libro, el autor nos muestra una situación de una mujer joven que se encuentra en un coma del que no se sabe si saldrá vida. Al ser violada por un monje y tener un hijo, ya se clarificó que no era necesario que una mujer tuviera un orgasmo para concebir. A raíz de esto, los estudios comenzaron a entender que realmente la gratificación sexual en el caso de las mujeres venía del clítoris . A partir del siglo XVIII, por tanto, el cuerpo se consideró el signo del género, y no la causa.

Por último, Thomas Laqueur nombra muchísimo a Freud, y en general lo cita a lo largo de toda la obra. Para cuando llega la época de Freud, se concibe a la mujer como un género toralmente distinto al hombre con sus respectivos roles y contribuciones a la sociedad, además de crearse la noción de feminidad. Aquí se realza la idea de que el hombre mantiene una posición de poder respecto a la mujer.

En el modelo de dos sexos, con el surgimiento de que hay diferencias físicas entre hombres y mujeres pues también es necesario exponer que tienen diferencias al obtener placer. Según Freud, el clitoris es “el órgano a través del cual la excitación se transmite a las partes sexuales adyacentes” . Para Freud no hay interior femenino si el placer se transfiere del clítoris a la vagina, y este intenta demostrar evidencia de un orgasmo vaginal, para desprestigiar el rol del clítoris y haciendo que sus necesidades sexuales son secundarias. Freud acabaría contribuyendo a la idea de que la mujer es un ser anti-pasional.

Un obstetra de esta época, François Mauriceau, argumenta que el clítoris es el equivalente femenino del glande . Al cambiar el significado del orgasmo del clítoris, se coloca a la mujer en oposición al hombre y asignarla un rol social, con lo cual se socializa la sexualidad de la mujer.

Según la ilustración anatómica del Renacimiento, se percibía a las mujeres como un hombre, pero del revés. Los órganos masculino y femenino se comparaban para así exponer su correspondencia. El anatomista Andrés Vesalio representó los órganos femeninos como una versión del hombre en sus tres obras más influyentes.

Escritura y estilo

La obra es un ensayo informativo que presenta buenos argumentos y opiniones sobre un tema importante, y presenta una estructura bien organizada que hace que se pueda leer sin necesidad de pararse entender la estructura del libro en sí. No obstante, el lenguaje que utiliza es bastante especializado y una persona que no posea conocimientos de los temas que se explican en el libro no entenderá correctamente lo que se trata.

El autor utiliza la tercera persona y el tiempo verbal que usa es el pasado, lo que de alguna manera intenta hacer que empaticemos con las ideas antiguas, que son distintas a la nuestra y por ello quizás usa la tercera persona. Laqueur explica su investigación e intenta contrastarla con los argumentos usados en otros momentos históricos, y critica enormemente los puntos de vista en los que no está de acuerdo.

Seguramente, Thomas Laqueur se dirija a un público adulto y especializado ya que incluye información que solo una persona de cierta edad entienda y conceptos y argumentos que solo podrán ser inteligibles para personas que conozcan los temas de la obra.

Laqueur trata a los sujetos históricos que estudia con considerable empatía, metiéndose en su piel y pensando como pensaban en las épocas de los personajes que cita. Da crédito cuando uno de los autores que nombra menciona un argumento correcto y transmite sus opiniones de una manera que entendemos las opiniones antiguas.

Lo novedoso de la obra probablemente sea que incluye una gran variedad de citaciones que abarcan un gran espacio temporal, aparte de que no solo se centra en la construcción del género, sino que también del sexo. Esto quiere decir que el cuerpo seguramente también sea una construcción social, algo que no se había planteado hasta relativamente poco; por lo que se puede deducir que gracias a autores como Laqueur también se cuestionan esos conceptos.

Tendencias historiográficas

El autor comenta en el prefacio que esta obra surgió a partir de las investigaciones realizadas para hacer una historia del placer femenino y la tentativa de su desaparición pero que, durante el largo proceso que iniciaría en 1977 y gracias a los materiales históricos y médicos consultados, se convirtió en la historia de cómo se construyeron socialmente el sexo y el género, aunque poniendo el acento sobre la construcción del sexo.

La conversión del modelo unisexo al de dos sexos contribuiría a formar un nuevo entendimiento de lo que es el género. Según Laqueur, hay un aumento en la diferenciación de los roles sociales masculinos y femeninos. A la inversa, esta diferenciación de roles y una mayor “delicadeza y sensibilidad” femeninas se ven como signos de progreso moral.

Por lo tanto, podríamos incluir la obra dentro de la historia de las mujeres y de la ideología de género. No obstante, muchos otros historiadores científicos critican a Laqueur y argumentan que los textos antiguos no exponen el modelo unisexo que Laqueur reclama. Por lo tanto, esta obra podría considerarse que va a contracorriente de las tendencias historiográficas recientes.

Conclusión

Personalmente, he encontrado el libro un tanto confuso y difícil de entender. Para que el lector entienda a la perfección a la obra, es necesario que disponga de conocimientos de historia y de ideología de género.

En conclusión, lo que podemos entender de como Laqueur contrarresta las cuestiones que se le plantean al explicar las construcciones del sexo y género es que la historia se ha centrado sobre todo (y erróneamente) en fuentes jurídicas en lugar de en fuentes científicas.

Sin embargo, el libro hace un buen trabajo en explicar como la concepción del género ha ido evolucionando a lo largo de la historia y de cómo esto ha afectado a la situación de la mujer. Desde el inicio, no se veía a la mujer como a una igual al hombre y esa ha sido la mentalidad hasta después de la Ilustración, debido principalmente a los dos modelos que han existido: el unisexo y el de dos géneros. Según el punto de vista de Thomas Laqueur, esta concepción explicaría la posición secundaria que se le impondría a las mujeres en la Civilización Occidental desde el inicio de esta.

A pesar de que hoy en día Laqueur tendría razón, antiguamente las concepciones que se tenían de la mujer hacían que aquella era la norma, por lo que se tiene que estudiar el pasado no como si siempre hubiese sido erróneo, sino que hay que empatizar con las ideas del pasado. 

24 May 2022
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