Identidad Campesina Como Comunidad
Introducción
Como se observa en el proceso de lucha campesina, además de lo que les cohesiona como comunidad, esto es, un modo de vida rural particular y compartido, su identidad se ha robustecido en el accionar de su resistencia, oponiéndose en primer lugar a la identidad nacional, la cual no reconoce sus particularidades y niega por lo tanto su existencia como sujeto colectivo, y segundo, su identidad se ha afirmado en la confrontación por los recursos naturales, la defensa del agua particularmente, contra la identidad extractiva.
Desarrollo
Siendo entonces que las identidades se construyen y mutan a través de procesos histórico-territoriales, la identidad campesina lejos de ser esencialista, ha trascendido la connotación del mero trabajador agrario, y aunque está ligada directamente con la ruralidad que identifica el ser campesino en una relación dialéctica entre el factor productivo y el factor cultural, el factor determinante como colectividad ha venido a ser el conflicto.
Como dice Montenegro, afirmar la identidad es un motor de lucha para las reivindicaciones, siendo el fulcro las amenazas a sus formas particulares de vida generando cuestionamientos por la realidad que irrumpe y reordena las prácticas económicas, sociales y culturales de su espacio concreto. Este proceso de confrontación implica además una relación desigual, y en consecuencia, disputas continuas que van redefiniendo las identidades y procesos sociales, en este caso la desigualdad principal reside en la distribución de los recursos de poder: el derecho, el uso de la fuerza y los espacios de decisión son claros ejemplos en los que las comunidades campesinas han estado en desventaja, sometiéndoles a un régimen de invisibilización institucional histórico, no obstante dentro de este campo de lucha los campesinos han generado nuevas estrategias y repertorios de acción que además de hacer notar sus problemáticas, al articular voluntades y esfuerzos para hacer frente a la resolución de problemas, el impulso de iniciativas propias y la autogestión comunitaria, terminan por reforzar el tejido social y cohesionar su identidad.
Conclusión
Por lo que la preocupación política y jurídica ligada a la identidad o a la cultura campesina no es solo una respuesta sintomática producto del momento histórico, o la puesta en práctica del multiculturalismo y los derechos diferenciales. La reafirmación de la identidad campesina y su reconocimiento como colectivo, significa dotar al derecho de una justicia real, no de forma abstracta, sino que en el desarrollo su vida rural existan las garantías de su dignidad, significa su acceso al agua, al paisaje, a la relación que tienen con su territorio y a la concientización desde todas las esferas de la sociedad de que su existencia como grupo es fundamental.