Identidad Personal en Ricoeur: Mismidad e Ipseidad.
Identidad personal en Ricoeur: mismidad e ipseidad.
Ricoeur tiene como intención alcanzar una comprensión del ser a partir de las múltiples manifestaciones de la existencia. Ricoeur se da cuenta de que el siglo XX está caracterizado por un sujeto humano sin sentido, lo cual es consecuencia del cogito cartesiano. Por lo que, se posiciona entre aquellos que intentan recuperar y reconstruir al sujeto en una nueva subjetividad. Nuestro autor menciona que la laguna más importante concierne a la dimensión temporal (Ricoeur 1996, 106), ya que no se ha tenido en cuenta que el agente del cual depende la acción, tiene su propia historia. Además de que se ha omitido la identidad personal y, para solucionar este problema, Ricoeur apuesta por la teoría narrativa (Ricoeur 1996, 107).
Vemos que, a lo largo de la obra, se pregunta por la identidad personal, es decir, se pregunta por qué es el yo y por cómo voy atravesando el tiempo y sigo siendo yo. Para ello, dirá que es de gran importancia diferenciar dos conceptos que hasta el momento no habían sido diferenciados: mismidad e ipseidad. Esta diferenciación hará que la teoría narrativa alcance su máximo auge. Por ello, la distinción entre mismidad e ipseidad es; por un lado, mismidad es la condición de ser uno mismo, tiene que ver con la cualidad, es decir, los rasgos que tiene una persona que le permite decir que es el mismo en la medida que permanece siendo del mismo modo como lo son los rasgos (huella dactilar, iris, facciones…). Por otro lado, la ipseidad tiene que ver con la cuantidad, es uno con independencia de los rasgos cualitativos, es aquello que perdura en el tiempo y que no está sujeto a cambios.
Para Ricoeur, es necesario que se dé tanto mismidad como ipseidad para que pueda construirse la identidad personal. Es de gran importancia que la ipseidad se dé en el sujeto porque, además, hay una diferencia en cómo se miden mismidad e ipseidad. La mismidad se mide mediante criterios, mientras que la ipseidad se mide por la atestación. La continuidad es la diferencia principal entre la mismidad y la ipseidad. La ipseidad vincula a dos sujetos, gracias a la palabra dada, gracias al compromiso que se establece entre dos agentes. He de decir que, bajo mi punto de vista, la sociedad se encuentra basada en relaciones de compromiso, todas las relaciones que tenemos son compromisos, nos comprometemos con un amigo a mantener esa amistad, nos comprometemos con nuestra pareja cuando le juramos amor eterno… todo lo que conforma al individuo son este tipo de relaciones las cuales se mueven gracias al factor utilitarista que las conforman (esto lo explicaré más adelante), por ello la identidad personal se construye gracias a este concepto de ipseidad que va anclado a la promesa/compromiso.
Dos conceptos importantes que constituyen la mismidad e ipseidad son; por un lado, el carácter que forma parte de la mismidad y es un conjunto de signos distintivos que permiten identificar a una persona. Y, por otro lado, la palabra dada que es un acontecimiento diacrónico, una forma de mantenerse en sí en el tiempo. Como anteriormente he dicho, mi objetivo es centrarme en la ipseidad de la identidad personal de Ricoeur basándome en conceptos de filosofía del lenguaje tanto de Austin como de Searle, por lo que la palabra dada define lo que significa un compromiso, ya que una promesa o compromiso es la realización de un acto de habla, en el que en el presente un sujeto establece un compromiso con el otro de que realizará algo en el futuro, por lo que esto es un acto de interlocución que se tiene que dar entre dos sujetos y esta capacidad de hacer compromisos es permanencia en el tiempo, por lo que esa parte de identidad personal de ese sujeto es inmutable.
Por lo tanto, nuestra identidad personal no puede ser solo mismidad, sino que debe de estar formada por ipseidad también. La ipseidad da seguridad a la hora de permanecer en el tiempo ya que es lo que hace que el sujeto cambie en cualidades, pero no en cuantidades y este anclaje en el tiempo es gracias a los compromisos y promesas que se establecen entre los sujetos mediante esos actos de habla que define Austin. Un aspecto muy importante es lo que anteriormente he mencionado sobre el concepto de atestación, el cual es la continuidad en la ipseidad, esto permite que cuando hay un compromiso o promesa entre dos sujetos se genere un vínculo de crédito y confianza que permite que el día de mañana un individuo le reclame a otro el compromiso que estableció en el pasado, por lo que se generaría una obligación ética al comprometemos con otro sujeto, por ello Ricoeur nos habla del heme aquí (Ricoeur 1996, 119) que es la necesidad ética de responder al otro por la palabra dada, cuenta conmigo.
Austin y Searle: actos de habla
Para Austin al decir algo, hacemos algo (Austin 2016,139) de ahí que su teoría se llame actos de habla, ya que al hablar hacemos cosas como prometer. Austin diferencia tres tipos de actos; locutivos, ilocutivos y perlocutivos. La acción de prometer se encuentra en el acto ilocutivo, ya que tiene la fuerza ilocucionaria, es decir, es el acto que realizamos al decir algo.
El cumplimiento de la promesa parece constituir un desafío en el tiempo, una negación al cambio (Ricoeur 1996, 119)
Un matiz que hay que añadirle a la definición de promesa de Ricoeur es que, cuando se establece una promesa entre dos sujetos, no solamente se crea un vínculo, sino que para que esta relación se consiga llevar acabo es necesario que haya un receptor que escuche el compromiso que profiere el emisor y que, además, lo admita. Esto quiere decir que el oyente tiene que ser consciente de que el hablante está emitiendo una promesa y tiene que admitirla.
Para que esta promesa se pueda llevar acabo, además de tener que ser admitida por el oyente, deben de cumplirse una serie de condiciones tanto externar como internas, las cuales son condiciones para que una promesa (tanto sincera como no sincera) se pueda llevar acabo; por un lado, las condiciones externas son normas que tienen que ver con las convenciones, el uso del lenguaje e incluso con el sonido. Sumarle que debe de establecerse en unas condiciones adecuadas, ya que en un acto matrimonial es menester que haya una persona cualificada para poder llevar a cabo el enlace. Por otro lado, las condiciones internas basadas en las reglas constitutivas de Searle (1990) son la que exigen al sujeto que se compromete ser consciente de lo que está haciendo, ya que se incurre en una obligación, asumiendo una relación con el otro. El sujeto tiene que, en condiciones normales desear que el otro reconozca que tiene la intención de comprometerse.
Cuestiones a resolver
Conforme he ido ahondando en el concepto de promesa de Ricoeur, el cual forma parte de la identidad personal, me he ido planteando una serie de cuestiones, las cuales intentaré ir resolviendo, o por lo menos dar una posible respuesta.
La primera cuestión que me surgió fue: ¿Cómo entendemos que tiempo después de haber realizado una promesa, la persona que en su día la realizó ahora tiene una obligación de cumplirla? Como respuesta diría que, esta obligación está ahí porque gracias a la ipseidad, que forma la identidad personal, hay una continuidad de la persona a lo largo del tiempo. Continuidad física o psicológica que hace que la persona que emitió las palabras en un momento sigue siendo la misma persona que después se le exige cumplirla, entonces la idea de la obligación resultante en la promesa se apoya en una concepción de la identidad personal. Si no hay identidad personal no se vincularía la promesa y, a la hora de entender en qué consiste la identidad persona es donde empiezan todos los problemas de Ricoeur. Ya que, por ejemplo, Parfit (1986) afirma que no hay una identidad personal, si sólo hay mismidad y no hay ipseidad se cumpliría el que no hubiese identidad personal, pero, sin embargo, para Ricoeur es menester que se dé la ipseidad ya que es fundamental en la identidad personal, además de ser el suelo madre de la promesa. Sin la promesa no podría darse la identidad personal y por ello no podría establecerse la teoría narrativa que sostiene Ricoeur. Y no habría más compromiso que si tú mantienes la voluntad de cumplirlo, pero la voluntad de cumplirlo como fenómeno psicológico natural que acontece en ti a lo largo del tiempo y desaparece al igual que se olvida que ayer tuve tal experiencia pues, desaparece en ti el deseo de cumplir tal promesa y el hecho de que ese deseo de cumplir la promesa que estableciste con el otro sujeto me lleva a pensar: si desaparece el deseo de cumplir la promesa, el vinculo que se crea entre dos sujetos se rompería pero entonces:
¿Por qué sigue habiendo una obligación incluso cuando no deseas cumplir la promesa? Para intentar responder a esta pregunta pondré un ejemplo, imaginemos que me comprometo con mi madre a que me voy a presentar a un examen, en ese momento se crea un vínculo entre nosotras. Si yo me comprometo con mi madre a que me voy a presentar al examen, es como si le estuviera diciendo que mañana voy a desear presentarme al examen, pero ¿mañana voy a desear presentarme al examen? No porque me apetezca, sino porque me he comprometido a que mañana voy a tener el deseo adecuado al compromiso que he realizado.
Por lo que, deduzco que seguimos teniendo esa obligación, incluso cuando no deseamos cumplir la promesa, porque hemos creado ese vinculo con otro sujeto que nos ancla, ya que cuando sabemos que tenemos un compromiso y no queremos realizarlo nos nace un remordimiento, una especie de angelito que nos dice que tenemos tal obligación y que debemos de realizarla, esto se debe a que cuando nosotros nos comprometemos con otro sujeto le estamos dando una parte de nuestra autonomía, por lo que, le estamos dando un motivo por el que confiar en nosotros, y al romper el compromiso ese trozo de autonomía se lo arrebatamos y con ello conseguimos que deje de confiar en nosotros.
Esta última cuestión me hace preguntarme por la obligación, es decir, ¿de dónde resulta esta obligación moral? Resulta del compromiso que el individuo establece con el otro por el cual dice mañana no solamente estará ahí para comprobar cuales son mis deseos y actuar en consonancia con ellos, sino que mañana yo respondo ante ti: heme aquí. Un ejemplo de una persona que no responde ante lo que cumple es Hyppolytus cuando dice: Lo juro mi lengua, pero no lo juro mi corazón (Austin 2016,54). Hyppolytus es el que no reconoce el compromiso, no responde ante ti, personas como Hyppolytus no tienen intención a la hora de prometer algo, y este tipo de personas se consideran, por la sociedad, sinvergüenzas ya que no hay un reconocimiento de la dignidad del otro a través de la palabra. Este tipo de personas rompen el compromiso y no tiene la obligación de cumplirlo debido a que el compromiso lo establecieron sin intención, por lo que, a mi parecer la identidad personal define al sujeto por los compromisos que establece y por la capacidad de cumplirlos cuando estos son reclamados.
Conclusión
A modo de conclusión quiero, primero, decir que lo que he buscado realizar en este ensayo es ahondar en el concepto de promesa que tiene Ricoeur dándole matices de la teoría de los actos de habla de Austin para así poder ampliar y llegar a comprender mejor el concepto con relación a la identidad personal. La identidad personal no puede ser solo mismidad ya que es lo cambiante del sujeto, se necesita la ipseidad, aquello que permanece en el tiempo y que hace que la esencia del sujeto no cambie, por lo que en la identidad personal, a mi modo de ver, prima la ipseidad sobre la mismidad ya que debe de haber algo que no cambie para que lo demás pueda seguir construyéndose, y aquello que no cambia son los compromisos que establecemos con otros sujetos debido a que es lo que hace que nos auto-obliguemos a permanecer, es esa autonomía que damos que hace que el otro sujeto confíe en nosotros cuando se nos reclame tal compromiso. Cuando el compromiso se rompe, tal y como lo hace Hyppolytus, la autonomía se la quitamos y esa persona dejará de confiar en nosotros por lo que, esa identidad personal se ira configurando en la desconfianza de los demás sujetos hacia tal persona. El compromiso es una cuestión de cálculo, ya que se tiene que valorar si realmente nos conviene cumplir tal compromiso, por lo que, son relaciones utilitaristas, ¿yo mañana voy a necesitar algo de esa persona?
Cuando el sujeto rompe compromisos también hay que tener en cuenta que condiciones llevan al sujeto a romper tal compromiso ya que en muchas situaciones los compromisos se rompen, pero hay que tener en cuenta que pueden acontecer hechos mucho mas relevantes que el compromiso establecido por lo que se rompería, pero por una causa mayor, por ello creo que las condiciones de ruptura siempre tienen que ser mayores al compromiso. Normalmente cuando esto ocurre el sujeto que rompe el compromiso como tiene la obligación de realizarlo y sabe que ha roto ese vínculo pide perdón al otro sujeto para así no ganarse la desconfianza y dar constancia de que ha querido responder ante el compromiso, pero han ocurrido acontecimientos mayores para que este no haya podido llevarlo a cabo.