Importancia de Solución de Conflictos entre Profesor y Alumno para el Proceso Educativo Armónico
El video nos muestra un conflicto entre un profesor y un estudiante, éstos se encuentran un centro educativo de secundaria, más concretamente en el pasillo tras a ver sonado la sirena. El estudiante se encuentra con la cabeza apoyada en una puerta cuando el profesor se le acerca y le rápidamente le ordena “oye pa´clase” y acto seguido sin dejar que el estudiante hable pregunta “¿A qué clase tienes que ir?”. Podemos analizar viendo la situación, que el estudiante al estar con la cabeza apoyada en una puerta no se encuentra del todo bien, el cual no reacciona adecuadamente ante la insistencia del profesor porque éste vaya a su clase. El tono del profesor no transmite preocupación ni interés por si hay alguno motivo por el cual el estudiante aún no ha ido a clase, por el contrario, si vemos prisa porque éste vaya a su clase lo antes posible. Es por ello que el estudiante estalla y es ahí cuando se inicia la discusión entre ellos.
Otras estrategias específicas de intervención que podría haber utilizado el profesor para obtener mejores resultados son la Bola de Cristal y el Teléfono Rojo. La Bola de Cristal se trata de una “bola mágica” que tenemos todos los profesores, aunque por desgracia no siempre usamos, que nos permite ver todas las cosas buenas que le van a pasar a un alumno en el corto-medio plazo. Por ejemplo, el profesor podía haberse acercado al estudiante y decirle “Carlos, no me puedo creer que aún tú, con lo bien que llevas este curso estés todavía en el pasillo y no en la clase.” O “Carlos, no me puedo creer tu aún estés en el pasillo con lo responsable y puntual que eres tú.” Al dirigirnos al estudiante con un tono más tranquilo, esperando de él un buen comportamiento con un pequeño halago hacemos que el alumno baje la guardia y tenga una actitud más receptiva al diálogo o a seguir las normas que es ir a clase. El Teléfono Rojo consiste en otro de esos ‘elementos mágicos’ que todos los profesores tenemos y que nos permiten plantear un número ilimitado de posibles soluciones a la situación de conflicto. Tal y como ocurre en las películas, el teléfono rojo nos da línea directa con el ‘presidente’, es decir, con quien necesitemos. La estrategia consiste en hacer presente-visible en la situación a un ‘tercero’ (real o imaginario) que va a representar el papel que necesitemos. Una de las posibilidades en el terreno de las estrategias de ‘enfriamiento-acercamiento’ es construir un contrapeso a nuestro papel de ‘profesor que ayuda’ (sería una variante del clásico policíaco ‘poli bueno- poli malo’). Por ejemplo, para este caso en particular podríamos decirle al estudiante “Pero Carlos ¿No sabes que hoy ha venido el inspector del centro? Corre para la clase que no quiero que te vea aquí y te llame la tensión. Ya me dijo esta mañana que todo al que viese fuera de clase lo quería ver en su despacho.”
Algunas de las estrategias específicas de intervención que utiliza el alumno que no sabe contrarrestar el profesor son cuando el profesor se dirige por primera vez al estudiante y este no contesta, el profesor ante la ausencia de respuesta por parte del alumno decide tocarle. Opino que hay que tener mucho cuidado con el contacto físico a los estudiantes, y en tal caso de tocarlos siempre con afecto y desde la calma. Cuando el profesor toca al estudiante este se vuelve muy agresivo y gritando dice “¡qué no me toques!”. Ante esta situación opino que es mejor usar estrategias de evasión, ya que el conflicto ha comenzado con un grado de agresividad muy elevado por parte del alumno y lo mejor es darle espacio para que se relaje y luego volver a intentar solucionar el problema con otra estrategia. El Teléfono Rojo nos ayuda a abandonar la escena, no sin antes advertir a los alumnos que ‘retomamos este tema en un momento’. Pasado unos minutos podemos intentar redirigir la situación con la estrategia de enfrentamiento, Mister Marshall. Consiste en construir un papel que permita visualizar al implicado las consecuencias futuras de un conflicto desequilibrado por la diferencia de poder entre el profesorado y el alumnado. Se hace dejando al profesor o profesora “al margen del sistema” de expedientes y sustituyendo este por un real o imaginario entramado en el que el profesor o profesora reparte privilegios o evita sanciones. En este caso en particular, el profesor podría acercarse de nuevo al estudiante después de darle el tiempo para tranquilizarse y decirle “¿Cómo me dijiste que te llamabas? ¿Carlos? Bien Carlos, no me puedo creer que de todos los profesores de guardia te tenga que encontrar precisamente yo que estoy en la Comisión… que organiza… ¿Tú no te das cuenta que si no colaboras no voy a poder darte la autorización para …?”.
Para concluir me gustaría aportar que es muy importante tener muy presente e interiorizadas estas estrategias que nos ayudan a evitar y resolver situaciones de conflicto ya que cuando desgraciadamente se crean debemos mantener la calma y actuar con la cabeza fría para recordar todas ellas y decidir la más adecuada para solucionar el conflicto.