Jean Jacques Rousseau, Contrato Social

La voluntad general siempre está determinada para el público, pero a la hora de elegir esta voluntad, no siempre tienen este equilibrio. Se quiere tener un bien común pero muchas veces este es desconocido. Muchas veces no existe diferencia entre la voluntad de todos, que vendría a ser la privada, y la voluntad general. Entre el pueblo, suele haber diferencia a la hora de concordar siempre cual es el bien común. Si estos no se comunicaran entre sí a la hora de elegir la voluntad general siempre saldría el bien común. Sin embargo, el pueblo puede reunirse en diferentes asociaciones que si bien tienen un voluntad común, es privada respecto al Estado y solo sumarían una diferencia y una opinión particular. Para poder alcanzar una mayoría con voluntad general que sea común al Estado se debe reducir las asociaciones que permiten que exista una sociedad parcial. O en su defecto multiplicar el número de estas para que, así como resultado de la aparición de la voluntad general.

La soberanía se compone por el poder que la naturaleza da al cuerpo político y debe ser regida por la voluntad general. El soberano, dentro del manejo de la soberanía, puede pedirles a los ciudadanos que presten servicios al Estado, pero si solo es para un bien común ya que no se le puede pedir algo que sea solo para el bien individual del soberano. Además, el ciudadano cumplirá este ya que no solo es para un bien común sino para su propio bien ya que, aunque es inevitable siempre estará viendo para él, como se hace en las votaciones que en ese bien común que se quiere también se incluye el bien individual que se quiere y se vota más por el bien de cada uno que se espera que sea el común. Esto incluye también al soberano ya que a pesar de que gobierna a todos los ciudadanos y por eso ya tiene un rango superior, esto no quiere decir que no se rige también por el pacto social y que debe de ver por todos los ciudadanos ya que en el momento que esto no sea así su poder será incompetente. De la misma manera, hay que dejar en claro que cada uno de los ciudadanos con el pacto social, a pesar del bien común, gozan de libertad y de bienes individuales que esto no se ve interrumpido por este pacto, solo han mejorado su vida. A pesar de que han entregado su vida al Estado para que la proteja y que cuando tienen que defender al Estado, esto será devuelto por él viendo por su bien.

Dentro del contrato social, viene regido que para que un ciudadano esté protegido, no solo por el Estado sino también por otros miembros contratantes, deba ponerse en riesgo por el Estado cuando sea debido. Además, si uno de los ciudadanos pone en peligro la vida del resto no solo está incumpliendo con el pacto, sino que se está convirtiendo en enemigo de la patria. El contrato queda roto en el momento en el que se realizan juicios y se lo declara culpable de su acción contra otros ciudadanos y no se lo juzga como miembro del pacto social sino más como un enemigo del Estado. Las condenas solo se pueden realizar por el Soberano, aunque es un poder que puede realizar sin haberlo hecho él mismo. Respecto a la eximición de alguien a quien se ha considerado culpable solo lo puede realizar el soberano, quien está por encima de la ley y de los jueces. En un Estado bien gobernado, esto no es casi necesario ya que casi no hay culpables de delitos. Cuando el Estado decae, el número de delincuentes aumenta. En el Estado romano la concesión de la eximición no era realizada ya que el pueblo no lo permitía, pero según concluye Rousseau, se debe dejar en manos de hombres justos que jamás han tenido que estar en manos de que se les haga eximiciones a ellos.

El pacto social debe tener constancia y forma mediante las leyes. Pero estas leyes que rigen el pacto social son las leyes de Estado que se diferencian de las leyes de la naturaleza. Las leyes con relación a los ciudadanos no los tomas como a individuos sino como a cuerpos que realizan acciones que tampoco se consideran esto sino más bien abstracciones. Las leyes pueden hacer diferentes cosas, pero entre esas no pueden introducir dentro del Estado a miembros ni en un gobierno real con sucesión hereditaria nombrar a un rey o a la familia real ya que son acciones individuales y por lo tanto no son de su incumbencia. Por lo tanto, todos los Estados que se encuentran regidos por las leyes, Rousseau los llama repúblicas. El pueblo es quien debe regular estas leyes, aunque a veces el pueblo no sea consciente de cuál es el bien. Para ello, es necesario que tome conciencia de cuál es el bien común y que no se encamine al individual. Por esto, cada ciudadano debe ayudarse para con el otro ya que lo que unos ven otros no pueden verlo por estar cegados a su bien particular.

A la hora de decidir las leyes que beneficien a todos los ciudadanos, se debe buscar a una persona que sea capaz de ver las necesidades de cada individuo y de ahí realizar las leyes y no solo guiarse por su propio bien. Esto, según dice Rousseau, son las leyes dadas por dioses. El legislador, debe ser capaz de unir a todos los ciudadanos para que unan sus fuerzas y se establezcan sólidamente dentro del Estado. Debe ser la persona que mire por el bien común y no por su propio bien, como lo haría el soberano. Además, es el pueblo quien normalmente decide que leyes crea y no permite que nadie le imponga ninguna porque el hombre es antes que las leyes y, por eso, el legislador no puede utilizar la fuerza para intentar imponerlas. Así, para conseguir que el pueblo cumpla las leyes que el legislador cree mejor para él, se ha dicho que estas provienen de los dioses. Por eso, se dice que la religión y la política siempre terminan relacionadas.

El legislador a la hora de proclamar las leyes debe de tener en cuenta si el pueblo será capaz de aceptarlas de manera grata y de soportarlas. Ya que a medida que el pueblo se va agrandando, es más difícil de poder gobernarlo. Esto, además, del tiempo que va pasando hace que el legislador tenga mayor dificultad en ello porque el pueblo viene con una libertad y con costumbres que una persona que viene nueva a ponerse a cargo del pueblo tiene difícil quitar. Aunque, si dice que ha habido ejemplos en la historia en las que el legislador o soberano si se ha impuesto por encima del pueblo y consiguió su disciplina, pero eso supuso que se le quitará su libertad. Para ello, concluye Rousseau, que como en las leyes de la naturaleza, los hombres tienen también un ciclo de madurez: niñez, juventud y adultez; en el que se debe disciplinar al Estado en la fase correcta para que esta se deje disciplinar y que no ocurra ningún ápice de rebeldía contra esta disciplina.

Continuando con lo anterior, dice Rousseau que una nación para que se pueda gobernar debe tener un tipo de medida, no puede ser ni muy grande ya que no se podría gobernar, ni muy pequeño que no se sostendría por sí solo. Como ejemplo, están los imperios que siempre quisieron extenderse sin darse cuenta de que era mejor un imperio pequeño que se pudiera gobernar. Ya que si este es demasiado grande no lo puede gobernar por si solo el emperador y tendrá que acudir a administrativos que lo ayuden al mando de diferentes zonas del imperio. Además, estos administrativos verán el estar a cargo de alguna zona algo positivo ya que poco a poco podrán quitarle poder de gobernar al completo al emperador, ya que el gobernador no tiene un contacto constante con su pueblo y por lo tanto los administrativos son los que deciden como se gobierna esa zona. Eso hace que los ciudadanos muchas veces estén inconformes. A pesar de esto, la extensión de un pueblo dependerá del nivel de vida que se ofrezca en él y, por lo tanto, las leyes que dictará el emperador no deben basarse solo en un momento. Y el pueblo debe tener también en cuenta que las leyes se decidirán según el bien común no individual. Un pueblo ideal sería en el que todos los miembros se conocen y se ayudan entre ellos.

Siguiendo con la extensión, se habla de las dos maneras en las que se puede medir un cuerpo político, con el número de ciudadanos que componen el pueblo o con la cantidad de tierras que se tienen. Se dice que estos dos elementos están muy relacionados ya que quien gobierna es el hombre y dentro del Estado la supervivencia del pueblo depende de la extensión del terreno. Además, que existe el conflicto de la posesión de las tierras, cuanto más terreno posea un hombre, mayor será su poder. Por lo que para que el hombre pueda proteger lo que es suyo deberá aliarse con los otros y así unirán sus poderes. Sin embargo, los propios gobernadores entran en conflicto con otros por ver quien posee más extensión de tierra.

Los diferentes sistemas de legislación se componen por dos cualidades que cada persona debe tener dentro de la sociedad. La igualdad y la libertad. En el caso de la primera, dice que todo ser humano es igual y que ninguno debe ser menos que otro y mucho menos ser menospreciado por el otro, de aquí, viene derivada la libertad. Todos los ciudadanos la tienen y no se le puede quitar a ningún ciudadano. La formación del Estado es sólida si la legislación está constituida y en la que todos los miembros están de acuerdo con lo que se decida. Si existe cualquier tipo de engaño hacia los miembros, el Estado puede destruirse y con ello sus ciudadanos. 

08 Jun 2021
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