La Actividad Física Y Al Estimulación Del Cerebro
Para exprimir al máximo las capacidades cognitivas, es necesario estimular el cerebro. El aporte de flujo sanguíneo proporciona el oxígeno necesario para que se den los procesos cerebrales como la memoria, atención o lenguaje. Existen varias maneras de estimular el cerebro: por un lado, estarían las formas más naturales y menos invasivas como leer, meditar o hacer ejercicio; y por el otro, se encuentran los procedimientos médicos y quirúrgicos como la estimulación cerebral profunda, que consiste en implantar electrodos en ciertas partes del cerebro. Este procedimiento solo se usa para tratar enfermedades como la epilepsia o el Parkinson.
Desarrollo
Hay una actividad que ha llamado la atención de los investigadores tanto por su capacidad para estimular el cerebro como por sus beneficios en la salud: es el ejercicio físico. Por todas esas razones, a continuación se comentará qué efecto tiene la actividad física en el cerebro.
Es capaz de crear nuevos vasos sanguíneos en el cerebro
De la misma manera que la actividad física provoca cambios en los músculos, también se producen adaptaciones en el cerebro. Una de esas adaptaciones es la creación de nuevos vasos sanguíneos por toda la corteza cerebral.
El aumento de la vascularización se conoce como efecto angiogénico y es un factor de protección frente al envejecimiento cerebral. Esta adaptación al ejercicio es muy importante, ya que ayuda a distribuir mejor el oxígeno y los nutrientes, y por tanto, fortalece los procesos cognitivos.De acuerdo con un estudio publicado en la revista American Geriatrics Society realizado con personas jubiladas, aquellas que eran más activas mostraban mejor funcionamiento cognitivo y mayor índice de perfusión cerebral.
Produce nuevas conexiones entre neuronas
El ejercicio físico también es capaz de estimular creación de conexiones entre neuronas, con lo que aumenta el grosor de tejido cerebral. Pese a que no hay conclusiones definitivas todavía, ciertos estudios revelan que el ejercicio físico suave puede aumentar el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF por sus siglas en inglés), un gen implicado en la creación de tejido cerebral.
En un estudio publicado por la Universidad de Illinois se descubrió una relación positiva entre la capacidad aeróbica de personas de mediana edad y la densidad del tejido cerebral. Por tanto, las personas con una buena condición física tienen cerebros más sanos.
Protege frente a enfermedades neurodegenerativas
La práctica regular de ejercicio tiene beneficios a corto plazo, como un aumento de la oxigenación en el cerebro o del bienestar, pero también sus beneficios se pueden notar a largo plazo. En este sentido, la actividad física es un factor de protección frente a enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. De acuerdo con un estudio publicado en la revista The Lancet Neurology, la probabilidad de sufrir Alzheimer era significativamente menor en personas mayores que habían sido activas durante la edad adulta. Por el contrario, aquellas que habían llevado un estilo de vida sedentario mostraban un mayor índice de riesgo.
Potencia la eficiencia en las funciones ejecutivas
La actividad física produce una estimulación en todas las áreas cerebrales, pero hay una parte que es más sensible a este efecto: la corteza prefrontal. Esta región del cerebro se encarga de los procesos cognitivos superiores como el razonamiento, la planificación o el control de la conducta. Es la zona que más tarda en madurar, y la primera que se ve afectada por el envejecimiento cerebral.
La actividad física tiene la posibilidad de optimizar los procesos controlados por la corteza prefrontal. Ejemplos de estos procesos que se ven beneficiados por un estilo de vida activo serían el tiempo de reacción ante estímulos y la memoria de trabajo. Esta última es la capacidad de recordar la información mentalmente mientras se realiza una tarea.
Conclusión
El cerebro es uno de los órganos más importantes; sin su correcto funcionamiento, la persona no puede sobrevivir. Por ello, es de vital importancia cuidarlo y procurar que esté sano. Llevar una serie de hábitos saludables es un primer paso para conseguir que el cerebro se mantenga saludable. Esto incluye una dieta sana y equilibrada, tener suficientes horas de sueño y realizar ejercicio físico a diario. Todos esos cambios repercutirán positivamente en la salud tanto a corto plazo como a futuro, durante la vejez.