La Delincuencia Juvenil: Un Fenómeno Común
La delincuencia juvenil es un fenómeno social que ha tenido lugar en diferentes etapas de la historia y que ha sido estudiado de manera interdisciplinar a través de la criminología, la sociología, la antropología, la psicología, la biología, etc. sin embargo, en las últimas décadas, este se ha agudizado, presentando un aumento cuantitativo y cualitativo que lo ha convertido en un problema que atenta contra las buenas costumbres y las normas establecidas por la sociedad, por lo que se ha hecho necesario la persistencia en el tema, profundizando así en su estudio.
En principio, se revisarán las bases teóricas en la que se sustenta la delincuencia de menores, con el objetivo de conocer y entender su importancia e implicación social, a la par que se abordarán los principales factores involucrados en la aparición del comportamiento delictivo, en especial de los adolescentes, para llegar a comprender qué los impulsa a manifestar estas conductas. A propósito de ello, se considera necesario ahondar en el período de la adolescencia, caracterizado por grandes cambios físicos, emocionales, psicológicos y sociales, que se presenta como un importante factor de riesgo para la aparición de las conductas antisociales y desviadas, aún más si se encuentra condicionado por el antecedente de una infancia marcada por abusos y/o falta de atención de la familia.
En segundo lugar, se hará alusión a los diferentes estilos de vida de la sociedad actual, que desorienta a los jóvenes, convirtiéndolos irremediablemente en sujetos inadaptados, víctimas de la discriminación y de la modernización, donde la escasez de oportunidades, el fácil acceso a las drogas, la desestructuración del tejido familiar, la creciente competitividad, etc., propicia que estos chicos opten por la delincuencia en respuesta a una frustración social y como mecanismo de supervivencia. Además, se dará una visión general acerca de la llamada Sociedad de la Información, donde las formas de interacción social están mediadas por el uso y consumo de las nuevas tecnologías, habiéndose establecido así un proceso de transformación que ha influido decisivamente en las prácticas sociales de los individuos. Ha sido también de interés, profundizar en la evidente escasez de principios éticos en los adolescentes de hoy, consecuencia de la insuficiencia del rol educativo en la transmisión de valores, demostrándose que la ausencia de estos conlleva al mal comportamiento
Así mismo, se destaca la descripción del perfil del menor infractor y los tipos de delincuencia existentes, llegando así al conocimiento preciso de sus características, para el posterior implemento de estrategias y herramientas adecuadas de prevención e intervención en cada caso, que aboguen por la contención y/o erradicación de las conductas antisociales y delictivas en los adolescentes, las que constituyen una amenaza potencial para el buen funcionamiento de la sociedad.
En general, se abordará este fenómeno con sus características e implicaciones para el propio individuo y para toda la sociedad, y se proponen algunos procedimientos de actuación que supongan el incremento de la conciencia social en el ámbito familiar, educativo y comunitario, para dotar a estos chicos de los valores y las competencias sociales necesarias en pro del desarrollo adecuado de sus conductas.
Para abordar esta temática se empleó una metodología teórico-conceptual mediante la revisión, investigación y el análisis de las diversas fuentes de información desglosadas en revistas, documentos, libros, publicaciones, estudios, páginas web, investigaciones internacionales, entre otras, sobre la Delincuencia Juvenil como parte de una nueva civilización de conflictos familiares, de cambio social y de desarrollo económico de una sociedad globalizada que lleva a reflexionar sobre la violencia y su relación e impacto en la juventud. Una primera parte fue de identificación del tema a abordar, junto al establecimiento de los apartados a incluir, seguida por la revisión exhaustiva e integradora de la bibliografía existente y el análisis e interpretación de la misma, favorecida por los conocimientos previos adquiridos a lo largo del Máster.
El presente trabajo está enfocado hacia un correcto desempeño de la práctica profesional, ya que permite que los conocimientos y experiencias adquiridos en esta área, puedan ser aplicados posteriormente al campo laboral. Se trata de un reto que se traduce en una gran oportunidad para demostrar aptitudes y para el incremento de competencias profesionales.
1.1.2 Objetivo General
El objetivo general del presente trabajo es profundizar en el fenómeno de la delincuencia juvenil como un mal social que es necesario combatir para el adecuado desarrollo y funcionamiento de la sociedad.
1.1.3 Objetivos Específicos:
Entender de manera específica los factores implicados en la aparición de las conductas desviadas en los adolescentes, conocer qué los impulsa a manifestar estos comportamientos, buscar propuestas y estrategias de prevención orientadas hacia la mejora de la calidad de vida del adolescente y de la población en general. Todo ello en el mejor interés de aplicar los conocimientos adquiridos en el ámbito profesional.
1.1.4 Justificación teórica
La delincuencia juvenil constituye uno de los problemas criminológicos más importantes a escala internacional desde el siglo pasado, y se ha incrementado con el paso del tiempo, llegando a convertirse en un mal que afecta no solo al propio sujeto que hace parte del delito, sino que implica a toda la sociedad. A lo largo de la historia, se han planteado diversas teorías para explicar su origen, desde varios enfoques y corrientes científicas, basadas en investigaciones empíricas y estudios comprobados, diferenciándose en varios grupos según las características de cada una.
Algunas explicaciones biológicas y bio-sociales con antecedentes en los fisionomistas del siglo XVIII, afirmaban que el comportamiento delictivo era causado por algún mecanismo interno del individuo. Se consideraba que los rasgos faciales de los humanos lograban revelar su personalidad y por consiguiente sus tendencias criminales. También hubo consideraciones que se inclinaban hacia un componente hereditario de la delincuencia, señalando que esta se transmitía biológicamente de padres a hijos, aunque no se pudo determinar el modo en que estos factores hereditarios marcaban el comportamiento. Lo cierto es que estas teorías se sustentaban sobre estudios muy débiles en términos de comprobación y lógica científica, pues no consideraban que algunos rasgos criminales pudieran ser aprendidos o resultado de una reacción social. (Blanco, 2020) ver el año de esta referencia
Es importante aclarar que no existe ninguna teoría que pueda explicar de manera definitiva este fenómeno, por lo que aún las investigaciones se mantienen abiertas. Como parte de la revisión literaria llevada a cabo en este trabajo, se pretende describir concretamente algunas de las que son más utilizadas en la actualidad para explicar la delincuencia juvenil, dejando de lado su total evolución histórica para obtener una visión más completa del tema objeto de estudio.
Teoría de la tensión
Esta teoría tiene sus orígenes en los trabajos de Emile Durkheim en el siglo XIX y de Robert K. Merton a mediados del siglo XX, siendo revisada más tarde por Robert Agnew (1985 y 2012). En su formulación actual esta sugiere que la frustración, la ira o cólera son sentimientos negativos que pueden ser provocados por la tensión, y que la delincuencia puede llegar a ser la manera de evacuar dichos sentimientos. En el lenguaje contemporáneo la palabra comúnmente empleada para describir este estado suele ser estrés. Esta teoría explica que la frustración de no poder alcanzar objetivos como el dinero, el estatus, las sensaciones fuertes y emocionantes propias de la etapa de la adolescencia, la autonomía, entre otros, puede generar ira y que esta podría ser liberada a través de la comisión de un delito. A su vez, otra explicación que se da, es acerca de la presencia de ciertos estímulos negativos como el rechazo, los abusos o negligencia por parte de los padres, el maltrato escolar o discriminación de otros compañeros, la ruptura de una relación amorosa, etc., o bien la ausencia de estímulos positivos como las buenas relaciones con los padres, amigos y profesores, también puede convertirse en una fuente de frustración e ira que muchos jóvenes sienten que pueden canalizar a través del delito.
La teoría de la tensión intenta proporcionar explicaciones que determinan algunas causas de la aparición de actos delictivos en los adolescentes, sin embargo, esta puede generar ideas contrapuestas, como es el caso de que la posibilidad de que cada circunstancia descrita, es decir, los objetivos no alcanzados y la aparición de estímulos negativos o la ausencia de estímulos positivos, en lugar de conducir a la comisión de delitos como escape a una frustración, se manifieste a través de comportamientos que puedan beneficiar a la sociedad en su conjunto, como cooperar en actividades voluntarias, empatizar con otras personas, participar en actividades convencionales, etc., de modo que estos actos resulten beneficiosos en lugar de perjudiciales.
Teoría del Aprendizaje Social
Esta teoría tiene su origen en la primera mitad del siglo XX, formulada en principio por el criminólogo Edwin Sutherland (1947), posteriormente estuvo bajo la influencia de los trabajos de Albert Bandura y finalmente fue actualizada por Robert Burgess y Ronald Akers. En esta se explica que todo comportamiento es aprendido y como tal, el comportamiento delictivo también lo es, considerándose que los adolescentes que tienen amigos desviados están más implicados en la delincuencia que aquellos que no los tienen. Sin embargo, las investigaciones no permiten dilucidar si los amigos delincuentes realmente causan la delincuencia o si el hecho de estar implicado en estos actos lleva al sujeto a relacionarse con personas de la misma condición. Como modelos que promueven el aprendizaje de los comportamientos delictivos según esta teoría se encuentran los grupos de personas más cercanos al individuo, llamados grupos primarios y los medios de comunicación masiva. En el primero destacan la familia, los amigos y compañeros de clase, así como los vecinos del barrio; y entre los medios de comunicación masiva destaca la influencia de Internet, los videojuegos, los teléfonos inteligentes, el cine y la televisión.
Teoría del control
Esta teoría fue desarrollada por Travis Hirschi en 1969, y fue conocida como teoría del control social o de los vínculos sociales. Esta fundamenta que los vínculos sociales principales son el apego, el compromiso, la participación y los valores, y que estos actúan como barreras o controles que impiden o dificultan la comisión de actos antisociales. Según esta teoría, los adolescentes menos proclives a la delincuencia serían aquellos que tienen vínculos con la sociedad convencional. En 1990, el mismo desarrollador de la teoría del control social, conjuntamente con Gottfredson elaboró una segunda teoría conocida como teoría del autocontrol, indicando que las personas con un nivel de autocontrol bajo son más susceptibles en ceder a la tentación que les provocan las oportunidades de cometer delitos, y para ello han corroborado que los delincuentes tienen dificultades para diferir las gratificaciones. En este sentido, esta teoría cobra especial importancia tomando en consideración que los delitos comunes producen beneficios inmediatos, aunque a largo plazo puedan engendrar consecuencias negativas. El nivel de autocontrol estaría fuertemente influenciado por la educación recibida durante la infancia y permanecerían relativamente estables a lo largo de la vida.
Teoría del etiquetamiento
Esta teoría está inspirada en el interaccionismo simbólico y estudia la reacción social a los comportamientos desviados, es decir, la manera en que la sociedad responde a estos comportamientos. La propia existencia de normativas asume que la comisión de actos delictivos constituya una violación y, por consiguiente, quienes cometan estos actos serán catalogados con la etiqueta de delincuentes.
Explica que la percepción de un individuo se forma en interacción con los otros y en muchas ocasiones las personas acaban comportándose según la manera en que son percibidas. Los adolescentes en conflicto con la ley según esta teoría, serán etiquetados como delincuentes y percibidos como peligrosos o problemáticos, y en consecuencia suelen ser rechazados por quienes los rodean, pudiendo provocar que estos lleguen a aceptar su etiqueta de delincuente y que persistan en estas conductas e incluso, que haya un incremento cuantitativo de los delitos cometidos. Esta reacción de rechazo por parte de la sociedad condiciona a los adolescentes a buscar amigos entre grupos con sus mismas características, limitándose así su posible vínculo con los miembros de la sociedad convencional.
En torno al año 1990, los investigadores ya disponían de datos suficientes para elaborar disímiles teorías sobre la evolución de la delincuencia, llegando así al desarrollo de otras tales como, la Teoría del curso de vida, que separaba la delincuencia en dos modelos, en primer lugar, limitada a la adolescencia y como otro modelo, la delincuencia persistente durante toda la vida. Para explicar las características de estos dos grupos se propuso otra hipótesis, llamada, Teoría General de la delincuencia juvenil, que combinaba supuestos de otras teorías e investigaciones empíricas. También se elaboraron otras denominadas Teorías Situacionales, Teorías de las actividades cotidianas, entre otras.
La naturaleza evolutiva de la delincuencia, en alguna medida, fue olvidada por las teorías tradicionales, por lo que los nuevos teóricos intentaron explicar cómo se produjo y se desarrolló este fenómeno desde los primeros años de vida, llegando a plantearse que los comportamientos más graves se van gestando desde edades tempranas, considerándose que las experiencias familiares y ciertas predisposiciones individuales generan conductas desadaptativas en el sujeto, incluso antes del acceso a la educación escolar, siendo estos comportamientos, el primer antecedente de la actividad criminal.
Como se puede apreciar, han existido numerosas aportaciones a través de diversos estudios llevados a cabo por varios autores, científicos e investigadores, que han contribuido al desarrollo y análisis de la delincuencia juvenil. De este modo se ha logrado superar muchos retos, dar significado a los hechos y dirigir el trabajo de prevención e intervención de las conductas desviadas, sin embargo, dada su naturaleza compleja, actualmente el debate continua abierto.