La Demencia Y La Calidad De Vida De Los Pacientes
La demencia conlleva a la discapacidad y dependencia entre las personas mayores y tiene un gran impacto tanto en las personas afectadas por esta enfermedad como en las familias, cuidadores y la sociedad. Es la causante del 11.9% de años vividos con discapacidad. Cursa con un progresivo deterioro de la memoria, capacidades cognitivas y de comportamiento, que impiden el desarrollo de las actividades básicas de la vida diaria (ABVD), estar personas pierden su independencia.
Produce gran impacto en la economía e incrementa el coste de la atención socio-sanitaria. La OMS añade que hay un gran desajuste entre las necesidades de servicios de prevención, tratamiento y atención de la demencia y la prestación de servicios. La mayoría de las personas con demencia están infradiagnosticadas, por lo que no llevan a cabo el tratamiento conveniente en cada fase de la enfermedad. En ocasiones, los programas de atención a las personas con demencia están desactualizados o no se han efectuado, también actualmente hay una dificultad de acceso a las terapias no farmacológicas de estimulación.
Existe una escasa conciencia y comprensión de esta enfermedad, lo que lleva a su estigmatización por lo que, en muchas ocasiones no se respetan los derechos humanos de las personas con demencia, tanto en la comunidad como en las instituciones, ya que no siempre pueden participar en la toma de decisiones y sus deseos y prioridades no se tienen en cuenta. Se reconoce la necesidad de ampliar las intervenciones y los servicios disponibles, para poder prevenir, diagnosticar, tratar y atender los casos de demencia.
Tratamiento
Generalmente las demencias son irreversibles, pero hay diferentes tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que permiten influir en el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida tanto del paciente como del cuidador principal.
El tratamiento farmacológico se inició hace tres décadas, con la aparición de la Tacrina (primer inhibidor de la acetilcolinesterasa), supuso un periodo de optimismo, no obstante, desde entonces no se han logrado adelantos reveladores. Por lo que en la actualidad el tratamiento farmacológico se centra en el control de la sintomatología asociada a la evolución degenerativo de la patología. Se puede clasificar en función de los síntomas a los que va dirigido:
- Síntomas cognoscitivos: inhibidores de la acetilcolinesterasa (IACE) y memantina.
- Síntomas neuropsiquiátricos: antipsicóticos (principalmente los atípicos), antidepresivos (los ISRS) y antiepilépticos.
Este tipo de tratamiento en las demencias es de uso controvertido y complejo, ya que tiene una efectividad limitada y se empelan normalmente en pacientes de edad avanzada, quienes con frecuencia presentan pluripatologias y politratamientos lo que aumenta el riesgo de efectos adversos. Al inicio de un tratamiento farmacológico en la demencia se debe realizar una valoración integral y considerar el riesgo beneficio.
Por lo anteriormente expuesto, se ha extendido el uso de las Terapias No Farmacológicas (TNF), definida, como aquella intervención no química capaz de obtener un beneficio significativo en el paciente. Estas terapias se apoyan en una determinada intervención terapéutica, en un contexto estimulador considerando al enfermo desde un panorama holístico, personalizando las necesidades del paciente; estas intervenciones trascienden positivamente en la persona y su entorno.
Los objetivos de estas terapias son:
- Estimular y mantener la capacidad funcional del paciente.
- Favorecer las relaciones con su entorno.
- Mantener la autonomía del usuario en las ABVD.
- Incentivar su propia identidad y autoestima.
- Enlentecer la evolución de la enfermedad, desarrollando el rendimiento cognitivo y funcional.
- Aumentar la calidad de vida de la persona y de sus familiares.
Para asegurar el buen resultado, estas terapias deben ser supervisadas por un profesional sanitario. Aquí destaca el papel de las enfermeras ya que están capacitados y cualificados para llevar a cabo este tipo de intervenciones .
Las TNF se pueden clasificar según:
- El área de la intervención: cognitiva, funcional, emocional y integral.
- El grupo diana: orientada al enfermo o al cuidador.
Existe una amplia variedad de TNF, entre las que se encuentra la terapia de Reminiscencia. Esta terapia se empezó a utilizar en 1963 por el Dr. Robert Neil Butler, gerontólogo y psiquiatra que investigó sobre las demencias y el envejecimiento. Butler introdujo la “Life Review” como una intervención terapéutica. Explicó la revisión de la vida como un medio en el que la persona evoca su vida y medita sobre experiencias pasadas. Este concepto lo integró en la psicoterapia dirigida a personas mayores, con el objetivo de alcanzar un envejecimiento exitoso, pudiendo así, disfrutar de su madurez de una manera beneficiosa para la sociedad.
¿En qué consiste?
La reminiscencia consiste en rememorar eventos vitales a través de la estimulación de los recuerdos personales para promover sentimientos positivos y resolver conflictos del pasado. Con esta terapia se consigue activar la memoria episódica de tipo autobiográfico, trabajando así capacidades cognitivas como la atención focalizada, el lenguaje, la comprensión o la memoria.
¿Cómo se lleva a cabo?
La reminiscencia se puede desarrollar de forma individual o en talleres grupales, ya que posibilita la estimulación cognitiva, funcional y social. De las herramientas que se pueden utilizar en cada sesión, destacan entre otras: estímulos visuales, con fotografías antiguas, objetos de la infancia; estímulos auditivos como la música y canciones de la época, grabaciones de radio o sonido de un reloj de cuco; estímulo táctil mediante la manipulación de objetos; estímulo olfativo con la muestra de aromas; estímulos gustativos mediante sabores de antiguos plantos o relacionados con eventos.
Beneficios de la terapia
Los estudios demuestran que la aplicación de un programa de reminiscencia para personas mayores con demencia ayuda en relación con el bienestar psicológico ya que alivia los síntomas depresivos y mejora el estado de ánimo, la cognición y el comportamiento. Ejercitar la memoria juega un importante papel en la reconstrucción del pensamiento, el mantenimiento del yo y fomenta el crecimiento personal.
Durante el envejecimiento hay una reducción de las fuentes de apoyo, por lo que la terapia de reminiscencia ayuda a rememorar e incita a la interacción social al compartir las diferentes experiencias vividas con los miembros del grupo. Se produce una interacción activa entre los participantes, ya que la reminiscencia es una actividad sociable e inclusiva.
También es importante el impacto en los cuidadores principales involucrados en la terapia de reminiscencia. Los resultados son una mejoría del estado de ánimo, estrés, calidad de vida y comunicación e interacción para fortalecer la relación en los cuidadores.
A través de la Terapia de Reminiscencia, los profesionales de la salud conocen la historia de vida de los ancianos y aprenden sobre su personalidad. Toda esta información recabada ayudará a fomentar el desarrollo de una atención individualizada.
Justificación
La epidemiologia actual demuestra un aumento de la prevalencia de demencia (50 millones de casos), supone un problema de salud pública por el incremento en el coste de la atención sanitaria y social, causando discapacidad y dependencia entre las personas mayores, con gran impacto tanto en las personas afectadas por esta enfermedad como en las familias, cuidadores y la sociedad.
Actualmente la demencia es irreversible, pero se debe valorar el uso de diferentes TNF, tales como la reminiscencia, para estimular la capacidad cognitiva del paciente.
Las alteraciones de memoria son los cambios cognitivos más frecuentes asociados al envejecimiento. De los diferentes tipos de memoria (episódica, semántica, de procedimiento y de trabajo), las dos primeras cambian más con el envejecimiento. La memoria episódica parece disminuir a partir de la mediana edad, y es la pérdida de memoria que predomina en la enfermedad de Alzheimer (EA). Estas alteraciones, a diferencia de la demencia, se producen de forma normal a medida que la persona envejece y no afectan a la capacidad funcional y a la realización de tareas cotidianas .
Encontrar la palabra apropiada, nombrar objetos, entender el lenguaje, planificar y organizar las actividades diarias se vuelve cada vez más difícil en las personas afectadas por demencia. Con el tiempo se desorientan, no saben qué hora o incluso qué año es o dónde están. Pero lo que si parecen recordar son los eventos de su infancia. Al recurrir a la reserva de recuerdos remotos aparece esta estrategia de la reminiscencia. Esta terapia favorece la reducción del pensamiento de fracaso que pueden sentir las personas mayores con deterioro cognitivo. Dado que estas personas tienden a un estado deprimido, el trabajo de recordar es útil para mejorar su estado de ánimo. Esta estimulación de recursos pasados es una actividad de aceptación y fortalece su identidad, por lo tanto, les ayuda a mejorar su calidad de vida .
En España, de acuerdo con los datos de la encuesta kNOW Alzheimer, cuando preguntan a los cuidadores a cerca de los programas de estimulación cognitiva, sólo un 46% los han utilizado alguna vez, un 15% afirma que no están disponibles en su área y un 36% desconoce que existan este tipo de terapias. Por lo tanto, no hay una conciencia de la utilidad de las TNF por parte de los profesionales socio-sanitarios, por lo que deberá elaborar y ampliar programas de divulgación, información y formación dirigidos a profesionales y pacientes.
La Terapia de Reminiscencia es una intervención factible de planificación, implementación y evaluación. Para que los profesionales de la salud la incluyan en el enfoque terapéutico para personas mayores con demencia, es necesario formar a los equipos multidisciplinares para la administración de este tipo de TNF en los diferentes lugares habilitados para ellos (centros de día, residencias, centro de salud…).
Enfermería tiene una gran función a la hora de recomendar, establecer y llevar a cabo las terapias no farmacológicas, ya que es el profesional sanitario que más contacto puede tener con el paciente. Como recoge artículo 31. Del código deontológico de enfermería, para llevar a cabo correctamente nuestra actividad profesional, debemos: “colaborar en la promoción de la salud poniendo al servicio del logro de esa función social sus conocimientos científicos y conducta ética en el desarrollo de los diferentes programas que se planifiquen con ese objetivo”.
Por todo esto, para mejorar la calidad de vida de estos pacientes es necesario poner en marcha un proyecto de educación para la salud (EPS), porque la salud y la educación están íntimamente unidas.