La Educación Básica Regular Como Servicio Público

Introducción

La educación ha sido y sigue siendo el pilar fundamental del desarrollo de las sociedades modernas, donde el intangible conocimiento es un activo que se renueva constantemente a una velocidad cada vez mayor. Y esto ha sido muy bien entendido por las potencias mundiales que han hecho de la educación uno de sus principales instrumentos en el avance hacia un futuro económico, político, social y ambiental sostenible. Con ello, ¿Debería ser la Educación Básica Regular (EBR) un tema de interés nacional considerando que implica la formación de la próxima generación de hombres y mujeres que tomarán las riendas del país? En tal sentido, este trabajo pretende realizar un análisis crítico de la EBR como servicio público, la cual lamentablemente nunca ha sido tomada en cuenta por los diferentes gobiernos con el nivel de importancia pertinente. No se busca minimizar en ningún momento los problemas en salud pública, inseguridad ciudadana, desempleo, violencia, pobreza, contaminación ambiental y de corrupción, el último es un mal que ha infectado a todos sectores administrativos y niveles de gobierno del estado; sino que, por el contrario, se entiende que estos problemas tienen un gran impacto en la vida de todos los peruanos, donde cada uno afecta y es afectado por los demás, y por ende merecen la debida atención de nuestros líderes gubernamentales. Sin embargo, se hace hincapié en la EBR brindada como servicio público en tanto se trata de la educación inicial, primaria y secundaria de la mayoría de los hijos de los ciudadanos de a pie, de los peruanos que conforman los sectores socioeconómicos C, D y E, que a su vez son la mayoría de la población, para los cuales la educación es una oportunidad de crecimiento y mejor calidad de vida; siendo este crecimiento coherente con la meta común de desarrollo a nivel de país, en tanto educación es sinónimo de progreso.

Para comprender mejor el tema se abordarán varios puntos importantes como: la insuficiente inversión del Producto Bruto Interno (PBI) en Educación, la desigualdad remunerativa del profesorado frente a otras profesiones que prevalece incluso en la Ley de Reforma Magisterial, la incongruencia en los objetivos de aprendizaje del Currículo Nacional de la Educación Básica y finalmente el modelo de acceso a la educación superior brindada en universidades públicas.

Se presentan finalmente, las conclusiones a las que se llega a partir del análisis de todos los puntos mencionados anteriormente.

Argumentación

No resulta nada nuevo el señalamiento de que el porcentaje del PBI invertido en educación es insuficiente, el desarrollo en este sector requiere desde hace años una ampliación sostenida del presupuesto de la República. La Ley N° 28044 (2003) establece que anualmente, el estado debe destinar no menos del 6% del PBI a la educación estatal. No obstante, Muñoz (2007) señala que la inversión en educación debería haber sido superior al 6% del PBI hacia el año 2010 y que los recursos deben estar dirigidos principalmente a las escuelas públicas teniendo como prioridad educativa las áreas rurales del país; este porcentaje es ahora una meta ratificada en el Acuerdo Nacional del 2016; sin embargo, la participación de la función educación correspondiente al Presupuesto Público del Año Fiscal 2019 asciende al 3.8% del PBI (Tarqui, 2018), lo que todavía dista de la meta al 2021, siendo esto una muestra de que la agenda de los últimos gobiernos no ha tomado en cuenta el papel de la educación como eje fundamental del desarrollo, donde la EBR es un sector clave porque involucra la formación de los niveles socioeconómicos más desfavorecidos del país. Trahtemberg (2005) señala que:

Son muchos los retos que las familias y el Estado peruano tienen que encarar para dotar a todos los peruanos de una educación de calidad con equidad. Entre los que dependen del Estado y del sector educación, urge desarrollar una pedagogía orientada a trabajar adecuadamente con los pobres, con gran flexibilidad para adecuarse a las realidades específicas de cada escuela y comunidad. Junto con ello, asegurar un financiamiento suficiente no sólo para que los niños asistan a escuelas dignas, sino para que no sea la capacidad económica de la familia pobre la que determine la calidad de la educación pública que recibirán sus hijos (p. 5).

Esto último, nos dice que la calidad de la educación que reciben los estudiantes no puede ser en base a los ingresos mensuales de los padres de familia, no podemos generar igualdad de oportunidades para todos los jóvenes si antes no se plantea una inversión educativa equitativa, donde se favorezcan las condiciones de aprendizaje de los más pobres, de las zonas más alejadas del país, de los más afectados por los fenómenos naturales y problemáticas sociales, en definitiva de los sectores más olvidados del Perú. Habría que preguntarnos entonces si las prioridades del presupuesto nacional y las acciones del Estado se han diseñado correctamente (Trahtemberg, 2005), no por desmerecer los progresos que se han conseguido en el crecimiento de la inversión educativa, es cierto que hemos subido casillas respecto a otros países en este indicador, pero eso no es suficiente. “Celebremos los avances, pero notemos también que estamos aún muy rezagados, (…). Necesitamos hacer una verdadera apuesta por la educación, más allá de lo que ha permitido nuestro crecimiento eco¬nómico. Especialmente porque las necesidades son gigantescas” (Ñopo, 2018, p.10).

No somos el único país que crece en cuanto a inversión educativa, todos los demás países también lo hacen y tenemos más de 80 países que lo hacen mejor que nosotros, y dentro de los que invierten más y mejor figuran aquellos considerados países del primer mundo que nos superan por décadas de adelanto en ciencia y tecnología, porque se percataron antes que todos que el recurso renovable más grande para su desarrollo se encuentra en la mente de sus ciudadanos. Ahora bien, no se trata de incrementar la inversión en educación basándonos solamente en el crecimiento de la economía, como es señalado por Ñopo (2018): “Todo el crecimiento de la in¬versión educativa en Perú está explicado por el crecimiento de la economía” (p. 9). Entonces, ¿cómo lograr aumentar la inversión educativa en nuestro país? Podríamos mirar también el aumento de la participación del sector educación en el presupuesto público y el aumento del tamaño relativo del Estado, los cuales también forman parte del crecimiento de la inversión educativa. Pero para Ñopo (2018), lo primero no sería una buena opción puesto que las necesidades de seguridad, salud, reducción de la pobreza y otros, no hacen posible una reducción de la inversión en esos ámbitos, por lo que tendríamos que considerar el aumento considerable del tamaño del estado, para lo que se requiere mayor recaudación. Y esta sería posible de llevar a cabo a través de políticas que establezcan un mayor porcentaje en los impuestos hacia las trasnacionales que realizan las actividades extractivas de nuestros minerales, y aunque es seguro que en un primer momento opongan resistencia a estos cambios, finalmente terminarán por acceder porque comprenderán financieramente que sus utilidades, aunque reducidas son muy rentables en el mediano y largo plazo. Con ello evitamos que sean las micro, pequeñas y medianas empresas, además de los pequeños negocios y proyectos de emprendimiento de los ciudadanos los que lleven la carga más pesada, porque tampoco se trata de quitar presupuesto de los bolsillos de nuestros empresarios y mucho menos de los consumidores finales. Se trata más bien de redefinir el valor de nuestros recursos naturales y llevar el producto financiero de estas mejores recaudaciones hacia la educación pública.

Ahora continuaremos con el punto dos, el de la remuneración de los docentes en la EBR, que, si bien es cierto, en los últimos años ha tenido una mejora significativa, está lejos de ser equitativa frente a otras profesiones, lo cual es producto de la desatención de este sector en los planes de gobierno.

Para el inicio del siglo XXI el sueldo de los profesores en los colegios públicos bordeaba los seiscientos soles, diez años más tarde superaba apenas los mil soles y actualmente está en 2100, con esto no se negará que ha existido un avance con respecto a los salarios de los docentes en la EBR, pero hay que señalar también que estos aumentos no se han producido a raíz de una iniciativa de los gobiernos de turno, por el contrario, respondieron a masivas manifestaciones de los maestros y maestras que han salido a protestar por sus derechos en diferentes momentos históricos. Lo mismo a pasado con otros sectores como salud, donde los profesionales también se han visto obligados a reclamar por sus ingresos salariales; sin embargo, el tema de la remuneración de los profesores ha sido realmente frustrante, situación que ha obligado a muchos educadores públicos a tener otros trabajos que no necesariamente están relacionados con sus funciones educadoras en los centros educativos, pero que tienen que hacerlos por la necesidad de sostener a su familia y tratar de llevar una vida digna. ¿Y por qué es tan importante que los profesores perciban una buena remuneración? Primeramente, para incentivar a los talentos estudiantiles que culminan los estudios secundarios a estudiar la carrera de Educación, actualmente es un problema atraer a grandes mentes al área de la enseñanza; es más, Delgado (2018) señala que menos del 3% de estudiantes en el Perú les llama la atención ser maestros o maestras, aunque esta cifra no quiere decir que estudiantes con buen desempeño académico en el colegio no quieran dedicarse a la enseñanza, es más un tema de elección profesional que de vocación, pues la motivación interna que pueda haber por parte de excelentes estudiantes por la Pedagogía en la EBR, se diluye al establecer una comparativa con profesiones que económicamente son más lucrativas, asumiendo así que el prestigio social de ser maestro o maestra está por debajo de las demás profesiones, ejerciendo esto una fuerte presión al momento de elegir una carrera, y dándose a su vez la situación que plantea Díaz y Ñopo (2016) en la que aquellos que optan por ser educadores primero intentan ingresar a carreras de mayor demanda académica o de más alto prestigio y luego de varios intentos fallidos optan por postular a Pedagogía, y esto se corrobora en los puntajes de ingreso a las universidades públicas, que figuran reiteradamente entre los más bajos. En segundo lugar, una buena remuneración permitiría mejorar la satisfacción de los profesores, por cuanto serían capaces de mejorar su calidad de vida y la de sus familias, de tal forma que sientan que su trabajo es realmente reconocido y recompensado. La cantidad de horas de clase de los docentes en la impartición de sus materias en realidad no refleja la cantidad de horas de trabajo que tienen que realizar, porque las clases deben ser preparadas, actualizadas, no se trata de repetir la información que existe en medios físicos o virtuales, se trata de buscar y crear estrategias que motiven a estos estudiantes a investigar sobre los temas a tratar en clase, preparar material y actividades para promover en los alumnos un procesamiento de la información más eficaz y su memoria opere de forma más eficiente, además de preocuparse por el proceso de aprendizaje de todos sus estudiantes atendiendo a los padres de familia; por lo que se necesita crear las condiciones remunerativas que permitan a los docentes hacer todo esto sin la preocupación de que su sueldo cubrirá nada más que los gastos del mes, para que puedan disfrutar con su familia, puedan seguir capacitándose y conseguir paulatinamente sus proyectos personales, de forma que todo este esfuerzo repercuta en los logros de aprendizaje de los estudiantes.

Para seguir con el tercer punto, se plantea la siguiente pregunta: ¿Las Instituciones Educativas donde estudian los hijos e hijas de los altos funcionarios son públicas o privadas?, ciertamente no es imposible pero sí muy poco probable que los gobernantes y funcionarios de alta jerarquía permitan que sus hijos e hijas gocen de la educación en el sector público, sobre todo en la EBR, no porque sean conscientes de que no deben generar una mayor carga al estado ya que pueden solventar estos estudios con sus propios recursos sino porque saben de antemano que la EBR en el sector público actualmente no ofrece las condiciones para que superada la etapa secundaria, sus hijos e hijas puedan acceder a universidades de prestigio y alta excelencia académica. Como padres no podemos juzgarlos pues tienen el derecho de elegir libremente las instituciones que eduquen a sus hijos(as), lógicamente la gran mayoría de las figuras parentales esperan que sus hijos(as) reciban una educación de calidad y con una percepción generalizada de que la educación pública no es adecuada, conlleva a que si los medios económicos lo permiten sea casi segura la elección de una institución educativa privada.

Lo anterior, nos lleva a revisar el Currículo Nacional de la Educación Básica, marco base para la elaboración de programas y herramientas curriculares de la EBR, al respecto MINEDU (2017) expresa:

El Currículo Nacional de la Educación Básica prioriza los valores y la educación ciudadana de los estudiantes para poner en ejercicio sus derechos y deberes, así como el desarrollo de competencias que les permitan responder a las demandas de nuestro tiempo apuntando al desarrollo sostenible, asociadas al manejo del inglés, la educación para el trabajo y las TIC, además de apostar por una formación integral que fortalezca los aprendizajes vinculados al arte y la cultura, la educación física para la salud, en una perspectiva intercultural, ambiental e inclusiva que respeta las características de los estudiantes, sus intereses y aptitudes (p.9).

Conclusiones

Finalmente, todo el análisis hecho hasta ahora nos lleva a concluir que la EBR como servicio público es un tema que nos implica a todos y todas, y que luego de varias décadas empieza a ser considerado con mayor importancia en la agenda del Estado y sus diferentes gobiernos. Se establece que una inversión del 6% del PBI en educación es una meta que debió alcanzarse hace varios años, que llegar a ella será el inicio de un largo camino por recuperar y que para convertir a la educación en el motor principal del desarrollo se necesita un porcentaje de inversión más alto. En relación a lo anterior, se felicita los mayores beneficios para los maestros en base a las mejoras del sistema meritocrático, establecidas en la Ley de Reforma Magisterial; no obstante, se plantea que estos beneficios deben ser equiparables con otras profesiones, otorgándose un mayor prestigio a esta carrera que se refleje en lo remunerativo, de manera que se pueda atraer a estudiantes talentosos a estudiar Pedagogía y motivar a aquellos que ya laboran en las aulas. Además, se necesita una mejor articulación del Currículo Nacional de la Educación Básica con la forma de ingreso a las universidades públicas, puesto que el currículo propone una formación integral de los estudiantes, mientras que la forma de ingreso a una universidad del estado evalúa memoria y automatización en la solución de problemas lógicos. De igual manera, se debe replantear las condiciones laborales de los psicólogos en los colegios JEC, debido a que las actuales condiciones no permiten tener especialistas en el ámbito educativo, que son los que finalmente harán una contribución significativa en la convivencia escolar y logros de aprendizaje. Por último, se valora el empeño del estado en articular políticas educativas de largo plazo, presididas por una visión esperanzadora, que se formalizan en el Proyecto Educativo Nacional al 2021, el cual orientará el camino a seguir para mejorar la calidad y equidad educativa en la EBR como servicio público.

Referencias

  • Acuerdo Nacional. (2016). Políticas de Estado y planes de gobierno 2016-2021. Recuperado de http://acuerdonacional.pe/wp-content/uploads/2016/03/Politicas-de-Estado-y-Planes-de Gobierno-2016_2021.pdf
  • Díaz, J. y Ñopo, H. (2016). La carrera docente en el Perú. En GRADE (Ed.), Investigación para el desarrollo en el Perú. Once balances (pp. 353–402). Lima, Perú: GRADE.
  • Muñoz, I. (2007). Gasto público en educación, salud y nutrición de niños, niñas y adolescentes en el Perú (2000–2005). Revista Economía, 30(59-60), 219 – 246.
  • Ley N° 28044. (2003, 29 julio). El Peruano. Lima, Perú: Congreso de la República.
  • Ñopo, H. (2018). Análisis de la Inversión Educativa en el Perú desde una mirada comparada, Lima, Perú: GRADE.
  • Tarqui, V. (2018, 28 noviembre). MEF: Presupuesto público 2019 prioriza sectores de Educación y Salud. Andina. Recuperado de https://andina.pe/agencia/noticia-mef-presupuesto-publico-2019-prioriza-sectores-educacion-y-salud-734213.aspx
  • Trahtemberg, L. (2005). La educación anémica. En Pontificia Universidad Católica del Perú: Palestra, Portal de Asuntos Públicos (Ed.), Documentos (pp. 1–5). Recuperado de http://repositorio.pucp.edu.pe/index//handle/123456789/11867
17 July 2021
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