La Libertad y sus Riesgos: Reflexión Personal
Los juegos de verdad no conciernen más a una práctica coercitiva, sino a una práctica de autoformación del sujeto. Se puede llamar a una práctica ascética; no en el sentido de una moral de la renuncia, sino el ejercicio de sí sobre sí. Por el cuál uno intenta elaborarse, transformarse y acceder a un determinado modo de ser.
Algo diferente a los estados de dominación. Las relaciones de poder tienen una extensión extremadamente grande en las relaciones humanas; esto no quiere decir que el poder político está en todas, sino que, en las relaciones humanas hay todo un haz de relaciones de poder, que pueden ejercerse entre los individuos.
- La liberación es a veces la condición política o histórica para una práctica de libertad.
- La liberación abre un campo para nuevas relaciones de poder, que se trataría de controlar mediante prácticas de libertad.
- La liberación y la lucha de liberación son indispensables para la práctica de libertad.
- El cuidado de sí ha sido, en el mundo greco-romano, el modo en el cual la libertad individual o libertad cívica se ha reflexionado como ética.
Ocuparse de sí ha sido, a partir de cierto momento denunciado de buen grado como una forma de amor de sí. Una forma de egoísmo o de interés individual en contradicción con el interés que hay que tener hacia los otros con el sacrificio de sí, que es necesario.
Uno no puede cuidar de sí mismo sin conocer. Es aprender por la enseñanza de cierto número de verdades, de doctrinas, siendo unos principios fundamentales y las otras reglas de conducta; se trata de actuar de manera que esos principios le digan a cada situación y de alguna manera espontáneamente cómo debe conducirse.
La libertad, es, entonces, en sí misma política. Tiene también un modelo político, en la medida que ser libre significa no ser esclavo de sí mismo y de sus apetitos, se establece consigo una cierta relación de dominación.
No hay que anteponer el cuidado de los otros al cuidado de sí. El riesgo de dominar a los otros y de ejercer sobre ellos un poder tiránico, precisamente viene del hecho de que uno no cuida de sí y que se ha vuelto esclavo de sus deseos. Aquel que cuida de sí al punto de saber sus deberes. Las relaciones de poder no son algo malo en sí, de lo cual habría que librarse, cree que no puede haber sociedad sin relaciones de poder, si se las entiende como estrategias por las cuales los individuos intentan conducir, determinar la conducta de otros.
De acuerdo a lo que nos da a conocer en “La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad” estoy de acuerdo con parte de sus argumentos que nos hace mención ya que para poder conducirnos de manera adecuada ante la sociedad y antes los alumnos primero debemos de conocer de nosotros y de nuestro entorno; para poder aplicar nuestro conocimiento de manera adecuada para el correcto aprendizaje en el aula. Ya que si queremos jugar con el poder que tenemos como docentes no tenemos que perder de vista nuestro papel primordial que es la enseñanza hacia los alumnos; ya que en este como conseguimos darnos cuenta con el juego de poder que debemos tener para cambiar las reglas a nuestro favor o conveniencia y darles un conocimiento errático a los alumnos y eso va en contra de nuestra ética profesional. Si, podemos jugar con el rol de poder; pero sin obstruir el conocimiento que debemos dar.
Ergo, no debemos olvidar que la libertad está en una línea muy delgada que se puede trasgredir para dejar que impartamos una libre catedra a una tiranía donde no se acepta puntos de vista de los alumnos.
El compromiso individual de aplicar el auto cuidado de la salud para lograr una calidad de vida que aporte a un desarrollo humano integral y armónico implica concepciones claras sobre lo que es la bioética, como la reflexión sobre el accionar cotidiano personal para proteger la vida, no solo la humana, sino la de otras especies de la naturaleza que configuran el nicho de nutrición que sustenta . De acuerdo a Foucault, la acción necesaria se traduce en “no maltratar”, en un recibir generosa y cálidamente a todos aquellos que acuden a nuestro encuentro.
El cuidado de sí permite a los hombres, a los individuos, efectuar, por cuenta propia o con ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo, su alma, pensamientos, conducta o cualquier forma de ser, obteniendo una transformación de sí mismo con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.
A mi entender es que debemos tener un cuidado primero de nosotros mismos para poder de esta manera también brindar el cuidado a las demás: personas, animales, plantas, cosas, etcétera. Ya que si no lo hacemos estamos acabando con nuestro entorno.