La Odisea de mis Últimas Prácticas Docentes
Introducción
Mis últimas y tan ansiadas residencias comenzaban un 18 de septiembre del año 2020 en el Jardín Nucleado 0-118 Dra. María Estela Lima Páez de Furlani. Tenía que enfrentarme a la idea de ir más allá de una planificación y entender los verdaderos cambios en el proceso educativo. Avanzar poco a poco a una transformación en mi práctica docente ya no situada en el aula, pero sí a la distancia con el apoyo (o no) de las familias o cuidadores, involucrando para ello la gestión con la educadora y directora del jardín.
Desarrollo
El desafío era, en este confinamiento, brindar a los niños la oportunidad de mirar a través de un celular o de una computadora, una serie de juegos y actividades diseñadas de manera minuciosa y con la idea de que en casa se vivan experiencias significativas con las que los pequeños consigan seguir aprendiendo.
Es ahí donde me surgieron miedos, dudas, nervios, el no saber si iba a estar a la altura de las circunstancias, de preguntarme todo el tiempo ¿cómo voy a hacerlo? ¿Cómo voy a lograr que mis propuestas sean relevantes? Y muchos interrogantes más a los que me dificultaba encontrarles alguna respuesta.
Mi mayor miedo: ¿cómo podrían acompañarme a repensar el hecho de llegar a los niños hasta sus hogares y que estos sigan siendo atendidos por mí? Porque independientemente de que la educadora titular se queda a cargo del grupo no podía dejar de lado la situación de que yo, como estudiante, estaba también aprendiendo. Es evidente que la crisis social que enfrentamos implica generar propuestas que no deben quedarse en simples ideas, sino que puedan llevarse a cabo y obtener buenos resultados.
Mi primera semana fue dentro de todo satisfactoria. Sentí el acompañamiento por parte de docente y directora donde verificaron cómo iba entendiendo la interacción de la educadora con las familias y alumnos, con los recursos didácticos y cómo voy aprendiendo a poner en juego todos los contenidos aprendidos para el diseño de una serie de estrategias de enseñanza y dar la oportunidad de que los niños tengan aprendizajes que favorezcan al desarrollo de sus capacidades como seres humanos.
Mi odisea iba a comenzar al momento de presentar la planificación de la segunda agenda semanal, lo cual fue una gran frustración: no pude llevarla a cabo, ya que debía modificar varias actividades y no era respetado el tiempo del convenio. Imaginé que no iba a poder seguir con mis prácticas docentes, me hundía en mis propias lágrimas, no lograba conciliar el sueño, perdí el apetito y un sin fin de emociones encontradas en ese momento en el que creí que había fracasado por completo en estas instancias. Donde pensaba que todo lo que hacía estaba mal o nada les venía bien, horas y horas realizando y editando videos, audios, imágenes y actividades para que luego me hicieran modificar todo sin entender el por qué.
Después de haber pasado todo el enojo y el mal momento pude sentarme a pensar, reflexionar y llegué a entender que tanto la docente como directora llevaron a cabo la tarea de analizar mis propuestas actuando varias acotaciones para ayudarme a mejorar las situaciones de aprendizaje antes de hacerlas llegar a los niños.
Debido a mi actitud y compromiso pude mejorar las planificaciones teniendo la mente abierta para escuchar, estudiar y rehacer mis diseños las veces que fueron necesarias, de tal manera que sean dignas de hacerlas llegar a los hogares de los niños.
Conclusión
Es momento de repensar sobre mis prácticas y razonar sobre las estrategias y las situaciones de aprendizaje que pude ofrecer a los niños desde mi propia casa para valorar hasta dónde pongo en juego el uso y el dominio de los diferentes contenidos que aprendí en toda mi formación; y con los que ahora me dieron la oportunidad de diseñar y enfrentar situaciones reales, en una enseñanza situada. Así que estoy en eso, y no, no es fácil, porque mi idea del trabajo con la tecnología estaba bastante cerrada y hoy me doy cuenta de que el recurso tecnológico no se queda solo en pensarlo como medio, sino para desarrollar el aprendizaje de los estudiantes.
Estoy segura de que la docente formadora asumió el reto de orientarme para afrontar esta crisis y sacar lo mejor de mí. Por supuesto, en mi formación continua que concreta la idea de que las crisis sirven para crecer, mejorar, trascender, transformar y saber que una vez acabado el problema del COVID-19, no volveremos a ser los mismos, pues tendremos que haber desarrollado otras habilidades como personas y también como profesionales, lo cual nos dará una mirada diferente sobre lo que significa la escuela, la enseñanza, el aprendizaje, y, sobre todo, los niños.