La Orgasm Rating Scale Y Los Factores Que Lo Afectan

Introducción

Lo primero que habría que matizar es: ¿qué entendemos por orgasmo? Según Meston, Hull, Levin y Sipski (2004) el orgasmo es definido como una sensación de intenso placer; acompañado por una alteración de la consciencia y de contracciones involuntarias de la musculatura pélvica que tienen como consecuencia la liberación de la vasocongestión producida por la excitación sexual y, esta a su vez, una sensación de bienestar y satisfacción. Durante el orgasmo también se producen otros cambios fisiológicos como el incremento de las tasas cardíaca y respiratoria o el aumento de la presión arterial (Bancroft, 1989).

La Orgasm Rating Scale (ORS; Mah yBinik, 2002, 2011) se utiliza para evaluar la experiencia subjetiva del orgasmo, entendiendo esta experiencia subjetiva como su percepción, sensación y valoración a nivel psicológico (Arcos–Romero y Sierra, 2018). La ORS cuenta con una adaptación española (Arcos–Romero, Moyano y Sierra, 2018). Se trata de una escala tipo Likert de 6 puntos en la que 0 indica “no lo describe en absoluto” y 5 indica “lo describe perfectamente”. Está compuesta por 25 adjetivos repartidos en cuatro dimensiones diferentes que conforman diferentes aspectos del orgasmo. Dichas dimensiones son: Afectivo, donde se hallan los ítems que hacen referencia a la experiencia emocional durante el orgasmo (satisfactorio, gozoso, gratificante…); Sensorial, que contiene los ítems referentes a cómo se han percibido las sensaciones fisiológicas ocurridas durante el orgasmo (sofocante, tembloroso, palpitante…); Intimidad, donde encontramos los ítems referentes al carácter íntimo del orgasmo (amoroso, tierno, íntimo); y Recompensa, que incluye los ítems que hacen referencia a las consecuencias del orgasmo (tranquilizante, relajante, reconfortante). La versión española de la ORS se trata de una escala fiable y válida, y cuenta con baremos para la población española (Arcos–Romeroy Sierra, 2019).

Ya que, una de las funciones más básicas de los seres humanos es el sexo, el cual implica factores psicológicos, emocionales y fisiológicos, y que está estrechamente relacionado con el bienestar general y la calidad de vida (Arrington, Cofrancesco y Wu, 2004; Frohlich y Meston, 2002), la necesidad de una escala como la ORS viene dada, no sólo porque las medidas del orgasmo hayan sido reducidas típicamente desde el punto de vista dicotómico (ocurrencia o no ocurrencia) (Mah y Binik, 2002), sino también por la falta de atención que ha recibido el aspecto psicológico de la experiencia orgásmica (Arcos–Romero y Sierra, 2018). Además, la ORS ha demostrado ser un buen instrumento a la hora de discriminar entre sujetos con dificultades y sin dificultades en el orgasmo (Arcos–Romero, Moyano et al., 2018), permitiendo detectar qué dimensión o dimensiones se ven afectadas durante el orgasmo en personas con algún tipo de disfunción, lo que lo dota de un gran valor clínico y terapéutico.

Arcos-Romero y Sierra (2019) ya mostraron que la versión española de la ORS es invariante por grupos a nivel factorial (invarianza estricta por sexo, relación de pareja, orientación sexual y nivel de estudios; invarianza fuerte por rango de edad y duración de la relación) y presenta equivalencia por sexo en la mayoría de sus ítems a nivel métrico, lo que permite una evaluación de mayor precisión de la experiencia subjetiva del orgasmo mediante esta escala. Nuestro objetivo será continuar este análisis métrico utilizando la base de datos obtenida por Arcos-Romero y Sierra (2019).

Comprobaremos los resultados obtenidos por la ORS en busca de diferencias significativas entre diferentes condiciones (masturbación vs relación de pareja) y trataremos de analizar ítem por ítem en busca de alguna diferencia significativa en las respuestas dadas entre sujetos heterosexuales y no heterosexuales.

Método

Participantes

Los participantes han sido tomados de la base de datos del estudio de Arcos-Romero y Sierra (2019). Los datos de dicho estudio se obtuvieron a través de un muestreo por cuotas en el que se evaluó a 1472 personas de nacionalidad española (715 hombres y 757 mujeres), clasificados por cuotas en tres rangos de edad: 18-34 años (n = 500; 250 hombres y 250 mujeres), 35-49 años (n = 500; 250 hombres y 250 mujeres) y mayores de 50 años (n = 472; 215 hombres y 257 mujeres), el rango de edad total era de entre 18 y 93 años (M = 40,26; DT = 14,07).

Para esta investigación se han escogido algunos de los sujetos comprendidos en el rango de edad entre 18-34 años. Se trata de 461 sujetos (222 hombres y 239 mujeres) con una edad media 24,18 años (DT = 4,47). Las características sociodemográficas de estos sujetos están detalladas según su orientación sexual en la Tabla 1. De las variables evaluadas, sólo existen diferencias significativas entre heterosexuales y no heterosexuales en el número de parejas sexuales (t = -2,6; p < 0,05; d Cohen = 0,5), mostrando los no heterosexuales una cifra mayor.

Instrumentos

Los instrumentos utilizados en el estudio de Arcos-Romero y Sierra (2019) fueron: un Cuestionario Sociodemográfico y de la Historia Sexual que recogía información sobre sexo, edad, nacionalidad, edad de la primera relación sexual (oral, vaginal o anal), número de parejas sexuales, actividad sexual en la actualidad, relación de pareja, convivencia en pareja, duración de la relación de pareja, orientación sexual y nivel educativo.

También se utilizó la versión española de la Orgasm Rating Scale (Arcos-Romero, Moyano et al. ,2018), anteriormente explicada; tanto en sus distintas dimensiones, como en sus cualidades psicométricas, clínicas y terapéuticas.

Para realizar el análisis de los datos se utilizó el software estadístico SPSS AMOS (Arbuckle, 2017).

Procedimiento

Los procedimientos llevados a cabo para la recogida de datos fueron dos: uno en formato papel y lápiz, y otro en formato online. El primero se usó para participantes de centros universitarios, sociales, de salud, bibliotecas, etc. A los participantes se les entregaba una copia de los instrumentos utilizados y un sobre en el que debían meter el material una vez contestado para devolverlo. Para el segundo método, se creó un enlace en la plataforma LimeSurvey y se difundió por correo electrónico y por redes sociales. Los sujetos debían contestar el cuestionario dos veces, valorando la experiencia subjetiva del último orgasmo conseguido a través de la masturbación y a través de una relación sexual con otra persona (pareja o no pareja).

Por supuesto, se explicó que la participación era voluntaria y anónima, y se aseguró la confidencialidad de los datos, cuyo único fin era la investigación; por lo que los participantes debían aceptar un consentimiento informado, previo a los cuestionarios. El tiempo empleado para contestar los cuestionarios fue, aproximadamente, de unos 15 minutos. El Comité de Ética de Investigación Humana de la Universidad de Granada aprobó, previamente, el estudio.

Análisis de datos

En primer lugar, se analizaron las variables sociodemográficas de la muestra según la orientación sexual (heterosexuales y no heterosexuales, evaluando posibles diferencias entre ambos grupos, y utilizando para ello la prueba chi cuadrado para las variables cuantitativas y la prueba t de student para las variables cualitativas.

En segundo lugar, se analizaron los resultados totales obtenidos por los sujetos en la versión española de la ORS (Arcos-Romero, Moyano et al. ,2018), tanto en la condición de masturbación como en la condición de relación sexual con otra persona (pareja o no pareja), y también los resultados por cada una de las dimensiones de la escala (Afectivo, Sensorial, Intimidad y Recompensa). Puesto que todos los sujetos respondieron tras las dos condiciones, se compararon las medias utilizando la prueba t para muestras relacionadas mediante el software estadístico SPSS AMOS (Arbuckle, 2017). Se trató de valorar si existía alguna diferencia significativa en la experiencia subjetiva del orgasmo, tanto a nivel general como a nivel de cada una de las cuatro dimensiones, según si el orgasmo se produjo tras una masturbación o tras una relación sexual con otra persona (pareja o no pareja). Para ello se interpretó la significación del valor p considerando los valores significativos (p < 0,05) como muestra de dichas diferencias entre las dos condiciones.

Por último, se analizaron las respuestas de los sujetos heterosexuales con las de los no heterosexuales a cada uno de los ítems de la versión española de la ORS (Arcos-Romero, Moyano et al. ,2018) en la condición de relación sexual con otra persona. Para ello se compararon las medias de las respuestas de ambos grupos no relacionados a cada uno de los ítems mediante la prueba U de Mann-Whitney. El uso de esta prueba no paramétrica es debido a que la variable dependiente está medida en una escala ordinal. Dicha prueba, al igual que la anterior, se realizó con el software estadístico SPSS AMOS (Arbuckle, 2017). El objetivo de este análisis era el de observar si existía alguna diferencia significativa entre las respuestas a cada uno de los ítems del grupo heterosexuales con las respuestas del grupo no heterosexuales. Para ello se utilizó la significación del valor p considerando los valores significativos (p < 0,05) como prueba de la existencia de diferencias significativas entre ambos grupos.

Resultados

Respecto a los características sociodemográficas, como mencionamos al principio, la única diferencia encontrada entre los sujetos heterosexuales y los no heterosexuales se encontró en el número de parejas sexuales, mostrando los no heterosexuales una cifra mayor (t = -2,6; p < 0,05), con un tamaño del efecto medio (d Cohen = 0,5).

En la prueba t para muestras relacionadas se observó una diferencia significativa entre las puntuaciones totales en la condición de relación sexual y las puntuaciones totales en la condición de masturbación, siendo mayores las puntuaciones totales en la primera condición (t = -22,10; p < 0,05). También se encontraron diferencias significativas en tres de las cuatro dimensiones que conforman la ORS (Arcos-Romero, Moyano et al. ,2018). Dichas dimensiones son: Afectiva (t = -12,39; p < 0,05), Sensorial (t = -22,16; p < 0,05) e Intimidad (t = -26,84; p < 0,05). La única dimensión que no se vio afectada fue Recompensa (t = -0,89; p > 0,05). El tamaño del efecto para cada una de estas diferencias fue alto para la puntuación total y las dimensiones Sensorial e Intimidad (d Cohen = 1,00; d Cohen = 0,91; d Cohen = 1,45 respectivamente), y medio para la dimensión Afectivo (d Cohen = 0,76).

Por último, en la prueba U de Mann-Whitney sólo se observaron diferencias significativas entre el grupo heterosexuales y el grupo no heterosexuales en uno de los ítems de la escala para relación sexual: Amoroso (U de Mann-Whitney = 7016,00; p < 0,05), siendo mayor la cifra en heterosexuales que en no heterosexuales.

Conclusión

En este estudio se planteó como objetivo principal examinar la equivalencia factorial de la versión española de la ORS en varios grupos poblacionales y la equivalencia métrica de la escala por sexo. Para ello, se calculó la invarianza de los cuatro factores de forma progresiva en diferentes grupos y el funcionamiento diferencial de sus 25 ítems por sexo. Una vez comprobada su invarianza factorial a distintos niveles y su equivalencia métrica, se presentaron los baremos de la escala para hombres y para mujeres distribuidos en tres grupos de edad diferentes.

Por una parte, se ha confirmado la equivalencia de la estructura factorial de la ORS comparando grupos constituidos según diferentes características sociodemográficas. El modelo de cuatro factores que describe la experiencia orgásmica subjetiva en el contexto de las relaciones sexuales resulta ser estrictamente invariante por sexo, relación de pareja, orientación sexual y nivel de estudios, y alcanza un nivel de equivalencia fuerte por rango de edad y duración de la relación de pareja. Es decir, estar involucrado en una relación de pareja o no, ser heterosexual o tener una orientación sexual distinta, así como poseer o no estudios universitarios, no cambiaría la valoración de la experiencia subjetiva del orgasmo medida con la ORS. Disponer de medidas invariantes en cuanto a la orientación sexual es fundamental para el estudio de la diversidad sexual (Calvillo, Sánchez–Fuentes y Sierra, 2018). Además, pertenecer a un rango de edad determinado, y, en su caso, los años de duración de la relación de pareja, son características que tampoco hacen variar la valoración de las cuatro dimensiones (Afectiva, Sensorial, Intimidad y Recompensa) que componen la escala. Al igual que ocurre con otras medidas de dimensiones relevantes de la salud sexual, como la asertividad sexual (Sierra, Santos–Iglesias y Vallejo–Medina, 2012) o el doble estándar sexual (Álvarez–Muelas, Vallejo–Medina, Gómez–Berrocal y Sierra, 2018; Monge, Sierra y Salinas, 2013), la ORS ha manifestado ser invariante entre hombres y mujeres, lo que permite realizar comparaciones válidas entre ambos sexos.

Por otra parte, tras el análisis del funcionamiento diferencial de los ítems de la ORS, se ha comprobado que todos los elementos del factor Afectivo son equivalentes para hombres y mujeres, es decir, los ítems relativos a las emociones experimentadas durante el orgasmo en el contexto de las relaciones sexuales (e.g., satisfactorio) no difieren entre sexos. Los ítems del factor Intimidad (e.g., amoroso) tampoco presentan un funcionamiento diferente en cuanto al sexo, pues únicamente uno de ellos sugiere indicios débiles de DIF, no reflejando diferencias significativas entre hombres y mujeres en sus puntuaciones. Sin embargo, y de acuerdo a estudios previos (Arcos–Romero, Granados et al., 2018; Dubrai, Gérard, Beaulieu–Prévost y Courtois, 2017; Mah y Binik, 2002), quedan patentes las diferencias por sexo en la percepción de las sensaciones fisiológicas del orgasmo, presentando DIF algunos ítems del factor Sensorial y encontrándose diferencias significativas entre hombres y mujeres. En este estudio, la mayoría de los ítems de la ORS que muestran indicios de DIF contrastando hombres y mujeres pertenecen al factor Sensorial (e.g., incontrolable) y en todos ellos las puntuaciones tienden a ser mayores en las mujeres, quizás apoyando el hecho de que los hombres valoran subjetivamente de forma diferente que las mujeres los aspectos fisiológicos de la experiencia orgásmica. Por último, cabe destacar que dos de los tres ítems del factor Recompensa (tranquilizante y relajante) también han presentado un funcionamiento y puntuaciones medias diferentes según el sexo; en este caso, tienden a ser mayores en hombres. Esto también sugiere que la consecuencia que provoca la experiencia subjetiva del orgasmo es valorada de manera distinta en hombres y en mujeres. En esta línea, Paterson, Jin, Amsel y Binik (2014) igualmente encontraron diferencias significativas entre sexos en los efectos o cambios físicos y psicológicos consecutivos al orgasmo.

Si bien es cierta la concordancia encontrada entre existir indicios de DIF y mostrar diferencias significativas por sexo en las puntuaciones medias en un ítem determinado, se trata de análisis totalmente independientes y no se puede concluir que esas diferencias entre hombres y mujeres sean debidas necesariamente al DIF. La diferencias encontradas por sexo podrían ser consecuencia de: (a) que realmente los grupos se diferencien en la variable evaluada; (b) que las diferencias se deban a que los ítems funcionan de forma diferente en los grupos; y (c) la combinación de las dos anteriores, es decir, hay diferencias reales entre los grupos y además difieren debido a que los ítems no funcionan igual en los grupos. Por tanto, al interpretar los resultados del DIF hay que ser cautos; atribuir todas las diferencias encontradas en una evaluación entre grupos a una diferencia real en la variable evaluada puede resultar tan erróneo como atribuirla exclusivamente a un funcionamiento diferencial de los ítems.

A partir de los baremos de las puntuaciones globales de los factores de la ORS, se observa que las comparaciones por sexo aportan resultados que en gran medida son acordes con los del DIF y las diferencias entre las medias de los ítems individuales. A pesar de que el tamaño del efecto de las diferencias encontradas es pequeño, hombres y mujeres de menos de cincuenta años difieren en la dimensión Sensorial, siendo ellas las que manifiestan una mayor intensidad en la percepción fisiológica de la experiencia orgásmica. De acuerdo al estudio de Mah y Binik (2005), y teniendo en cuenta que esta versión de la ORS evalúa una experiencia orgásmica reciente, única y en pareja, podría interpretarse como una mayor percepción de la localización anatómica del orgasmo en diferentes partes del cuerpo (e.g., pulso cardíaco, espasmos musculares) en las mujeres. Las puntuaciones totales de la dimensión Afectiva igualmente son mayores en las mujeres, pero únicamente en el grupo de 35–49 años, lo que podría estar asociado a los guiones sexuales y los roles de género, entendidos como construcciones socioculturales

(Wiederman, 2015), que otorgan a las mujeres un papel más pasivo o sumiso a sus experiencias sexuales dándoles un carácter emocional y sensible, frente a la tradicional dominancia y control de los hombres (Bringas–Molleda et al., 2017; Garrido–Macías, Valor–Segura y Expósito, 2017; Moyano, Monge y Sierra, 2017; Ramiro–Sánchez, Ramiro, Bermúdez y Buela–Casal, 2018), hecho que no estaría ocurriendo en las personas más jóvenes. En cambio, en este grupo de edad, las puntuaciones de la dimensión Recompensa son más elevadas en los hombres, lo que podría significar que la gratificación que supone la experiencia orgásmica es más valorada por ellos. Es posible que en los jóvenes, su menor experiencia sexual haga que los hombres exageren esta valoración de compensación, mientras que las mujeres tiendan a infravalorarla. Asimismo, puede que el orgasmo femenino esté menos consolidado que el masculino a estas edades. Las diferencias sexuales desaparecen en las personas de más de cincuenta años, tal vez debido, como se señala a continuación, a la reducción en la intensidad de las experiencias subjetivas orgásmicas con la edad.

Las puntuaciones baremadas también permiten observar como a medida que aumenta la edad, tanto hombres como mujeres tienden a tener puntuaciones más bajas en las cuatro dimensiones orgásmicas. En general, la valoración subjetiva de la experiencia orgásmica disminuye con el paso de los años. Al igual que ocurre con otras dimensiones del funcionamiento sexual como, por ejemplo, el deseo sexual (Moyano, Vallejo–Medina y Sierra, 2017), este hallazgo no es extraño considerando que con la edad, la inhibición sexual (Granados, Salinas y Sierra, 2017) y las disfunciones sexuales (Sierra, Vallejo–Medina, Santos–Iglesias y Lameiras– Fernández, 2012) tienden a aumentar, lo que puede dar lugar a una menor percepción y, por lo tanto, inferior valoración de la experiencia orgásmica. Esto también podría interpretarse como una menor intensidad de la experiencia subjetiva del orgasmo con el aumento de la edad, asociada a una menor vigorosidad en los cambios fisiológicos que caracterizan la respuesta sexual (López Sánchez, 2012). En particular, las puntuaciones de las dimensiones Afectiva y Sensorial del orgasmo son las que más drásticamente disminuyen a medida que se incrementa la edad, mientras que las de las dimensiones Intimidad y Recompensa disminuyen de forma más pausada, tanto en hombres como en mujeres.

Como conclusión, la versión española de la Orgasm Rating Scale es un instrumento invariante por grupos a nivel factorial y aporta equivalencia por sexo en la mayoría de sus ítems a nivel métrico. A pesar de que los factores de la escala en su conjunto son invariantes por sexo, cuando se examinan uno a uno los ítems que componen cada dimensión se encuentra algún funcionamiento diferencial entre hombres y mujeres. Definitivamente, la creación de los baremos permite una evaluación multidimensional más precisa de la experiencia subjetiva del orgasmo en hombres y en mujeres, más allá de su simple presencia/ausencia o del nivel de afectación detectado por otras escalas genéricas que evalúan el funcionamiento sexual, como pueden ser el Massachusetts General Hospital–Sexual Functioning Questionnaire (MGH–SFQ; Sierra et al., 2012) o la Arizona Sexual Experience Scale (ASEX; Sánchez–Fuentes, Moyano, Granados y Sierra, 2019). En general, los análisis realizados apoyan la estructura tetra–factorial de la ORS y los adecuados indicadores de ajuste, fiabilidad y validez avalan el modelo de la experiencia subjetiva del orgasmo que sustenta la escala (Arcos–Romero, Granados et al., 2018). Como limitación del estudio, el grado de precisión de los resultados y su generalización resultaría modesto debido a que mediante el muestreo no probabilístico se fijó exclusivamente el tamaño de las cuotas por sexo y edad.

Referencias

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  3. Meston, C. M., Hull, L., Levin, R. J. y Sipski, M. (2004). Disorders of orgasm in women. Journal of Sexual Medicine, 1, 66–68. doi: 10.1111/j.1743–6109.2004.10110.x
  4. Bancroft J. Human sexuality and its problems. New York, NY: Churchill Livingstone; 1989.
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  9. Arrington, R., Cofrancesco, J. y Wu, A. W. (2004). Questionnaires to measure sexual quality of life. Quality of Life Research: An International Journal of Quality of Life Aspects of Treatment, Care y Rehabilitation, 13(10), 1643-1658.
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  11. Arbuckle J. R. (2017). IBM SPSS Amos 25.0 User’s guide. Chicago, IL: Marketing Department, SPSS Incorporated
22 October 2021
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