La Suerte y su Relación con el Libro 50 Cosas que hay que Saber Sobre Filosofía
Introducción
En este ensayo profundizaré acerca del tema de si es malo o no el tener mala suerte. Este tema proviene del libro “50 Cosas que hay que Saber Sobre Filosofía” escrito por Ben Dupré. Hablaré acerca de cómo nuestras vidas están regidas por una fuerza ajena a nosotros como la “suerte” y como esto significa que las personas carecemos de la libertad que siempre hemos creído tener. También hablaré acerca de porque deberíamos ser juzgados por nuestras acciones puestos a que están fuera de nuestro control.
Desarrollo
En el capítulo 23 del libro “50 Cosas que hay que Saber Sobre Filosofía”, que fue escrito por Ben Dupré, él nos presenta con el tema de la suerte. Dupré profundiza acerca de cómo la suerte tiene influencia en nuestras vidas personales y también sobre cómo afecta nuestras decisiones, carácter y acciones. Presenta varios ejemplos de situaciones en las que, a pesar de que las condiciones eran las mismas, los resultados eran diferentes, ya que fueron afectados por una fuerza conocida como “suerte moral”. La suerte moral se divide en varios subtipos, entre ellos se encuentra la suerte moral circunstancial que involucra las circunstancias de la situación en la cual nos encontramos y la suerte moral constitutiva la cual involucra las variables y los factores que nos afectan y definen nuestro carácter. Nuestras vidas, nuestras decisiones y los resultados de las mismas son afectadas por la suerte circunstancial y la suerte constitutiva y por lo tanto carecemos de libertad.
La suerte circunstancial se define como la suerte que se tiene en cuanto a las circunstancias en las que se encuentra cada persona a través de las diversas situaciones a las que se enfrenta en su vida, y como esta suerte afecta el resultado de nuestras acciones. Uno de los ejemplos presentados es el caso de Bell y Haig, quienes salen a beber y ya estando ebrios, deciden manejar de regreso a sus casas. Bell logró llegar a su casa sin problemas, pero a Haig, se le cruzó un peatón sin darle tiempo de parar su vehículo y el peatón murió atropellado y Haig terminó sirviendo una sentencia en prisión. Ambos tomaron la irresponsable decisión de conducir embriagados, pero solo uno de ellos terminó sirviendo una sentencia en prisión por sus acciones. Dupré alega que esto se debe a la suerte circunstancial. De esto él pregunta si deberíamos juzgar de manera más severa a Bell debido a que su acción fue igual de irresponsable, solo que sin las consecuencias, o si “deberíamos ser más indulgentes al juzgar a Haig, puesto que no estaba haciendo nada peor que muchas otras personas y, simplemente, tuvo mala suerte?” (Dupré, 2007, p. 96), insinuando que él no tenía la intención de matar a nadie y simplemente tuvo la “mala suerte” de que alguien se cruzara en su camino al momento equivocado. Esto genera la pregunta de hasta qué punto controlamos nuestras intenciones, lo cual nos lleva al siguiente tipo de suerte.
Podemos definir a la suerte constitutiva como la suerte que cada persona tiene de ser uno mismo. Esto se refiere a la suerte de tener todos los factores que han ido formando un carácter único y propio de cada persona. Debido a que el carácter de una persona está “en [su] naturaleza” (Dupré, 2007, p. 97), Dupré hace la pregunta de si deberíamos juzgar a una persona debido a las distintas acciones e intenciones que pueden llegar a tener debido a su carácter, el cual fue creado por factores sobre los cuales el individuo no tiene ningún control. Nos presenta con el ejemplo de una persona que es egoísta y de una persona que es cobarde, ambas personas son como son debido a los factores que han afectado su vida a través del tiempo y ninguno tomó la decisión consciente de ser de esta manera, por lo tanto ninguno de ellos puede ser juzgados por actuar de esa manera puesto a que no tienen control sobre eso. Pero la pregunta importante de esto es hasta qué punto una persona puede ser responsabilizada por sus decisiones, ya que a pesar de que estas se pueden ver influidas por su carácter, la persona también posee la capacidad de analizar las situaciones en las que se encuentra y las posibles consecuencias que estas pueden llegar a tener.
Si una persona no tiene influencia sobre los factores que lo hacen tomar ciertas decisiones y actuar de cierta manera, entonces eso significa que no tenemos verdadera libertad, ya que para ser verdaderamente libres, deberíamos poder tener control sobre todos estos factores. Esto nos lleva a la pregunta de que crea la justificación de temas humanos como lo son la culpa y el castigo. Ya que si no tenemos libertad acerca de nuestras acciones, entonces tampoco deberíamos sufrir las consecuencias de estos, pero, hasta qué punto una persona puede alegar que una acción fue causada por “su naturaleza” y no por una decisión consciente tomada con intenciones específicas. Si bien es cierto que hasta cierto punto estos factores nos afectan, nosotros también poseemos la capacidad de pensar y podemos analizar las situaciones e incluso actuar en contra de nuestros instintos y formas de pensar si es necesario para hacer lo que es considerado como “correcto”. Esto genera un dilema, ya que es prácticamente imposible poder definir las intenciones que tiene una persona al momento de hacer algo.
Conclusión
A las personas les gusta tener el control de las situaciones y de su entorno, pero la verdad es que controlar estos factores es imposible. Esto se debe a que nuestras vidas, nuestras acciones y nuestras decisiones son muy influenciadas por factores ajenos a nosotros que son imposibles de controlar. Factores como por ejemplo el lugar donde nacemos y las circunstancias del mismo. A pesar de que no siempre lo notemos, este y otros factores tienen gran influencia en nuestras vidas y en la creación de nuestro carácter y por consiguiente nuestra forma de pensar y de actuar. Algunos filósofos niegan la existencia de esta fuerza, pero personalmente considero que son muchos los factores los cuales son simplemente dejados a la incertidumbre como para poder negar la existencia de una fuerza que nosotros no podemos controlar y que afecta de manera regular el curso de nuestras vidas. Si la existencia de la suerte moral es real, entonces nos hemos equivocado acerca del pensamiento de libertad que hemos tenido todo este tiempo puesto a que en realidad no somos libres y estamos a la merced de lo que decida la “suerte” de cada persona.
Bibliografía
- Sergi Rosell. (2006). Nagel y Williams acerca de la suerte moral. 11/02/2019, de Revistas UCM, Sitio web: file:///C:/Users/ezava.EDUARDO/Downloads/10256-Texto%20del%20art%C3%ADculo-10337-1-10-20110601%20(1).PDF
- Mario Elkin Ramirez. (2010). La suerte y la fortuna en Aristóteles. 11/02/2019, de El Sigma Sitio web: https://www.elsigma.com/filosofia/la-suerte-y-la-fortuna-en-aristoteles/12151