La Verdad Y El Poder, Un Matrimonio De Siglos
Introducción:
“La raíz no era negra, no era negro lo que había en ese trozo de madera, sino… otra cosa; el negro, como el circulo, no existía” (Sartre, 1938)
Esta es una cita del filósofo Jean-Paul Sartre, donde en su libro “La Náusea” concluye que la existencia de los “entes” que nos rodean e interpelan, es una creación meramente “ilustrativa” del ser humano, construidas a través de sus sentidos, con fines prácticos, en vez de ser intrínseca al universo, como muchos suponemos. Una idea de este calibre termina por replantear varios modelos mentales y devengar varios interrogantes: ¿De qué manera la realidad nos interpela si al fin y al cabo clasificamos el todo con el fin de comprenderlo?, ¿Qué es el color negro, una longitud de onda medible, o en nuestro cotidiano representa realmente otra cosa?, ¿Son las palabras un algo sustancial, o solo una caja donde incluimos los conceptos?, ¿Todos percibimos la realidad de igual manera, hayamos vivido distintas experiencias, en distintas ciudades, con distintas capacidades socioeconómicas? Y finalmente ¿Se puede decir que existe la verdad?, si al fin y al cabo el universo nos provee de un todo desordenado e incomprensible, que nosotros como pequeños pobladores de un pequeño planeta hacemos nuestro esfuerzo para dilucidar a través de nuestros sentidos las infinitas implicaciones que existen.
Esta última pregunta es la que nos debería hacer mas ruido, ya que hoy, al igual que siempre, nos tomamos firmemente de las “verdades” para poder vivir tranquilos, con certezas, que de alguna manera le dan sentido a nuestra existencia y al sistema lógico que construimos a partir de ellas. ¿Como explicarles a los Cherokee (Tribu estadounidense del siglo XI) que no hay relación alguna entre las danzas de la lluvia y la probabilidad de que haya una buena cosecha? Ya de por sí, el modelo mental es tan profundo que habría que deconstruir hasta la misma creencia de que los dioses pueden llevar a cabo actos físicos en el mundo real. De la misma mano se puede preguntar uno ¿Es realmente comprobable que no hay relación entre la danza de la lluvia y la buena cosecha? En un cierto punto si lo es, aunque al adentrarnos al terreno de lo que llamamos nuestro “modelo mental moderno”, a través de los mecanismos de medición que poseemos, se escapan miles de variantes que podrían terminar afectando a un factor, solo porque nos resultan inverosímiles. Sin intención alguna de desprestigiar el avance científico, hasta la propia ciencia debe ser tomada como una verdad estacional, la “Teoría de la Relatividad” es un claro ejemplo de ello, ya que antes de esta ignorábamos el hecho de que muchas de las propiedades de un objeto dependían de la ubicación y velocidad del observador.
Verdad, ¿Mito o realidad?:
Así al pasar los años podemos decir que cada vez nos acercamos un poco mas a la “verdad”. Esto es, para algunas ciencias, las más duras, disminuir el valor de incertidumbre, la variabilidad, el desvío estándar, pero sin embargo siempre tenemos un pequeño dejo de error que nos aleja de una conclusión cien por ciento acertada. ¿Y que ocurre entonces con las ciencias menos duras, o con los pensamientos cotidianos, o con las recetas diarias que aportan a nuestro estatus quo y jamás las criticamos solo porque forman parte de nuestras costumbres más arraigadas? Es lógico pensar que la dispersión aumenta cuanto menos exacta es la ciencia que se analiza.
En este punto se podría entender entonces el problema de la “verdad”, y es que no existe, por lo menos no de una forma intrínseca. ¿Pero que nivel de peso tiene este concepto en nuestras vidas?
Haciendo una reflexión un poco mas profunda, se puede ver a simple vista que las ideas que utilizamos a la hora de expresarnos en nuestros círculos sociales rara vez terminan devengando de las ciencias duras, sino que son conceptos sociológicos, económicos, a veces filosóficos, políticos y otros, los cuales, como se mencionó anteriormente, son los que menos rango de “verdad” tienen. La problemática surge al descubrir que, a menos que seamos investigadores, la mayor parte de nuestro intercambio de ideas está repleta de conceptos de bajo nivel de verdad, esto significa que nuestras creencias mas arraigadas rara vez serán profundamente comprobables. Con lo cual, todo lo que devengue de ahí rara vez tendrá un sustento, y aquí la problemática, rara vez será replanteado.
En sí, la cuestión general se encuentra al entender que este fenómeno no es algo que ocurra solo a nivel individual, sino que se desarrolla entre nosotros como sociedad, y es entonces que el intercambio diario envenena de ideas superficialmente racionales a las que si tienen un sustento más fundamentado.
Pero esta es una realidad, es decir, un fenómeno que ocurre a nivel social, y que, en el día de hoy, tal como viene ocurriendo desde que nos formamos como seres en convivencia, se repite a lo largo del tiempo. Y es entonces cuando ocurre la apropiación de estrategias basadas en este comportamiento de parte de actores sociales que buscan como fin último el desarrollo del poder.
Paradigma de Pertenencia:
‘Las crueldades más grandes de nuestro siglo han sido aquellas impersonales llevadas a cabo desde la decisión remota, del sistema y la rutina, especialmente cuando podrían justificarse como una necesidad operativa lamentable.'(Hobsbawm, 2004)
¿De que manera se pasa de ser un trabajador alemán que se despierta todas las mañanas para alimentar a su familia, a cometer terribles atrocidades contra un pueblo entero? ¿Es acaso mayor la satisfacción de contribuir por un bien común, que, ahora visto desde una perspectiva general, el futuro de un simple individuo? ¿Desde que momento se forma parte de un grupo social, es acaso desde el momento que encontramos a un igual, o desde que encontramos a quien contraponernos?
Nos resulta imposible entendernos como parte de un colectivo común, si no hay del lado de enfrente un colectivo distinto, opuesto a nosotros y a nuestras creencias más arraigadas.
Esto no significa que la identificación resuelva siempre en atrocidades, muchas veces forma parte de revolución, de ideal común, pero casi nunca se contiene. Formar parte significa despojarse del pensamiento propio, para pensar como un colectivo; y los colectivos no están hechos para reflexionar, porque el único que reflexiona aquí es el humano. Si un colectivo cambiara de parecer continuamente, dejaría de ser una unidad, y se quebraría en infinitas partes, cada una con su individualismo.
Este núcleo de grupo social es lo que podríamos denominar el “corazón”, lo que le da vida a una idea común. Entonces, ¿qué ocurre cuando esta idea se estaciona? Se transforma en una verdad. Y las verdades no son cuestionadas, sino que se devengan una infinidad de entendimientos y acciones a partir de las mismas.
¿Es posible que el odio sistemático hacia los judíos, a los negros, a las mujeres, provengan todos de un concepto común? ¿No son acaso formas ideales de sometimiento, generar un odio social hacia las minorías, con el fin de resaltar la pertenencia a grupos mayoritarios? ¿Tiene sentido que alguien de la vida por la patria, si no se entiende a esto como un servicio para un bien común?
Solo queda por resolver un gran interrogante, ¿Cómo pasa el individuo a formar parte de un grupo social?
Para resolverlo se debe entender que el individualismo es intrínseco a las personas desde el nacimiento, y a medida que transcurre por la vida, al generar vínculos sociales, se va dispersando, ya que un ser cien por ciento individual sería incapaz de empatizar con otros, por lo que rápidamente se encontraría excluido. La falta de empatía muchas veces está relacionada con la falta de reflexión, ¿cómo se puede desarrollar un individuo si ignora una gran parte de lo que lo rodea?, la sociedad.
Es entonces que el ser humano sacrifica parte de su individualismo para poder pertenecer. Sin embargo, esto no lo hace de manera consciente, simplemente se identifica con ciertas creencias y verdades que pueda hallar en otros individuos. En sí, este mecanismo de identidad de grupo se puede ver como un intercambio, el individuo sacrifica parte de su creencia, de su dinamismo, de su posibilidad de reflexión, y a cambio recibe compañía, comprensión, realización propia, y en algunos casos una verdad superadora, que solo a través de la sinergia propia del grupo se logra alcanzar.
Dada la clara manía de jerarquización que se adopta desde hace siglos dentro de los grupos, resulta muy difícil que la sinergia surja a menos que el objetivo común de los que se encuentran en la escala superior de la pirámide sea este. En los demás casos, se caerá inobjetablemente en el burdo error, y la falacia, con el fin de emular un camino común con objetivos últimos turbulentos y no compartidos por todos los pertenecientes.
Conclusión
A lo largo del razonamiento humano este se topa todos los días con ideas que no contraponen el sentido común, es justamente un esfuerzo el intentar entrever la gama de posibilidades que ocurren detrás del tejido rutinario que nos invade. No hay otra razón por la que todos los días no nos encontremos cuestionando todos los preceptos fundados.
Hoy en día, mas que nunca, debemos replantearnos los conceptos, y no dejar que las “verdades” nocivas y envenenadas permitan que nos volvamos sectarios, y que por un supuesto bien superior, terminamos por atentar contra la libertad y el derecho de individuos que no comparten nuestros ideales.
La discriminación es un problema repetitivo, y dado los comunicados de varios líderes de países primermundistas, parece no acabarse pronto. Recordemos que por mas que nos quieran convencer de lo contrario, somos todos una misma comunidad, y son las diferencias las que nos deben llevar a la reflexión y no al odio.