Maestro Mediador Y Mediación Pedagógica
A lo largo de la historia grandes pedagogos y estudiosos del acontecer de la educación, han reflexionado sobre el vasto universo de factores que inciden en el acto educativo. Desde diferentes paradigmas, estas apuestas teóricas explican cómo el aprendizaje se da desde unos constructos y relaciones de interacciones sociales. Cada tendencia ha tenido su vigencia en diferentes momentos históricos y proporciona al aprendizaje un protagonismo particular desde los diferentes escenarios, además, de plantear la interrelación entre maestro-alumno desde sus postulados particulares. Es así, como en la de la cronología de la Escuela y desde los diferentes enfoques psicopedagógicos el maestro ha asumido diferentes roles. Desde el maestro coordinador del conductismo, pasando por el maestro facilitador del modelo humanista, hasta arribar al maestro mediador de las teorías cognitivas, sociohistóricas y constructivista-social.
Con esto en mente, mi propósito es precisar cuan significativa es la importancia que tiene el rol del maestro mediador y la mediación pedagógica en los procesos educativos de la Escuela actual, así como el compromiso social del maestro frente a los desafíos socioculturales a los que se enfrenta. A este propósito, la tesis que ahora voy a expresar es que para el maestro mediador, la mediación pedagógica entendida como un “estilo de interacción educativa no frontal ni impuesta, aunque sí intencionada, consciente, significativa y trascendente”. Le permite constituirse en un verdadero vínculo entre el sujeto de aprendizaje y el objeto de aprendizaje, entre el saber actual o real del alumno concebido desde sus propias capacidades cognitivas y su saber potencial cimentado y fortalecido con la mediación de otro u otros. El maestro mediador debe ser entonces el principal promotor y defensor del conocimiento socialmente construido.
El anterior planteamiento se contrapone a las corrientes tradicionalistas e instruccionales que entendían la enseñanza como un acto donde prevalecía la transmisión de la información. Pero la Escuela y por supuesto el maestro de hoy, han venido en un proceso progresivo de reflexión y transformación. Una importante contribución a este cambio de paradigma lo constituye la teoría socio histórico cultural de Vygotski quien propone la noción de zona de desarrollo próximo o potencial (ZDP), que actualmente continúa siendo un concepto clave de la medición pedagógica y se define como:
“La distancia entre lo actual, real, lo que en su momento puede hacer una persona sola, sin ayuda y que refleja el nivel de desarrollo de sus funciones cognitivas y lo potencial, lo que puede hacer con la ayuda de otro y que manifiesta el nivel de desarrollo psicológico a lograrse”
Por otra parte, Reuven Feuerstein, comparte los postulados vygotskianos y propone los requisitos con los cuales el maestro como mediador entre el sujeto (alumno) y el objeto (contenido de enseñanza) lograría cumplir con los objetivos del proceso de mediación. Estos incluyen: participación y comunicación activa maestro-alumno, propósito claro de la actividad (qué y cómo), sentido de la actividad, aplicaciones a futuro de la actividad (trascendencia) y suficiencia (sentimiento de capacidad o autoestima).
Frente a los enfoques de Vygotski y Feuerstein, podemos establecer que el proceso de mediación se evidencia en la correlación maestro-alumno, durante la realización de una actividad educativa en la que median recursos que buscan conducir al aprendiz a su zona de desarrollo próximo.
Es muy importante en este punto tener en cuenta que los avances tecnológicos y el vertiginoso desarrollo de los medios de comunicación, han conducido a la inclusión de las TIC en los salones de clase y al incremento de programas educativos virtuales, generado cambios en las estructuras metodológicas y en los alcances de los procesos de enseñanza en cuanto a la interrelación mediador (maestro) – objeto (conocimiento) – sujeto (alumno). Reyes p 4 Paráfrasis. Aun así, también es cierto afirmar que las nuevas tecnologías de la comunicación, no suplen el papel del maestro en el acompañamiento a los procesos de mediación pedagógica propios de estos entornos de aprendizaje El rol del maestro mediador en estos nuevos ambientes no desaparece, por el contrario continúa siendo indispensable, pues el uso de la tecnología, requiere de la mediación del maestro, quien es el que finalmente le confiere la intencionalidad para que los alumnos accedan a su ZDP.
Algo más que añadir es que la mediación pedagógica, como herramienta para la construcción social del conocimiento, tiene como característica el hecho de posibilitar la intercomunicación alumno-pares- docente-contexto social. Condición que permite la potenciación de aprendizajes significativos mediante la dirección intencional del maestro.
Concluyamos entonces que, la mediación pedagógica para el maestro mediador se convierte en un pilar de su actuar docente, y le confiere la competencia que como profesional de la educación debe adquirir para asegurar verdaderos procesos de enseñanza estratégica encaminados hacia la adquisición de aprendizajes realmente significativos que generen, además, verdaderos procesos metacognitivos y autorregulatorios, tan indispensables en la formación integral de los estudiantes de esta generación. Además de lo anterior, la mediación pedagógica facilitado y promueve la visión de la educación como una práctica social cuyo eje es la cultura, y cuyo fin principal es la promoción y defensa de la autonomía y libertad propias de todo individuo, de manera que sobre estas premisas se alcance al fin la tan anhelada humanización del conocimiento.
Finalmente es importante resaltar la comunicación como base de los procesos educativos en los cuales debe existir “una corresponsabilidad entre la institución que ofrece los materiales y los participantes, un encuentro entonces, orientado hacia la construcción de conocimientos y la apropiación y la significación de la propia realidad”.
