Modelos De Intervención Del Trabajo Social
La aplicación de los modelos de intervención
El modelo de intervención fue usado por primera vez por Wener A. Lutz en los setenta. Surgen de las teorías y por lo tanto son contrastables, además es donde se incluyen los métodos, teorías y aspectos filosóficos de un oficio concreto. Los modelos explican la realidad y sirven para orientar a la práctica ya que aclaran el motivo de la utilización de principios, fines y métodos y técnicas concretos y el tipo de medio en el que deben de ser utilizados.
Según Du Ranquet (1996), el modelo describe lo que hace el trabajador social, la recogida de datos, la elaboración de hipótesis, la elección de objetivos, técnicas y estrategias de la intervención. Según qué modelo, se priorizará unas teorías u otras para que se adquiera los conocimientos necesarios para el trabajo.
Según Payne los modelos de Trabajo Social desarrollan lo que ocurre durante la práctica y “al ser aplicables de forma estructurada a un amplio muestrario de situaciones, extraen una serie de principios y pautas de actividad que dan coherencia y uniformidad a la práctica” (Payne, 1995). Es decir, que los modelos abarcan multitud de situaciones diferentes y por ello tienen la base necesaria para poder dirigir a la práctica.
Según Howe, es necesario un modelo teórico unitario para el Trabajo Social para “alojar todas las fórmulas explicativas del Trabajo Social bajo un mismo techo” (Howe, 1999).
Relaciones entre Malcolm Payne y David Howe
Para Malcolm Payne (2002) el trabajo social se construye socialmente a través de las interacciones con los clientes, a través de su formación como ocupación dentro de una red de profesiones afines y a través de fuerzas sociales que lo definen. Además, las teorías tienen características comunes que hay que tenerlas más en cuenta que sus diferencias.
Según Howe, la percepción del cliente es parte integrante de la práctica del Trabajo Social ya que no es una parte aislada. Considera de importancia qué piensa el usuario acerca de la asistencia que recibe y cómo la comprende porque “los clientes que comprenden el rol del trabajador social y aprecian sus métodos están más satisfechos” (Howe, 1999). Por ello la claridad del trabajador social es fundamental para que el cliente tenga constancia de cuáles son los métodos y los propósitos.
Siguiendo en la misma línea, para Payne (1995) los futuros trabajadores sociales han de tener fluidez sobre las ideas teóricas que envuelven el trabajo social, puesto que estas ideas constituyen un pilar importante en la comprensión de lo que hacen y en el desarrollo de su identidad como tales.
Esto se refleja claramente en la intervención hacia los usuarios ya que, según David Howe, cuando la gente se encuentra con objeto físicos u otros seres intentan formarse una opinión de ellos, de sus características y su conducta general. Se generan ideas acerca de lo que está ocurriendo y por qué las cosas son como son y hacen lo que hacen. Sentir incertidumbre sobre la forma en que el mundo material tiene tendencia a comportarse es desconcertante. Buscamos reducir esa incertidumbre teniendo ideas o teorías sobre la gente y los objetos que nos rodean. Buscamos patrones y regularidades. Tratamos de reconocer esos patrones. De igual modo, las dudas sobre la intervención genera una situación de descontento sobre el cliente.
Según Howe (1999), cada teoría y su práctica correspondiente, contienen presupuestos sobre la gente y la sociedad que las sitúa en uno de los cuatro paradigmas, (humanistas radicales, estructuralistas radicales, interpretativas y funcionalistas). El paradigma se refiere a lo relacionado con lo científico y que es universalmente reconocido que, durante cierto tiempo, nos dan los tipos de problemas y soluciones de un colectivo. El problema a tratar y sus resoluciones, los métodos y los objetivos propuestos cambiarán según los paradigmas y las teorías a los que se asocien.
De forma que la teoría utilizada por un trabajador social determina fundamentalmente su trabajo en la práctica. El paradigma está apoyado en una lógica que le permite al trabajador social elegir sus teorías con una conciencia creciente de lo que cada una significa en la práctica. Tal como indica Howe (1999) las teorías capacitan a quienes las utilizan para hacer conocer su realidad: describir, explicar, predecir, controlar y realizar.
Por consiguiente, para Malcolm Payne, la práctica y la teoría del trabajo social están influenciadas por muchas fuerzas sociales ajenas al desarrollo académico y práctico de la profesión. Dichas fuerzas sociales están condicionadas por las políticas y las necesidades personales y sociales.
Según David Howe (1987) todo lo que hacemos es teorético. Sería un error pensar que la teoría emana del desarrollo académico completamente formada. En lugar de eso y de acuerdo con la perspectiva pragmática, debe ser siempre modelada por la acción de la práctica diaria. El quid de la cuestión está en qué medida es la teoría modelada por la acción y sensible a ella.
Por su parte Payne (1995) señala que los modelos de trabajo social describen en general lo que sucede durante la actividad práctica y al ser aplicables de forma estructurada a un amplio muestrario de situaciones, extraen una serie de principios y pautas de actividad que dan coherencia y uniformidad a la práctica. Utiliza una tipología distinta de los modelos, sin puntos de conexión entre las mismas. Los modelos que más se repiten son el psicosocial, resolución de conflictos, conductista, cognitivo, humanista, marxista, radical y ecológico.