Novela Reveladora de George Orwell: 1984
Sociedad de la información
Vivimos en una época en la que la información es más accesible que nunca. Esta afirmación nos puede llevar a pensar que al tener la información más a mano y poder acceder a ella con facilidad se derivaría a una sociedad en la cual la población acceda a esa información y adquiera conocimientos. Sin embargo, esta situación tiene pocas similitudes con la actual aún teniendo acceso a toda esta información. La cuestión es ¿por qué?
La sociedad de la información es la que se considera sucesora a la sociedad industrial y se ha originado con la llegada y masificación de las TICS e Internet. Esta sociedad tiene lugar en los países más desarrollados, ya que son los que cuentan con los medios para acceder y poseer tecnologías de la información y la comunicación, es por eso que nos podemos encontrar un menor índice de población con acceso a Internet en los países en vías de desarrollo.
Gracias a esta nueva sociedad se ha permitido un gran desarrollo económico de numerosas compañías y empresas al contar con un acceso más rápido a la información que necesitaban. Se ha permitido un gran desarrollo educativo de la población subiendo la tasa de alfabetización y, por tanto, la capacidad de leer para documentarse y escribir para dar a conocer lo que se sabe. No obstante, no todo son ventajas. Esta sociedad de la información cuenta con el acceso a una cantidad de información masiva, tanto así que se puede considerar que estamos en una época de saturación de la información en la que la existencia de tanta información puede llegar a ser ininterpretable, siendo la información intrascendente o la denominada desinformación la que se encuentra más al alcance de cualquier persona y por tanto, la que se asume por verdad.
Esa desinformación o información manipulada no alcanzaría un gran rango de alcance si cada usuario, al contar con los medios para ello, evaluara la calidad y veracidad de la misma. Así, si a un usuario le llega desinformación y es capaz de discernir que no se trata de información verídica o de calidad puede dejar de compartir esa información y hacer entender su invalidez. Sin embargo, es un proceso algo cansado y reiterado que no todos están dispuestos a realizar. Así, el problema radica en la llegada masiva de desinformación y el rápido alcance que puede llegar a tener debido a medios de difusión masiva como las redes sociales.
En este estudio se presentará el análisis de la presencia de la desinformación de la crisis sanitaria del Covid-19, un breve análisis de la visión de 1984 y las causas y consecuencias de la desinformación.
Infodemia en tiempos de pandemia
El año 2020 será recordado por los historiadores como el año en el que la pandemia de la Covid-19 estalló. Este grave acontecimiento ha modificado de manera radical muchos aspectos de la vida de todos. La comunicación no es una excepción. En situaciones de alarma como el terrorismo, catástrofes medioambientales o pandemias, el consumo informativo incrementa y se necesita información rápida y veraz sobre el acontecimiento. En este contexto, los medios de comunicación se esfuerzan para satisfacer esta necesidad de información y, generalmente, bombardean al público con cualquier noticia de interés. Si añadimos la información publicada en las redes sociales, observamos que el público se siente aturdido por la abrumadora cantidad de noticias que recibe constantemente. Mediante una investigación de este año (Lázaro-Rodríguez; Herrera-Viedma, 2020) se mostró que, hasta el día 10 de abril, se habían publicado en España 432.058 noticias sobre la pandemia. Es paradójico que el exceso de información genere una gran dificultad para mantenerse informado pero es una situación muy habitual en la actualidad. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha creado el término de ‘infodemia’ (WHO, 2020).
La OMS define infodemia como una sobreabundancia de información que incluye los intentos deliberados de difundir información falsa. Además, insta a los Estados que apliquen medidas para combatir con este problema. La información errónea es uno de los mayores inconvenientes para el público que pretende estar informado. Las llamadas fake news o bulos proliferan en temas tan mediáticos como este. Sus consecuencias pueden llegar a ser muy graves: la desinformación, la confusión e incumplimiento de las medidas de prevención contra la pandemia, problemas de salud o incertidumbre. Las personas quedan fatigadas y se genera una gran desconfianza hacia los medios. Se les acusa de ser sensacionalistas y alarmistas, de solo buscar noticias impactantes, de invadir la privacidad de las personas e incluso de modificar la información debido a sus intereses e ideologías. Este clima polariza a la sociedad y fomenta los comportamientos emocionales, que no aportan nada a la mejora de la crisis sanitaria.
Como vemos, la sobreinformación es un lastre más que la sociedad tiene que llevar a la espalda en lugar de un alivio como podríamos pensar en un principio. La información veraz se esconde bajo montañas de noticias sensacionalistas o incorrectas y el individuo tiene que dedicar un gran esfuerzo en buscar las noticias, seleccionar las fuentes más fiables y hallar la información realmente útil. Así, estamos creando una sociedad desinformada que, quiera o no ayudar a mejorar la situación, solo consigue amenazar los logros de los expertos en materia de salud.
1984 (George Orwell)
1984 es la madre de las distopías. La novela de Goerge Orwell es una de las obras más importantes del siglo XX que ha supuesto uno de los fenómenos literarios más trascendentales y sugerentes en el ámbito de la sobreinformación y la manipulación mental.
En 1984 Orwell imaginó un futuro en el que los gobiernos tuvieran suficiente poder como para controlar a sus ciudadanos y convencerlos de que sus ideales eran los correctos. Muy revelador. La obra nos sitúa en 1984, un año que para el autor suponía un futuro distópico, al haber sido escrita en 1949. Winston, su protagonista, trabaja en el Ministerio de la verdad. Este órgano del gobierno se dedica a brindar a los ciudadanos las noticias más importantes, sin embargo, el ministerio manipula la información a su gusto. Así, modifican las noticias y reescriben los hechos de manera que sólo puede beneficiar al partido controlador. La ciudad en la que vive el protagonista está repleta de carteles que recuerdan que “El gran hermano te vigila”. Sin opciones, Winston pasa su vida entre pantallas que le vigilan constantemente, manipulando información y trabajando para sus gobernantes. Eso es lo que hacen todos, obedecen órdenes como sumisos sin sangre ni opinión, educados y controlados por un gobierno que los quiere esclavos e ignorantes. Pero Winston no es así. El consuelo del protagonista se encuentra en la esquina de su oscura habitación, donde las cámaras no pueden verle. Allí guarda su diario, donde plasma sus verdaderos pensamientos sin más límites que los de su propia conciencia. Lo que Winston hace es la mayor de las traiciones para el gran hermano. Ellos lo llaman crimental. El crimental es la muerte.
Ya en el comienzo del libro Orwell quiere haceros ver que los ciudadanos del gran hermano están constantemente recibiendo información. falsa y manipulada por el ministerio de la verdad cuyo único objetivo es el adoctrinamiento mental. Los ciudadanos piensan lo que ellos quieren que piensen, lo que convierte el aluvión de noticias en la más profunda desinformación. Ese es el gran poder de la información y sus consecuencias, clave en el tema que nos ocupa.
‘Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado’. El constante bombardeo de mensajes que emiten las pantallas las veinticuatro horas del día, terminan por someter a la masa en un estado de inconsciencia, en el que la capacidad de autorreflexión prácticamente no existe. Es asfixiante. El único espacio en el que Winston puede ser uno mismo es dentro de su propia mente. Sin embargo, el gran hermano lleva su represión más allá de la físico. De esa manera y con una neolengua inventada por el gobierno, el gran hermano pretende eliminar ideas, pensamientos y palabras como libertad de la mente de los ciudadanos y , por lo tanto, de la propia realidad. Así, éstos no tendrán los medios para defender posturas contrarias a la del partido. Ni siquiera encontrarán las palabras para hacerlo.
Si dos más dos son cinco es lo único que conoces desde que has nacido, jamás tendrás los medios suficientes para argumentar que dos más dos son cuatro. Nadie se molesta en plantearse, ni siquiera en su propia mente teorías contrarias a lo que escuchan y a lo que leen, porque no conocen las maneras. La desinformación de la sobreinformación. Es la infodemia más absoluta y exagerada lo que nos muestra el autor británico en esta obra maestra de la literatura.
Así, 1984 se convierte en una de las visiones más trascendentales sobre el tema de la sobreinformación. Una obra imprescindible en todos los sentidos y más que reveladora en el tema de la sobreinformación. Orwell imaginó hace más de 70 años la manipulación informativa que ahora ocupa más que nunca nuestra extraña realidad. Él sí controlaba el presente, el pasado y el futuro.
Causas y Consecuencias
La sobreinformación es una de las causantes del “síndrome de fatiga informativa”, ya que puede afectar en la cantidad y calidad del sueño, estas producen más preocupación y aumentan la tensión mental, es decir, es una fuente de estrés para nuestro cerebro. El doctor Estivill comenta que es “un síndrome que nos puede afectar a todos, incluso a niños y adolescentes porque se trata de estímulos externos que llegan a nuestro cerebro, causando este estado de aumento de tensión y confusión”.
Una consecuencia de esta sobreinformación es que nuestra atención se desenfoca. Y cuando fijamos la atención, lo hacemos tan tenuemente que su huella apenas es epidérmica. Algunos se preguntan si la realización de la multitarea en las redes altera nuestra concentración y la conlleva a un pensamiento más frágil, como se explica con el “síndrome de fatiga informativa”
Se recomienda apagar el móvil horas antes de acostarse para así no estar en estado de tensión y conciliar mejor el sueño. El cerebro necesita descansar y desconectar para poder dormir, revisar las redes antes de acostarse es sobrecargar el cerebro de información.
Las consecuencias más desfavorables de la situación en cuanto a la sobreinformación es la manipulación de las redes sociales y como la mayoría de las personas tienen acceso a estas, el incremento y el mal uso que se le han dado a lo largo de los años, debido a que estas alteran la realidad para cambiar la opinión pública, y la decadencia de las capacidades individuales y grupales para seleccionar, abstraer y modificar la información que se está recibiendo.
Bibliografía
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- Masip, P.; Aran-Ramspott, S.; Ruiz-Caballero, C.; Suau, J.; Almenar, E. y Puertas-Graell,D. (2020). “Consumo informativo y cobertura mediática durante el confinamiento por el Covid-19: sobreinformación, sesgo ideológico y sensacionalismo”. El profesional de la información, 29(3), e290312https://doi.org/10.3145/epi.2020.may.12
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