Poder Político del Estado en la Comunidad
Introducción
Desde que existe una fuente de poder político al interior de una comunidad, uno de los problemas más graves y recurrentes ha sido la manera de transferir dicho poder a otra persona oa otra institución. La complejidad de transferirlo ha generado innumerables conflictos históricos. Aun antes de que existiera el Estado como lo conocemos hoy, los cambios en el poder ya eran un problema. La causa de que esto sea una complicación común en la historia de culturas y países es que no todos respetan las reglas establecidas para ello.
Desarrollo
Ante un cambio en la persona o institución que detenta el poder, quienes buscan el acceso a él, pero no son favorecidos por las reglas, o quienes en un momento dado tratan de cambiar a esa figura por otra, recurren a métodos alternativos de conquistarlo. La opción más eficiente para ello ha sido la violencia política en sus múltiples formas. Este tipo de violencia ha sido ampliamente estudiado por las ciencias sociales, pues históricamente ha resultado determinante en el devenir político, social, e institucional de los países.
Miles de libros y ensayos se han escrito sobre motines, guerrillas, revoluciones o guerras civiles. Sin embargo, una de las modalidades de violencia política más frecuentemente utilizada y menos estudiada es el golpe de Estado. Este particular modo de violencia es, incluso en la actualidad, una de las formas más comunes de acceder al poder en países en vías de desarrollo. A inicios de la década de 1970, Carlos Barbé estableció en el Diccionario de Política, coordinado por Norberto Bobbio.
Más de la mitad de los gobiernos del mundo en aquel entonces habían llegado al poder por medio de golpes de Estado.2 Esto quiere decir que, hace apenas 40 años, el golpe de Estado, una forma de violencia política, era la técnica más usada a nivel mundial para acceder al poder político, por encima de las sucesiones dinásticas y los procesos democráticos juntos. Estas cifras son muy altas para un fenómeno tan poco estudiado y a la vez tan frecuente.
Desde 1946, un año después de que terminara la Segunda Guerra Mundial, y hasta 2010, hubo 616 golpes de Estado en todo el mundo, 299 de los cuales se consideraron exitosos, dándole al fenómeno una tasa de éxito del 49%.3 Haciendo una división regional del mundo, el África Subsahariana constituye la región más afectada por golpes de Estado en los últimos 70 años, con 245 golpes y una efectividad del 44%. A ella le sigue América Latina, con 154 golpes y una tasa de éxito de 56%.
Estos números nos indican que en la región que va del sur del Río Bravo a la Patagonia, incluyendo las islas más grandes del Caribe (Cuba, Jamaica, República Dominicana, Haití, Dominica, Trinidad y Tobago y Granada), ha habido, en promedio, 2.4 golpes de Estado al año. Estudiar la región de América Latina y el Caribe a través de sus golpes de Estado como método de cambio gubernamental es una herramienta poco explorada y muy útil para entender a las instituciones que conforman la región en la que vivimos y su evolución a lo largo de los últimos años.
Uno de los problemas más importantes al estudiar este fenómeno en la región es que, a pesar de que en años recientes las democracias latinoamericanas son más sólidas y estables, los golpes de Estado no han dejado de acontecer. De 1991 a 2010 se generaron 19 intentos de golpe, siete de los cuales tuvieron éxito. Aunque en comparación con los años de la Guerra Fría el número de golpes disminuyó considerablemente, un golpe por año sigue siendo una tasa sumamente alta para democracias “estables’.
Conclusión
Paralelo a la disminución en golpes de Estado, América Latina ha visto un incremento en otros procedimientos encaminados a una transición en el poder del Estado fuera de los procedimientos electorales: las renuncias de los mandatarios y los juicios políticos a los mismos, que suelen concluir en encarcelamientos y exilios. A pesar del fin de la Guerra Fría, o quizá precisamente por ello, es posible que los golpes de Estado hayan cambiado para adaptarse a una nueva realidad, regional y mundial, que permita a quienes solían acceder al poder por medio de golpes de Estado.