Políticas Económicas de Perú, Una Cuestión de La Brecha de Ingresos y Riqueza
Según el análisis que efectúa el Banco Mundial, en el año 1990 el PBI peruano era de 26, 41 mil millones de dólares y para el año 1995 el PBI había crecido a 53, 313 mil millones de dólares, lo cual representaría un incremento casi al doble del PBI demostrando una importante mejoría en las actividades productivas del país y un mayor valor del mercado por parte de la población. A su vez, este crecimiento económico también se veía involucrado en la vida cotidiana de las personas ya que al haberse aumentado la riqueza en el país, expresado en el PBI, los salarios de la mayoría de los trabajadores aumentaron como consecuencia del conveniente estado de la economía dando como resultado que entre 1992 y 1995, “los formales vieron incrementados sus ingresos en 7.8% – promedio anual, (crecimiento liderado por el aumento del ingreso de los profesionales y técnicos independientes y los asalariados en empresas grandes)” (Saavedra, 1998). Además, los trabajadores independientes entre 1991 y 1994 verían sus ingresos aumentados en 10,2%, aunque con una ligera disminución de -1% hacia 1995.
Se puede afirmar mediante dichos datos expuestos, que el crecimiento económico y las inversiones dirigidas al Perú por parte de capitales privados, impactaron positivamente en los ingresos percibidos por la población debido a que la producción y la riqueza aumentaron trayendo como consecuencia aumento en los salarios, lo cual les permitió mejorar su condición socioeconómica y acceder a servicios que antes no podían permitirse, consecuencias que luego se verían representadas en la disminución de la pobreza a nivel nacional.
Reducción de la pobreza y Mejora de la calidad de vida
El aumento del PBI estuvo vinculado con el aumento de la calidad de vida y disminución de la pobreza, frente a que “la tasa de pobreza casi se duplicó entre 1985 y 1991, periodo en el cual el PBI per cápita cayó en 20%” (Abusada & Cusato, 2007). Al año 1991 cuando las reformas económicas recién comenzaban a impactar en la sociedad la pobreza se encontraba en 55.1% de la población nacional y para el año 1994 esta había disminuido a 53.4%, si bien no fue mejora en demasía ya que solo disminuyeron 2 puntos porcentuales, marcó una continuidad para la reducción de la pobreza que se mantendría en los años posteriores implicando un importante avance social y mejora constante de la calidad de vida en el Perú, además, los avances más importantes se dieron en la Sierra rural donde la pobreza de 72.6% en 1991 bajó a 64.7% en 1994. Esta mejora de la calidad de vida está representada en un avance evidente del Índice de Desarrollo Humano; según el informe “Evolución Socioeconómica del Perú 1990 – 2010” elaborado por el gobierno peruano. al año 1990 el IDH en el Perú se encontraba en 0,708. Y llegaría a bajar aún más hasta 0,642 al año 1992, encontrándose el Perú en el puesto 95 a nivel mundial por Índice de Desarrollo Humano en ese año especifico. Estas agravadas condiciones sociales eran inherentes a las consecuencias a corto plazo de las políticas económicas de Alberto Fujimori de ajustes fiscales y recortes económicos a los servicios sociales que el estado aseguraba a la población. Sin embargo, estas políticas estaban diseñadas para causar impactos positivos al largo plazo ya que al año 1995 el IDH había aumentado a 0,735, promoviendo al Perú al puesto 85 a nivel mundial. Demostrando el éxito del impacto de las políticas económicas del gobierno de Fujimori sobre la sociedad peruana; ese aumento del IDH implicaba que, además, se relaciona con otros indicadores como el aumento de la esperanza de vida al nacer, desde 63,0 en 1990 hasta 67,7 en 1995; evidenciando una mejora en los sistemas de salud y de atención médica. Por otra parte, la tasa de alfabetismo en adultos aumentaría de 85.5 en 1990 a 89.0 en 1995; acompañado de una evidente mejoría en la escolaridad inicial, primaria y secundaria ya que pasaría de encontrarse en 74 a 79, refiriendo a la tasa bruta de matriculaciones escolares. Si bien hubieron retos referentes a asegurar la calidad de la educación, es bastante clara la mejoría en los sistemas educativos y en el aumento del poder adquisitivo de muchas familias que ahora eran capaces de brindar educación a sus hijos, consecuencias de liberalizar el sector educativo ya que fomentó la creación de nuevas escuelas y de las políticas económicas de Fujimori que lograron mayor poder adquisitivo para la población permitiendo que más peruanos accedan a la educación, siendo un importante avance y beneficioso impacto social.
Consecuencias e impacto negativo
Si bien ya se vio el impacto positivo que tuvieron las políticas económicas de Alberto Fujimori “estos resultados, sin embargo, fueron logrados ocasionando una serie de distorsiones en la economía, mediante políticas macroeconómicas claramente insostenibles.” (Marco Terrones, 1993). Perspectivas que argumentan otros autores opuestos a la política fujimorista, indicando que dichas políticas económicas causaron precariedad laboral, agudizaron la desigualdad y afectaron negativamente a las clases sociales más vulnerables, además de una creciente corrupción producto de la desregulación. Dichas perspectivas contrastan con los buenos resultados que se argumentaron en el apartado anterior por lo que se examinarán y analizarán las principales consecuencias negativas de la política económica de Fujimori para la sociedad peruana.
Desigualdad social
Las políticas económicas aplicadas contribuyeron al aumento de la desigualdad social según cantidad de ingresos económicos, sobretodo ese incremento fue consecuencia de las políticas de privatización y liberalización del mercado, las cuales permitieron que empresarios con grandes capitales adquirieran diferentes empresas públicas que el estado antes empleaba para otorgar servicios, y ahora los empresarios podrían lucrar con ello, causando que la riqueza se concentre en pocos grupos empresariales, en contraste con la mayoría de la población. Se evidencia mediante el aumento del coeficiente de Gini de “0,641 puntos al año 1990 hasta 0,653 en 1995” (Mendoza, Leyva, & Flor, 2011). Si bien no es un aumento exponencial, implica un impacto social claramente negativo como consecuencia de las políticas económicas porque la riqueza generada se empezó a concentrar en menos actores económicos, por tanto, muchas más personas no percibían el crecimiento económico en su entorno y tampoco la riqueza generada no obedecía al conjunto de necesidades de la sociedad, sino que se encontraba a disposición de un pequeño grupo de empresarios.
La informalidad y precariedad laboral
La gestión de Fujimori logró que “entre 1992 y 1995, el año pico en términos de empleo, el empleo creció en total 23,1%” (Saavedra, 1998). Sin embargo, también se aprobaron medidas que permitieron una mayor flexibilización laboral posibilitando peores condiciones laborales junto a una mayor precariedad laboral que impactarían sobretodo a los trabajadores del sector privado, mediante la ley 25327, misma que había permitido las privatizaciones, ahora aprobaría “la figura del despido arbitrario que permitió que los empleadores despidieran a los trabajadores sin mayor explicación.” (Loayza, 2011). Estas políticas se aplicaron esperando que ha mayor desregulación laboral se atraerían más inversiones y empresas al país que generarían empleo y riqueza, sin embargo, los resultados no cubrieron todas las expectativas que se había planteado el gobierno ya que a pesar del pico de empleo que se había conseguido, aún había muchos desempleados. Según el informe “Evolución Socioeconómica del Perú 1990 – 2010”, en el año 1991 el desempleo se encontraba en 5,8%, mostrando un importante descenso desde el 8,5% en el que se encontraba en 1990 pero desde 1992 el desempleo empezó a subir hasta 9.4% llegando al máximo de 9,9% en 1993 y desde esa cifra disminuyó a 7.1%, sin embargo, nunca volvió a disminuir de forma importante desde esa cifra o estar si quiera cerca al 5.8% que había en 1991 antes de las reformas laborales que aplicó el gobierno. Es por lo que se considera la precariedad laboral anteriormente mencionada como una consecuencia de las políticas de flexibilización laboral, haciendo posible que las empresas realicen grandes recortes de planilla con el objetivo de reducir costes en salarios y lo relacionado con recursos humanos ya que el Perú aún no se había recuperado totalmente de la crisis económica y las empresas buscaban ser más solventes para mantener sus ingresos, además de estar preparados ante una posible recaída. Estos cambios en la política laboral realizados por el gobierno impactaron perjudicialmente en la sociedad porque ya no había una legislación que protegiera realmente al trabajador de los despidos arbitrarios y de la precariedad laboral, más bien los favorecía, y a su vez hacia posible un empeoramiento de las condiciones laborales trayendo como consecuencia un aumento de la informalidad laboral, que además era causada por el aumento del desempleo porque llevaba a la población a buscar otras alternativas para generar ingresos, aunque fuera en la informalidad y por más precarias estas opciones fueran. La informalidad laboral aumentó “ya que la participación del sector informal habría crecido de 48.1% en 1990 a 51.9% en 1995” (Saavedra, 1998), lo cual fue una consecuencia negativa para la población porque al encontrarse en la informalidad, esos trabajadores no podrían acceder a las prestaciones de salud, indemnizaciones o pensiones que brinda al estado para todos los trabajadores ya que no se encuentran registrados como tales por el hecho de laborar informalmente. Situación que afectó mayormente a las poblaciones más vulnerables socialmente, sobretodo las de menores ingresos y de menor cualificación laboral que eran quienes más dificultades tenían para insertarse en el mercado laboral formal debido a su situación de pobreza que no les permitía acceder a una buena formación, acrecentando aún más la desigualdad por ingresos económicos entre la población.
Conclusión
En conclusión, se puede afirmar que, debido a las políticas económicas aplicadas, el primer gobierno de Alberto Fujimori “privilegió el mercado como institución para la asignación de recursos, reduciendo significativamente la participación del Estado en la economía” (INEI, 2016). Dichas reformas impactaron de forma holística en la sociedad peruana, generando profundos cambios tanto favorables como desfavorables para la población ya que como se ha expuesto y evaluado, se encuentra que la inflación logró reducirse acompañado con un exuberante progreso económico, causando que el poder adquisitivo de la población aumente y nuevamente pueda cubrir sus necesidades básicas, causando disminución de la pobreza a nivel nacional, sobretodo en las zonas de la sierra rural. Sin embargo, por otra perspectiva, con la liberalización de la economía y las políticas implicadas para lograr ese objetivo, como las privatizaciones, la riqueza se acumuló en pocos grupos empresariales beneficiados por la adquisición de empresas otrora estatales, lo cual causó un incremento de la desigualdad por ingresos en la sociedad según lo expresado con el coeficiente de Gini, además de traer consigo problemas sociales como el empleo precario y la informalidad que si bien gracias a las inversiones extranjeras se crearon más puestos laborales, la mayoría de nuevos trabajadores ya no gozaban de sus derechos laborales que dejaron de ser protegidos por el gobierno causando mayor precariedad.
A pesar de ser cambios radicales, las políticas económicas de Alberto Fujimori fueron las necesarias para rescatar al Perú de la debacle financiera y social asegurando el desarrollo que el Perú ha logrado, que progresivamente iría en aumento mejorando la calidad de vida de todos los peruanos, ya que se evidenció que las políticas económicas aplicadas estaban diseñadas para generar un impacto social positivo a largo plazo que fuera asimismo sustentable porque si bien se observa que durante los primeros años hubieron consecuencias adversas, posteriormente con la recuperación económica y el mercado estar liberalizado; se ofrecerían mejores salarios, se reduciría la pobreza y la desigualdad no representaría necesariamente una consecuencia negativa para la sociedad porque la riqueza se puede acumular en pocos actores económicos pero este no es un bien estático sino que la riqueza aumenta progresivamente lo cual crea mayor capital para generar emprendimientos y nuevos puestos laborales que darían trabajo a los peruanos consiguiendo que tengan un sustento económico, causando así una conformidad entre las clases sociales del Perú de ese entonces permitiendo que si bien los más ricos fueran aún más ricos, también los pobres serían más ricos gracias a las políticas económicas de Alberto Fujimori.