Reflexión sobre la Violencia Doméstica en la Novela Nada de Laforet
“¿Y cómo se puede huir cuando el hombre tiene una navaja y unas piernas para seguirte hasta el fin del mundo?” (Laforet 298) Así le afirma el personaje de Gloria al personaje de Andrea el porqué no huye Gloria de su marido quien la golpea y la maltrata emocional, verbal y físicamente a lo largo de la novela Nada de Carmen Laforet. Existen varias razones por las cuales mujeres aguantan una situación como la de Gloria. La violencia que sufre Gloria se puede decir que es el resultado de las normas que se han impuesto desde el principio de los tiempos cuando en el pasado, la violencia doméstica era una forma en el que un esposo podía justificadamente ‘corregir’ a su mujer. Se puede decir también que la violencia que sufre Gloria es el resultado de vivir durante tiempos de guerra como es el caso de la familia en Nada o como en el caso de las hermanas Cristina y Ana en la novela Amor, curiosidad, prozac y dudas de Lucía Etxebarría, la violencia puede ser fruto de haber presenciado la violencia doméstica cuando eran niñas y después sufrir de daños secundarios. Para entender la violencia doméstica dentro de las novelas Nada y Amor, curiosidad, prozac y dudas, es importante analizar un poco la historia de la violencia doméstica en contra de las mujeres, la violencia como resultado de vivir en tiempos de guerra y posguerra y los efectos y consecuencias de la violencia doméstica.
Según el Centro de Coalición de Arizona contra la violencia doméstica, la violencia doméstica se puede definir como el maltrato físico o psicológico de un miembro de la familia a través de golpes, amenazas, insultos o incluso abuso económico para controlar a una persona. Sin embargo, la violencia doméstica, en algunos casos, es todavía el resultado de las normas impuestas por la cultura machista desde el principio de los tiempos. En la antigüedad, la violencia doméstica no era vista como un delito sino una manera de establecer orden en el hogar. Unas de las primeras leyes documentadas de la historia es el código de Hammurabi que fueron creadas en la antigua Mesopotamia. La ley número 141 de Hammurabi indicaba que, si la esposa de un hombre deseaba dejarlo, su esposo tenía la opción de dejarla en libertad o retenerla. Si el esposo no la deseaba dejar libre, la esposa debía permanecer como sirvienta en la casa de su esposo. La ley número 143 denotaba que, si una mujer dejaba a su esposo y arruinaba su casa, descuidando a su esposo, la mujer sería arrojada al agua. También, existía una ley que, si una mujer “santa” abría la puerta de una cantina o entraba para tomar algo, sería quemada hasta morir. Desde la iglesia aprobaba la violencia en contra de las mujeres durante el renacimiento. En el siglo quince, el Fray Cherubino de Siena escribió en las “Reglas del Matrimonio” el mandato:
Cuando vea a su esposa cometer un delito, no se vaya hacia ella con insultos y golpes violentos…Regálala con fuerza, acósala y aterrorízala. Y si esto todavía no funciona, tome un palo y golpéela con fuerza, ya que es mejor castigar el cuerpo y corregir el alma que dañar el alma y perdonar el cuerpo…luego golpearla, pero no en enojo sino en caridad y en preocupación por su alma para que la paliza ayude a tu prestigio y a su bien. (Okun 3).
A mediados del siglo diecinueve, existía en la ley Común Inglesa reglas del Matrimonio que permitía a un esposo corregir y castigar a su esposa con una “corrección moderada” (Criminal Justice). Se dice que de ahí nació la “Regla de Pulgar” que significaba que un esposo podía golpear a su esposa con un palo no fuera más grande que el ancho de su pulgar. En Amor, curiosidad, prozac y dudas, Ana fue testigo de los golpes que le dio su padre a su madre y como su padre obligó a su madre a arrodillarse y a arrastrase por el piso. Al recordarse de ese incidente, dice Ana, “alguien me podó a mí, creo, y por eso soy como soy, ordenada y de buen aspecto. Ninguna rama ha crecido por donde no debía. Soy un arbusto podado que ha crecido merced a las indicaciones de los otros” (Etxebarria 107). Aunque los golpes no fueron para Ana directamente, es evidente que esa escena le afecto de tal manera que inconscientemente sintió se debía comportar para evitar los golpes de algún hombre.
Las leyes fueron cambiando para mejorar el rol de las mujeres en el matrimonio, pero existían todavía situaciones donde se seguía tolerando la violencia en contra de las mujeres. Durante la Guerra Civil de España, varias mujeres fueron víctimas de violaciones, abusos sexuales y muchas fueron asesinadas. Algunas mujeres fueron encarceladas donde se les negaba comida y eran violadas por partidarios del General Franco. En septiembre de 1936, unas enfermeras mejicanas de Cruz Roja llegaron a España en una misión republicana que intentaba combatir la revolución militar. Ellas pensaban que por ser mejicanas y trabajar para Cruz Roja no corrían peligro de ser capturadas. No obstante, fueron arrestadas y victimas de tortura por miembros de la CEDA y falangistas en Manacór y fueron calificadas como unas prostitutas milicianas que paseaban los militares en un camión desnudas por todas partes como triunfo de guerra.
Aunque fue escrita varios siglos después de estas reglas que justificaban la violencia doméstica, la novela Nada de Carmen Laforet nos muestra que el tema de la violencia doméstica en España es el resultado de la normalización de varios siglos de cultura machista además del sufrimiento vivido durante tiempos de guerra. Los españoles sufrieron varios años de hambre, escasez, racionamiento y represión a consecuencia de la Guerra Civil. En Nada, la violencia que sufre Gloria a manos de la familia se puede manifestar como un efecto más de la guerra. Cuenta Gloria que cuando llego a la casa se sufría hambre y la casa estaba sucia y toda la familia le parecía loca. Por ser madre y esposa, Gloria se las ingenia para sobrevivir y mantener a su hijo y a la familia, pero aun así la familia la cataloga de “mujerzuela”. Incluso, Laforet da a entender que Gloria salía de su casa porque era una prostituta, aunque revela después que salía solamente a buscar dinero ya fuera en el juego o vendiendo cosas de la casa. A pesar de que Juan disfrutaba del dinero que Gloria traía a la casa, Juan la esperaba cuando llegaba para golpearla. La abuela le decía a Gloria que con los hombres había que tolerar siempre. Esa mentalidad que las mujeres son ciudadanas de segunda clase era mas vigente durante la época del franquismo en España. El gobierno de Franco en esa época impuso reglas que sometían a las mujeres a ciertas normas y Gloria no era mujer que seguía esas normas. Gloria sufría por las reglas de Franco y las reglas que le imponía su esposo y su familia. Aunque ella hablaba de huir, puede que Gloria no lo hacía porque no tenía a donde ir. La ley no permitía el abandono del hogar. El papel de una esposa era estar a cargo de su hogar y de su marido. Muy pocas mujeres trabajaban fuera de la casa y en Nada, Juan le reprocha a Gloria que ya no quiere que venda cosas de la casa y que tenía que conformarse con el dinero que el ganaba. Ella le contesta que no se mueren de hambre porque ella también aporta dinero a la casa. Juan le dice que lo “está provocando” y la golpea y en esa pelea hasta el niño de los dos sale herido por un jarro de agua que se quiebra cuando Juan se lo avienta a Gloria. Puede que la violencia de Juan existiera porque él creía que Gloria le era infiel y de ahí sacaba el dinero o puede que su orgullo de hombre fuese herido porque su esposa lo mantenía o puede ser que como Gloria se resistía a aceptar su papel de víctima, eso lo hacía enfurecerse más. De cualquier manera, a Juan se le permitía los maltratos a su esposa porque el era un hombre y estaba en todo su derecho. Ningún miembro de la familia salía en defensa de la pobre de Gloria. Al contrario, Gloria también sufre violencia a manos de Román, el hermano de su esposo. Román no la golpea, pero la insulta y la maltrata psicológicamente. La llama “estúpida” y “basura” y hasta le ofrece su pistola a su hermano si algún día Juan quería “saltarte la tapa de los sesos o saltársela a la imbécil de tu mujer” (Laforet 132).
Durante la dictadura de Franco, fueron muy definidos los roles de genero aplicados por la sociedad y las leyes. Regresaron las normas machistas que se habían designado hace siglos. Las mujeres rojas o republicanas sufrieron represión y persecución durante la Guerra Civil y la posguerra y el franquismo. Las tropas franquistas les cortaban de pelo y las hacían beber aceite de ricino para humillarlas. También las paseaban por las calles mientras el purgante les hacía efecto. Los vencedores violaban a las mujeres para castigar a las que ellos creían inmorales. Los tribunales militares arbitraban que esas mujeres debían ser castigadas por haber ayudado destruir la ética católica. Miles de mujeres sufrieron humillaciones físicas y psicológicas durante la posguerra.
El prototipo de la mujer perfecta significaba una mujer sumisa y sin identidad propia. Consecuentemente, se publicó el libro Guía de la buena esposa durante esta época donde se daba consejos a las mujeres de cómo comportarse para mantener satisfechos a sus esposos. Además de exigir que las mujeres tuvieran la cena lista, la casa cómoda, los niños limpios, las mujeres también deberían lucir bellas y descansadas, “Descansa 5 minutos antes de su llegada para que te encuentre fresa y reluciente” (Primo de Rivera 2). En Nada, el intercambio de papeles de Juan y Gloria también agrandan los problemas. Cuando Gloria sale a trabajar, Juan tiene que asumir el papel maternal y cuidar de su hijo. Ese es otro golpe a la masculinidad de Juan que causa que se desquite con Gloria.
Los efectos de violencia doméstica es un problema también para las personas que lo observan, especialmente los niños. Los niños expuestos a la violencia doméstica tienen más posibilidades de ser víctimas de abuso cuando sean adultos y de sufrir de salud mental, ansiedad, depresión, estrés postraumático y de dificultades para dormir. En Nada, la tía Angustias le trata de imponer desde un principio las normas de la mujer a Andrea diciéndole, “Toda prudencia en la conducta es poca, pues el diablo reviste tentadoras formas…Te lo diré de otra forma: eres mi sobrina; por lo tanto, una niña de buena familia, modosa, cristiana e inocente. Por lo tanto, quiero decirte que no te dejare dar un paso sin mi permiso” (Laforet 27). Andrea presencio la violencia domestica desde la primera noche que llego a la casa y dijo sentirse oprimida por su tía. Con tal de no ver las peleas de Juan y Gloria a diario, Andrea prefería salirse a la calle a caminar. Sin embargo, el niño de Juan y Gloria no tenia la suerte de poder hacer lo mismo. El pobre niño salió lastimado en una de las peleas de sus padres y en otra ocasión cuando Juan golpeaba a Gloria, le grito a su madre que se llevara al niño porque era capaz de aventarlo.
Podemos ver los efectos de la violencia doméstica en los niños también en la novela Amor, curiosidad, prozac y dudas. El personaje de Cristina fue víctima de violencia sexual desde niña que la dejo confundida y pensando que lo que hacía su primo no tenía nada de malo. Al contrario, el abuso marcó su vida. El violador le pide a Cristina que guarde el secreto porque si alguien se enterraba la meterían a un reformatorio o en un hospital psiquiátrico. La niña apenas tenía nueva años y él tenía veinte. Se puede decir que, a producto de la violación, Cristina empezó a experimentar con varias parejas sexuales y ver el sexo como simple distracción. Incluso uno de sus psicólogos le dice que las niñas que sufren abusos sexuales suelen ser promiscuas cuando mayores porque buscan la atención que se les daba cuando eran niñas. Cuando conoce a Iain él lleva a su casa la primera noche. Iain le pone esposas, le pone una venda en los ojos, aunque Cristina estaba borracha. En vez de atemorizarse y salir huyendo de su casa al siguiente día, Cristina lo vio y dijo que él sería el padre de sus hijos. Todas las manías sexuales de Cristina son efectos de la violencia que sufrió que la dejo marcada con un problema mental. Los problemas mentales y la depresión de Cristina se manifiestan en las escenas donde ella amenaza a su familia con cuchillos, donde intenta suicidarse tomándose un frasco de pastillas y donde se corta las piernas con una cuchilla de afeitar.
El personaje de Ana en Amor, curiosidad, prozac y dudas también fue víctima de violencia y podemos entender un poco la razón de su depresión. La misma Ana dice que su violador, Antonio, la marco y la convirtió en lo que es. Después del incidente, dejo de salir y adelgazo, tanto que cuando se veía en el espejo ella misma notaba que había cambiado mucho. Ana reconoce que la vida que busco al lado de Borja; la casa perfecta, ser la esposa perfecta, fueron para demostrarle a Antonio que ella sobreviviría y que valía más de lo que él creía, pero, aunque tenía una vida ejemplar a su alrededor, la violencia que padeció la dejo vacía por dentro. Ana se echaba la culpa de la violación por haber acompañado a Antonio al bosque y haber tomado demasiado. Esa mentalidad de culpar a la víctima viene de los estereotipos machistas dese hace años. Esas creencias nacieron de la ideología antigua que establecían cómo debe ser el comportamiento de las mujeres y de los hombres. Todavía son suministrados por la cultura.