Reseña Crítica Sobre La Guerra De Las Gordas De Salvador Novo
La obra dramática La guerra de las gordas, me cautivó. Fue una lectura que disfruté y me hizo sentir alegre, ya que pude reírme bastante. Es una obra de teatro muy entretenida, el enfoque humorístico que le da el autor es muy ameno, así mismo el uso de expresiones coloquiales y ciertos términos nuevos para ese entonces, la convierte en un texto con expresión única y divertida. La forma en que se nos presenta a los personajes es muy grata, debido a que sus personalidades y acciones están bien desarrollados y representados a lo largo del libro. Pude recrear la obra muy bien de forma mental, cuando imaginé las voces, los gestos, las acciones, la dicción, la indumentaria y la escenografía pensada por el autor y representada en el texto, me fue muy agradable la lectura y en especial el toque humorístico me pareció maravilloso.
Por otra parte, este escrito nos aporta un acervo cultural notable, tiene bastantes acercamientos acertados respecto al pasado de nuestro país gracias a esto nos es posible apreciar el gran conocimiento histórico que tenía el autor y lo mucho que disfrutaba el fomento cultural a través de sus obras. Es preciso destacar que en un artículo ilustrado del mismo Salvador Novo que se titula: Mis abundantes razones para escribir In Pipiltzintzin o La guerra de las gordas, el autor señala que rescató varios escritos históricos donde se hace referencia a la guerra entre Tenochtitlan y Tlatelolco y donde se acredita su veracidad.
En el siguiente extracto de la obra podemos ver un ejemplo de la excelente unión que logra el autor entre el humor y lo cultural a lo largo de todo el texto:
“Soy Tecónal. Así, Tecónal, no Teconal, que parece nombre de medicina. En náhuatl, recuérdenlo, no hay palabras agudas: todas son graves”.
La combinación de estos elementos le otorga al libro un estilo y singularidad que hacen que destaque, a partir del título tan llamativo nos damos una idea de la excelente forma de narrar que maneja el autor y nos transporta por una parte del reino de Tenochtitlan casi desconocida: la intimidad y entorno familiar de la nobleza mexica.
La trama nos traslada al reinado de Moquihuix el gobernante de Tlatelolco, él nos transmite su inconformidad con los altos tributos que le deben pagar a Tenochtitlan, está tan molesto que planea comenzar la guerra contra los tenochcas, estos planes se los cuenta a Tecónal su consejero y primer ministro, en esto irrumpe la reina Chalchiuhnenetzin una mujer delgada y hermana del Huey tlatoani de Tenochtitlan; ella y un adivino le hacen saber al rey de un sueño recurrente donde ella recibe una alerta de sus partes íntimas parlantes sobre la inminente muerte de su marido durante la guerra; el rey se siente muy ofendido por ese augurio y la reina Chalchiuhnenetzin le informa que se irá a Tenochtitlan para recibir a su sobrino que apenas nacerá. En Tenochtitlan mientras las damas de la corte platican chismes sobre la reina, uno a uno se nos anuncian los nacimientos de diez hijos que tuvo Ilancuéitl, esposa de tlatoani de Tenochtitlan: Axayácatl que por medio de un trato en el cual si él procreaba con una concubina, el niño se haría pasar como hijo de la reina, un trato simple e injusto, debido a que el rey tenía muchas concubinas, tuvo por lo menos diez hijos y no hubo mejor remedio que hacer pasar a todos como legítimos. En el cuartel de Tenochtitlan los generales le informan al rey que la guerra inició de una forma inusitada, los tlatelolcas dieron fuego con un ejército de gordas desnudas que bañaron a las tropas con leche de sus senos. Ante estos sucesos tan extraños Axayácatl ordena que aprisionen a tantas mujeres como puedan, (algunas le servirán de nodrizas a sus diez hijos). La guerra continúa en Tlatelolco y el rey fallece. Para celebrar se organiza un banquete y la nueva viuda reina de Tlatelolco quien siempre quiso zafarse de ese matrimonio arreglado, le propone a su hermano Axayácatl adoptar uno de sus hijos para que reine Tlatelolco cuando crezca, pero Axayácatl ya tenía otros planes, le arregló otro matrimonio con un rey sordomudo, festejando su banquete y repartiéndose el reino de Tlatelolco, se cierra el telón.
El tono de la obra podría clasificarse como un tono humorístico ya que las situaciones creadas dentro de la misma y los cuadros establecidos por el autor nos dan una visualización satírica de la trama, así mismo el ambiente que se integra es divertido y espontáneo, combinando los diálogos hilarantes de los personajes con la situación casi caricaturesca, esta obra dramática mantiene un humor ameno durante todo su desarrollo.
A lo largo del segundo acto, la guerra entre Tenochtitlan y Tlatelolco la visualizamos a través de lo que nos cuentan los tenochcas, a través de chismes de las damas de la corte y por lo dicho a Axayácatl de parte de los generales. El autor nos presenta al conflicto desde un punto de vista burlesco e hilarante, tal como en el siguiente fragmento:
“Exacto. El muy cobarde corrió a refugiarse en el templo. Todavía soltó un batallón de niños desnudos y pintarrajeados a estorbar el avance”.
En el enfrentamiento armado participan el gran ejército de Tenochtitlan con los generales a cargo, el Cihuacóatl y el mismo Axayácatl, por el otro lado participa el batallón de gordas armadas con su leche, y los niñitos pintados y en cueros que mandó Moquihuix.
Gracias a la hábil escritura de Novo, los personajes históricos que normalmente vemos representados como figuras rectas, solemnes y poco humanas, se tornan completamente humanas con todos sus defectos, cualidades y necesidades. Podemos encontrar una gran cantidad de rasgos humanos en la obra, el más evidente es una presente sexualidad, rasgo que en cierto modo puede ser considerado como el hilo conductor de la trama, ya que, a través de varios enredos de índole sexual, se va desarrollando la cómica trama. Durante la trama podemos ver la forma en que el plano onírico se vuelve tan relevante, la espiritualidad y las supersticiones son algo que ha caracterizado a las sociedades y asentamientos humanos desde sus comienzos. En la obra se nos presenta la crueldad que puede llegar a existir para las clases más bajas, los conflictos armados se nos presentan como algo normal y necesario para representarse como el más poderoso, así mismo los desmesurados excesos que se dan en las altas clases sociales y sobre todo en los gobiernos, son muy bien representados en la obra a pesar de su notable caricaturización.
La guerra la gana el ejército de Tenochtitlan, pues en medio de la batalla, la doncella Tomahuazintli le revela al rey Axayácatl que Moquihuix dejó Tlatelolco y se fue a refugiar a un reino vecino, le recomendó que no buscara ahí pues estaría perdiendo el tiempo; el rey decide encarcelarla mientras él y su ejército se marchan a luchar. Axayácatl, quiso hacer pensar que se desviaría al reino vecino de Tlacopan para buscar a Moquihuix, sin embargo, sí fue con sus tropas al palacio de Tlatelolco y no les fue sorpresa que el rey siguiese ahí, Moquihuix, que no esperaba el asalto, en un intento desesperado por sobrevivir mandó un segundo batallón, éste compuesto por niñitos llenos de pintura para que lucharan, entonces Axayácatl por mano propia le dio muerte, lanzándolo por las escaleras y dándole de macanazos mientras yacía en el piso. Esto supuso la victoria de los tenochcas sobre los tlatelolcas; y su posterior anexión al territorio de Tenochtitlan.
Bibliografía
- Sheridan, G. (1985). Los contemporáneos del ayer. Fondo de cultura económica (F.C.E). México.
- Monsiváis, C. (2000). Salvador Novo: lo marginal en el centro. Ediciones Era, Ciudad de México, México.