Condiciones que Aumentan la Vulnerabilidad de las Personas Mayores
Introducción
Se define como persona mayor a todos aquellos con 60 años o más, según el informe de la ONU Perspectivas de población mundial de 2017, la población mundial está experimentando una dinámica de envejecimiento. Las proyecciones indican que la población anciana se duplique para 2050 y se triplique para 2100, es decir, pasar de 962 millones en 2017 a 2.100 millones en 2050 y 3.100 millones en 2100.
Este tipo de información es de gran utilidad en la atención de desastres, debido a que este grupo selecto de individuos pueden adquirir un grado de vulnerabilidad dado algunas condiciones que acompañan a la edad avanzada y que puede aumentar el riesgo de sufrir afecciones que pueden precipitarse con los desastres.
Reportes del huracán Katrina en 2005 mostró que tres cuartas partes de las personas que murieron eran mayores de 60 años. La experiencia en desastres ha demostrado que son los ancianos los que sufren más, y en cierto grado también se debe a que es la población menos preparada frente a este tipo de situaciones. Según una encuesta nacional de preparación en desastres entre adultos mayores de Estados Unidos de la Revista Americana de Salud Pública de 2015 mostró que solo el 34.3% reportó haber participado en un programa educativo o en materiales de lectura sobre la preparación para desastres.
Desarrollo
Dentro de aquellas condiciones que pueden acompañar a la edad avanzada y aumentar la vulnerabilidad de los ancianos, encontramos síntomas físicos, comportamentales y emocionales, entre ellas: La disminución de la agudeza visual, problemas auditivos, fragilidad y restricciones en la marcha, riesgo de caídas, enfermedades crónicas. Adicionalmente, muchas de estas condiciones predisponen al anciano a que entre dentro del grupo de discapacitados, por lo que podemos encontrarlos que para moverse necesitan el uso de herramientas como sillas de ruedas, bastones, caminadores entre otros. Estos aspectos son claves y no se pueden olvidar a la hora de realizar una intervención dentro de este selecto grupo.
Entre otros síntomas físicos y comportamentales encontramos el rechazo de los ancianos a abandonar el hogar, el miedo de ser institucionalizados, la evitación y el aislamiento, la depresión, los trastornos del sueño, los problemas de memoria, la mayor susceptibilidad a los cambios de temperatura, el desespero a las pérdidas, la apatía, la confusión y desorientación. Además del estado físico y mental del anciano también se debe conocer su entorno, es decir su nivel de educación, nivel socioeconómico, género, familiares y hogar propio. Ya que se ha encontrado que, en aquellos ancianos con pobre soporte familiar, bajo nivel de educación y socioeconómico han mostrado menor nivel de preparación frente a los desastres y mayor número de víctimas.
Antes de proceder a realizar una intervención en los ancianos se debe conocer dónde y bajo qué condiciones se encuentra el lugar donde ocurre el desastre. Si las condiciones son adecuadas para el desplazamiento de los ancianos, si se cuenta con los recursos adecuados para su atención, si el personal de atención conoce el número de individuos con condiciones especiales en la zona, si el personal se encuentra preparado. Es por esto que no existe un protocolo universal dado que cambian de acuerdo al lugar y la situación presente.
En un país como Colombia, el cual no goza del estado económico de los países desarrollados, el porcentaje de no preparación en la población y la probabilidad de que el número de víctimas aumente, es mayor. Por esto se debe individualizar a las poblaciones, ya que los desastres de las últimas décadas han evidenciado que en lugares como Haití donde la mayoría de la población se encuentra en pobreza y las condiciones del territorio dificultan la llegada oportuna de la ayuda humanitaria; las emergencias causan mayores estragos, y en poblaciones como los ancianos puede ser peor.
A la hora de proceder con la intervención en los adultos mayores existen diferentes directrices, según un Informe de la Organización Panamericana de Salud de 2012 de las directrices de la atención de las necesidades en adultos mayores en desastres en el Caribe, existen cuatro pilares necesarios en la intervención: La comunicación, la cual se brinde en el momento adecuado y en términos de que la persona logre entender lo que están tratando de explicar; segundo la coordinación, asegurándose que sea complementaria; tercero la educación, el cual incrementa la conciencia y conocimiento sobre los desastres; y por último la inclusión y acomodación del individuo.
Durante y después de un desastre, los objetivos principales son proporcionar las condiciones y la asistencia necesaria para que las personas mayores reduzcan las lesiones, eviten la pérdida de vidas y propiedad, y ayuden a su recuperación tan pronto como sea posible. Se debe activar lo más pronto el plan de emergencias, conforme el evento; avisar a las autoridades e identificar la presencia de personas mayores y localizarlas; utilizando ayudas como los registros demográficos de la población, personales voluntarios y otras personas mayores, usar las redes de apoyo de los ancianos y preguntar a los líderes cívicos y religiosos la ubicación de este tipo de personas.
Luego de ubicadas se debe proceder a clasificarlas con información de alerta de acuerdo a la historia clínica para informar a los cuidadores. Una vez resuelto esto se debe proceder a garantizar las necesidades como lo es el refugio y el vestuario, tener en cuenta aquellos que cuentan con lugar de residencia o un familiar que se lo puede brindar, siempre buscando la reunificación familiar.
La hidratación y la alimentación son dos aspectos claves para sobrevivencia posterior a un desastre, y ancianos los requerimientos pueden variar según las condiciones acompañantes. Las ausencias de estos recursos pueden empeorar sus cuadros clínicos y en una situación de desastres es difícil recibir la atención adecuada para la situación, por tal razón se debe evitar lo máximo posible la deshidratación y la desnutrición. La movilidad puede ser limitada y puede empeorar la crisis, por lo que es necesario el suministro de herramientas que hagan más accesible el movimiento con el debido orden debido a que seguro cursan con aumento en las demandas.
El acceso a este tipo de servicios debe ser igualitario, es común que este grupo aislado mar por los más jóvenes, los cuales pueden aprovechar la vulnerabilidad del adulto mayor y por lo tanto disminuir las garantías del abastecimiento en los ancianos. Es por esta razón que se debe sensibilizar a toda la población promocionando un acceso igualitario a los servicios esenciales evitando que las poblaciones especiales sean víctimas de abuso.
La salud de los ancianos es otro tema que debe tener en cuenta, como se mencionó anteriormente la edad avanzada puede venir de la mano con diferentes comorbilidades, es por esto que en una situación de desastres se quiere evitar que estas enfermedades empeoren y comprometan la vida de la persona, por lo tanto se debe asegurar la disponibilidad de medicamentos por al menos dos meses para el tratamiento de enfermedades crónicas, y en el caso de exacerbaciones de condiciones enviar al hospital más próximo para recibir una pronta atención. El monitoreo de sus condiciones de base, tales como la diabetes, enfermedades renales, manejo y control de la hipertensión. Es necesario la presencia de antisépticos, antirretrovirales, antibióticos, antiasmáticos. Todos estos debidamente empacados y con sus registros reservados.
Conclusión
Las necesidades sociales, psicológicas y familiares también deben ser garantizadas. Es labor del personal de atención y emergencias y desastres ayudar al restablecimiento de los contactos familiares y sociales; dar información para mejorar el grado de orientación y al mismo tiempo generar un ambiente de confianza que disminuya el estrés del momento. Además también puede ser útil para la situación de las contribuciones por parte de los adultos mayores; ya que ayuda a mejorar la salud mental de los ancianos y aumenta el personal útil para la intervención en actividades que no requieren entrenamiento avanzado, se recomienda que la capacitación de los voluntarios sea principalmente en primeros auxilios psicológicos.
Finalmente, no hay que olvidar que hay que ver al anciano como una población con un grado mayor de vulneración, que su edad puede estar acompañada de diferentes situaciones que pueden aumentar el riesgo de sufrir afectaciones de la vida.