Todo Sobre La Globalizacion Y Más
Introducción
¿Qué es la Globalización y cómo afecta a las Organizaciones?
La globalización es un conjunto de transformaciones que han posibilitado la generalización del comercio mundial, y el incremento de las inversiones internacionales en pocas palabras se puede decir que es una gran red económica.
Con el objetivo que todos salgamos beneficiados.
El proceso de la globalización se basa en la idea que el comercio mundial y la especialización productiva permiten aprovechar de manera más eficiente las capacidades de cada país para producir sus bienes que mejor pueden obtener y fabricar.
Se empezó hablar de la globalización después de que sucediera la revolución tecnológica de la información.
La globalización es un proceso histórico, se refiere la creciente de la integración de la economía de todo el mundo. atrevés del comercio Y los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al desplazamiento de personas, y la transferencia de los conocimientos. La globalización es un proceso, una calle para el Desarrollo económico Futuro en el mundo a la vez inevitable e irreversible, otros lo ven con hostilidad, incluso temor porque consideran una mayo desigualdad
Desarrollo
La globalización no tiene un inicio concreto, hay momentos históricos que fueron determinantes, para que el mundo comercial sea como hoy se percibe, menciona por ejemplo la transformación hacia un esquema global a partir de la Segunda Guerra Mundial y las implicaciones que tuvo en su aceleración, la transformación del bloque soviético, finalmente analiza el cambio del paradigma construido sobre las bases de las ventajas competitivas, a raíz de estos mismos acontecimientos.
Resulta importante para los propósitos de este documento hacer una aproximación al término globalización para dar claridad de la magnitud y trascendencia de este fenómeno.
Los mercados crecen y se homogeneizan, las fronteras desaparecen, los sistemas de información mejoran y se expanden, ya no se puede pensar que ninguna empresa, por pequeña que sea o por específico o reducido que sea su sector, que este fuera de la interacción internacional de los mercados, sin lugar a dudas tendrá que enfrentarse a las consecuencias de la globalización, empezando por la liberación del comercio y la libre y expandida competencia.
Es innegable que en el momento económico y social por el cual se está pasando ahora, cualquier empresario se verá enfrentado a competidores internaciones frente a los cuales encontrará todo tipo de retos, como en calidad, tecnología, eficiencia, capacidad, innovación y costos, entre otros, y tendrá que estar preparado para enfrentarlos, sobresalir y expandirse, porque como en un típico océano rojo, la existencia de cada vez más competidores obliga a aumentar el mercado al que se ataca, ya que de otro modo solo se está destinado a quedar rezagado y eventualmente desaparecer.
La globalización ha dado otra perspectiva acerca de las relaciones, no solo de negocios, sino también desde el punto de vista social, se puede ver que este “Es un mundo más interdependiente, donde lo que hagan o dejen de hacer los otros nos afecta, eso no tiene reversa.
Ese proceso no se va a detener, es un mundo de permanente cambio en magnitud y velocidad, pero esta transformación no responde a todos por igual, para unos será más rápido y para otro más lento, pero es un proceso que no se detendrá” explicó Juan David Escobar.
La globalización es un proceso dinámico de creciente libertad e integración mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales.
Este proceso no es nuevo, viene desarrollándose paulatinamente y tardará muchos años aún en completarse.
La globalización sugiere que en el mundo los factores alejados e insignificantes afectan de manera directa el desarrollo de este planeta
Hace algunos años pensábamos que el planeta terminaba donde nuestros ojos dejaban de ver. Si nos remontamos a la historia, esta nos diría que han pasado largos siglos de la permanencia humana en este planeta, y que a lo largo de esta permanencia hemos buscado conocer más, saber más, descubriendo así el nuevo mundo, los lugares más inhóspitos de nuestro planeta y hasta llegando a la luna, ahora sabemos que el mundo es redondo, que se orienta en dos ejes y que gira sin descanso con la promesa de seguirlo haciendo, pero con la incertidumbre del momento en el que detendrá su andar.
Hace unos siglos el intercambiar información entre dos personas ubicadas a unos metros era prácticamente imposible, hoy en día, las señales satelitales, la internet y las TIC nos permiten comunicarnos en tiempo real de un lado a otro del planeta con el simple fin de enviarnos un saludo.
La globalización sugiere que para que este concepto se desarrolle de manera afortunada, debemos generar un pensamiento global, olvidarnos de los límites impuestos por las fronteras y la división política de este planeta y generar un pensamiento libre de ataduras que nos permita hacer intercambios con China, México, EE. UU. o España, con el único fin de lograr una ventaja competitiva sostenible que permita el desarrollo de nuestra sociedad.
Pareciera que después de todos los descubrimientos y adelantos que la humanidad ha generado estamos listos para este gran salto, volvernos uno mismo, y sin ánimos de ser pesimista detendré este ejercicio literario para preguntarme ¿en realidad estamos listos?…
Desde que apareció el concepto de globalización en la década de los 90 las opiniones se han polarizado. Algunos pensamos que la globalización podría ser el antídoto que este planeta está esperando, ya que hemos reconocido que ni el capitalismo, ni el socialismo, ni ningún otro régimen económico ha logrado una equidad justa, que nos permita a todos tener las mismas oportunidades de desarrollo y crecimiento.
Sin embargo, hay quienes pensamos que no es el antídoto correcto, que sucederá lo mismo de siempre: los países ricos serán más ricos porque seguirán teniendo mejores condiciones de desarrollo y los pobres serán igual o más pobres a la sombra y condiciones de los países poderosos.
No obstante y a pesar de las diferentes posturas a las que nos podemos enfrentar, es una realidad que la globalización ha comenzado a operar y lo ha hecho de lleno.
Para muestra de eso basta que echemos un vistazo a las importaciones y exportaciones de diferentes productos, mismos que viajan desde Asia, Europa o América fortaleciendo las relaciones comerciales. Aunque esto no es nuevo, ha existido a lo largo de la historia.
Los egipcios intercambiaban productos, los incas también lo hacían y hasta los mismos vikingos lo hicieron, aunque lo realizaban por el hecho de obtener recursos naturales escasos o nulos en su lugar de origen.
Hoy en día el intercambio de productos parece ser un deporte: la mitad de los transportes, tanto aéreos como marítimos, son destinados al intercambio de productos.
La economía también se ha visto afectada por la globalización, las monedas han dejado de ser un valor intrínseco que le permita a una comunidad intercambiar productos, y representan el poder adquisitivo de toda una comunidad, convirtiéndose así en la capacidad de pago que posee una entidad financiera.
Pero qué papel deben jugar las empresas en toda esta historia. Hoy en día las empresas deben de pensar en grande, porque es prácticamente inaudito seguir pensando en ser el mejor de una cuadra o un pueblo.
Deben de pensar en ser el mejor del mundo, ya que la globalización ha reorientado los esfuerzos de las empresas a la calidad, esa que Karol Ishikawa nos presentaba en la década de los 80 y que llevó a Toyota a ser la automotriz número uno del mundo; esa que permitió que Japón tuviera una economía sobresaliente y que ganó la admiración del mundo entero.
Conclusión
La calidad hasta hace unos años no era más que un paso de la auditoría que nos permitía continuar con un diagrama de flujo, donde las decisiones no eran más que un pretexto de los niveles mínimos para continuar con la operación; hoy el mercado exige más, es más crítico, más conocedor y no está dispuesto a pagar por un producto de mala calidad.
Las estrategias para entrar a la globalización pueden ser muchas, sin embargo, todas las áreas de una empresa deben reinventarse para entrar en ese proceso, porque la globalización pone a todas las empresas del mundo en la línea de salida y les marca una carrera de 400 metros libres, sin embargo, para poder competir no es necesario ser de un bloque específico, sino tener la capacidad para reinventarse, adaptarse y decidir.
No existe hoy en día una empresa que no trabaje para sus clientes, aunque en ocasiones las empresas lo olvidan y orientan su trabajo exclusivamente a las finanzas, a las relaciones políticas oa la manera más rápida de generar liquidez, lo que les permita ser rentable y tener una posición financiera cómoda.