Antecedentes De Opresión En El Feminismo

Introduccón

Para entender el feminismo ahora impuesto en Túnez tenemos que remontarnos al núcleo del desarrollo político del Magreb (palabra que define la parte más occidental de medio oriente) está ligado, por una parte, a un origen tribal, basado en el papel de la agrupación familiar como el núcleo del poder, a un trasfondo transnacional, es decir del estado, construido sobre la religión islámica. Desde los siglos XVIII y XIX, se arrastra un conflicto entre las realidades locales que preservan las tradiciones y el intento del estado por reinventar y transformar la nación a un modelo occidental en aras de obtener un poder más fuerte y centralizado.

Desarrollo

Estas tensiones sirvieron como base para consolidar una interpretación del islam según la cual las mujeres debían mantenerse alejadas de todos los sectores más críticos de la sociedad activa consolidada. La idea de la igualdad de género (aunque apoyada como por algunas corrientes islámicas) se consideró poco ortodoxa y ocupó un segundo plano durante siglos, dando paso a otras interpretaciones arraigadas en el modelo patriarcal. En el mundo islámico, lo sagrado y lo profano, lo público y lo privado a menudo se unen: la ley que regula la vida social es un componente destacado de la religión y viceversa. 

La supremacía indiscutible de los hombres se cristaliza en un dogma absoluto e infalible que describe la concepción de la sociedad, la justicia y la correcta relación entre sexos. Tal orden masculino dominante se ha plasmado concretamente en normas legales desiguales, discursos políticos hegemónicos y en el acantonamiento estricto del papel de la mujer. El concepto de “cohesión estructural unificadora” o “parentesco efectivo” describe eficazmente este tipo de relación social, ya que todos los roles económicos y políticos convergen con la línea patriarcal.

Fue dentro de este contexto familiar donde predominantemente se formó el papel de las mujeres y su subordinación. El matrimonio, por ejemplo, se consideraba un contrato privado entre dos familias donde el consentimiento de la mujer no constituía un requisito indispensable, el principio de unidad asociado con la línea patriarcal estaba legalmente protegido y asegurado por las instituciones tribales y familiares, también a través de una clara división social de roles y espacios de acción. “Los hombres y los ángeles trabajan por la unidad”, dice un proverbio tunecino, “las mujeres y el demonio por la división”. 

Lo que se define como una “lógica del recinto” (conformada por la división física y simbólica de los espacios reservados para mujeres, así como por el velo) toma sustancia legal en el aislamiento de las mujeres de la dinámica sucesoria. La separación consagrada a la que fue sometida la mujer inevitablemente provocó una forma de inseguridad social y alienación simbólica en la que la institución de la dominación podía moldear físicamente cuerpos y espacios, en otras palabras, la religión y el estado van de la mano subsistiendo una de la otra, esto fue desde hace 200 años.

Sustentado el peso social en la familia y en la religión cosa que no ha marcado bien para las mujeres nunca, con una comunidad que se aferra conservar las normas y un estado indiferente que quiere perpetuar el poder en el sexo masculino justificándose en una religión misógina y machista para sacar provecho de ello. La dificultad de la visibilidad femenina fue oscurecida, ya que la mujer fue encajonada a un papel e identidad a conveniencia de género, marcada no solo por la ley, la religión y la política invisibilizándola, haciendo que los cambios no solo redefinan la misma ley sino al género femenino también.

Colonialismo y feminismo occidental. En 1881 —con el Tratado de Bard— las autoridades francesas no se atrevieron a adoptar una posición concreta sobre el código de familia, ya que cualquier intervención sobre el tema indudablemente habría inflamado instantáneamente los sentimientos anticoloniales. Si el código de familia y los derechos de las mujeres fueron excluidos de la discusión política, es innegable que la fuerte influencia dada por los colonos a la sociedad civil tunecina ha contribuido (tanto por analogía como por antítesis) a determinar el desarrollo posterior sobre el tema y enmarcar la narrativa del debate.

El feminismo occidental, que afirmó “liberar” a los tunecinos de su sumisión, afirmaba que el islam era inherentemente opresivo para las mujeres y que, teniendo su fundamento en instituciones como el velo y la segregación, provocaba el atraso de toda la sociedad. Estos símbolos de inferioridad debían ser removidos para permitir a los tunecinos liberarse de la degradación y opresión del islam, avanzando hacia la civilización. Con un enfoque profundamente colonialista y el imaginario masculino sobre las mujeres conduce a la construcción de una realidad conceptual que pasa por un enfoque paternalista y patriarcal.

Así como por un proceso de “orientalización” de Oriente, basado en una contradicción para la cual Oriente no puede representarse a sí mismo y, por lo tanto, debe ser representado. La superposición de estas dos formas de violencia simbólica y política constituye la construcción de la imagen de “la mujer del tercer mundo”, la subordinación de las mujeres a una categoría homogénea de oprimidas, por lo tanto, se produce una doble exclusión que relega a las mujeres tanto en los procesos coloniales como patriarcales. 

En otras palabras la mujer del tercer mundo es la mujer desfavorecida a la que salvar, en ambos casos, se le niega la posibilidad de cualquier forma de empoderamiento, de tomar la palabra y representarse a sí misma. En particular, durante los primeros años del protectorado, el feminismo occidental era una herramienta auxiliar del colonialismo, tanto que justificaba moralmente la agresión contra las culturas locales, así como la idea de la superioridad de la sociedad, la política y la religión europeas. para alentar y promover un imaginario paradójicamente patriarcal de los tunecinos, tan oprimidos como para salvarlos. 

El pueblo avanzo en cambio hacia un feminismo nacionalista fuertemente interconectado con el trasfondo tradicional y religioso, promoviendo una subjetividad femenina específica en términos de una renovación social, cultural y religiosa más amplia, Por ejemplo, el rechazo del velo, aunque fue fuertemente promovido por los occidentales, pronto asumió tonos autónomos, significados y objetivos profundamente locales. ¿Entonces se puede decir que, con el fin del colonialismo, pero con la influencia que occidente dejo, se puede llegar al fin del paternalismo y la llegada del feminismo? Lamentablemente no.

Con la salida del colonialismo llegaron nuevas voces paternalistas que, si bien llevaron a Túnez a repensar el estatus legal de las mujeres, pero sin superar realmente las profundas contradicciones asociadas con los prejuicios sociales y religiosos persistentes. Pero cómo el feminismo puede subsistir en un país donde el dogma y estado van de la mano, donde la religión elimina la igualdad de género y pone al sexo masculino como dominante, absoluto e infalible en el cual se dicta no hay error alguno. Feminismo de estado ¿Realmente feminismo?

La mujer representaba un elemento clave dentro del sistema legal para conducir a todo el país hacia la modernidad, Bourguiba (presidente de Túnez, pero en aquel entonces candidato), consciente del papel de las enmiendas al código de familia en la formación del estado, convirtió la emancipación de las mujeres en el núcleo de su propia propaganda política (hipócritamente hablando), siempre enfatizando su coherencia con los principios religiosos. Se reformó el matrimonio, se abolió la poligamia y la figura del “guardián del matrimonio”.

(El representante masculino que podía reemplazar a la esposa durante lo estipulado en el contrato), el procedimiento de divorcio quedaba sujeto a la sentencia de un tribunal y la responsabilidad de los cónyuges giró hacia términos más equitativos. Por otra parte, los cambios menos significativos se referían al derecho de herencia, la independencia, como la Sociedad de Mujeres Musulmanas, la Unión Musulmana de Mujeres Tunecinas—predominantemente activa dentro de un marco religioso también debido a consideraciones estratégicas—, la Unión de Mujeres y la Unión de Mujeres Tunecinas. 

Sin embargo, ninguno de estos movimientos participó ni se tuvo en cuenta para la reforma del Código, llegando casi a negar la existencia de este tipo de movilización social, al tiempo que se mostraba un interés limitado hacia la implementación efectiva de la igualdad a nivel social. Además, también dentro del Código persistía un alto grado de desigualdad: sus normas eran “protectoras”, destinadas a reducir la discriminación sin ser igualitarias. las mujeres fueron tomadas como símbolos de la nación, pero sólo los hombres fueron llamados a representar al estado y a ser sus ciudadanos activos. 

El precio a pagar por cualquiera que buscara llevar a cabo batallas independientes por los derechos de las mujeres era extremadamente alto, y tales movimientos a menudo estaban sujetos a fuertes formas de opresión. Por esta razón, muchas feministas aceptaron limitar la autodeterminación de sus batallas adhiriéndose al feminismo estatal, tratando de seguir trabajando de manera más fácil para el reconocimiento social. la Unión Nacional de Mujeres Tunecinas (UNFT) consolidó el discurso oficial de ruptura con la tradición.

Conclusión

El apoyo brindado por el feminismo del estado a la lucha de Bourguiba contra el uso del hiyab y el safseri —prohibido en las escuelas— es emblemático: el mismo año en que las mujeres obtuvieron el derecho al voto, Actuando dentro de una serie de ambigüedades y concesiones, Bourguiba rompió con la tradición religiosa mientras mantenía el respeto por la norma patriarcal. Nunca se propuso cuestionar la superioridad del hombre, ni la familia tradicionalmente estructurada.

17 February 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.