Origen del Confucionismo Como Filosofía
Región
El confucionismo se origina en China y fue su religión oficial hasta el siglo VII después de Cristo. El confucianismo ejerció una gran influencia tanto espiritual como política en China, Corea, Japón y Vietnam. Los asiáticos orientales pueden decir ser sintoístas, taoístas, budistas, musulmanes o cristianos, pero rara vez dejan de ser confucianos. Su influencia en el pensamiento de China y Japón fue enorme. Es considerado a veces como una filosofía y otras veces como una religión, el confucionismo puede llegar a ser entendido como un humanismo que es compatible con otras formas de religión.
Tipo de religión
Es una religión monoteísta en la que el principal dios que aparece en esta religión es El Señor de lo Alto o Shangdi (que quiere decir: de todo lo grande, él es más grande); aparece por primera vez en los cinco clásicos (五經, Wujing) recopilados por Confucio en el siglo VI a. C. No era un dios pasivo pues él era el encargado de enviar los mandatos y las acciones a seguir. Era visto como una divinidad suprema en los huesos adivinatorios de la dinastía Zhou.
Filosofía
El humanismo es la característica más sobresaliente en el confucionismo. Esta religión predica, principalmente: el amor por la humanidad; le da un alto valor al aprendizaje y a la devoción a la familia, a la paz y la justicia. La religión confucionista ve al cosmos como una situación de origen armónica que se encarga de regular las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana. En el confucionismo, un mal gobierno contradice el orden natural y viola el Mandato del Cielo. Un mal gobernante, pierde su legitimidad y puede ser destituido por otro que recibirá este mandato. La esencia de sus enseñanzas se concentra en la buena conducta en la vida, el buen gobierno del Estado (caridad, justicia y respeto a la jerarquía), el cuidado de la tradición, el estudio y la meditación. Las máximas virtudes son: la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los mayores y antepasados. Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitarán su ejemplo, siguiendo el modelo gobernante/súbdito, padre/hijo, etcétera. Una sociedad próspera sólo se conseguirá si se mantienen estas relaciones en plena armonía.
Según el confucianismo, el hombre debe armonizarse con el cosmos, es decir, estar de acuerdo a lo ordenado por el Cielo. Para esto, la persona debe buscar la perfección mediante la introspección y el estudio. Si lo logra, tendrá conocimiento de sí mismo y de los deseos del Cielo, lo que le servirá para desarrollar su Li, que significa los ritos, las ceremonias, la rectitud y las buenas formas interiorizadas. El Li es útil para desarrollar el Ren que se podría traducir por «buenos sentimientos hacia los demás hombres». La práctica del Ren supone las virtudes Zhong y Shu, que se traducen aproximadamente como ‘lealtad’ y ‘perdón’, o como ‘fidelidad’ y ‘compasión’. Si el hombre tiene Ren, podrá fácilmente practicar la justicia, los buenos principios, llamados Yi.
Bibliografía
- Xinzhong, Y. (2003). El confucianismo. CAMBRIDGE.