El Empoderamiento Ciudadano En La Sociedad Actual 

Vivimos en un mundo binario en cuanto al carácter antagónico que presentan nuestras posturas. Este binarismo ideológico se traduce frecuentemente a nivel social en una polarización. Respecto de esto, Lozada establece que la misma genera un estrechamiento del campo perceptivo (percepción desfavorable y estereotipada: “nosotros-ellos”) y conlleva una fuerte carga emocional (aceptación y rechazo sin matices) y un involucramiento personal (cualquier hecho afecta a la persona), de manera tal que se deja de ver al otro como un par y dificulta las posibilidades de dialogar y llegar a acuerdos. Personalmente, por ejemplo, tengo una filosofía de vida vegana. La misma conllevó el colocarme en uno de los polos, en una minoría que es víctima de la intolerancia y el cuestionamiento social constante por algo tan sencillo, pero tan arraigado en nuestra cultura, como cuestionar nuestros hábitos de consumo, generando conflictos y agresiones incluso en mi fuero familiar y afectivo. El vegano es indefectiblemente estigmatizado como un bicho raro, un fundamentalista, al que no se reconoce como un ser con una orientación e ideología política compleja.

Afirma igualmente Lozada que la polarización social fractura el tejido social a la vez que favorece la naturalización y legitimación de la violencia. Cada sector incrementa su hermetismo como colectivo, percibiendo a los grupos externos como posibles enemigos. Esta ruptura social es en numerosos casos servil a intereses políticos y económicos y es fogueada por un manejo malicioso e intencionado de la información. Así, el mantener a la población ocupada en la lucha interna los aleja del activismo por causas urgentes que incomodan al poder económico.

Sin embargo, en esta sociedad en donde la información está manipulada y sesgada por los medios hegemónicos, las redes sociales se presentan como una forma disruptiva de comunicar, congregar y llamar a la reflexión y a la lucha. García-Galera et al. (2014) plantean como interrogante ¿Qué tienen las redes sociales para influir en sus usuarios que no hayan tenido con anterioridad otros medios de comunicación, como la televisión, cuyos efectos en las audiencias -y su movilización de las mismas a través del medio- se han estudiado durante décadas?. Como respuesta indican que las redes enlazan dos rasgos obvios: la inmediatez y la interactividad.

“La comunicación digital diluye los límites geográficos y provee un acceso rápido, a bajo coste y abierto a un número ilimitado de participantes, lo cual redunda en el comportamiento de las audiencias, otorgándoles una capacidad de acción que altera el tradicional modelo comunicativo unidireccional y descendente en el que los medios de comunicación u otros agentes sociales emiten sus mensajes al resto, hacia un modelo donde es posible la interacción con los productores de la información e incluso adoptar ese rol creativo a partir de las herramientas tecnológicas de autoedición, habilitando el denominado periodismo ciudadano o User generated content, así como de las redes sociales” 

Los consumidores se transforman, de pronto, en productores de contenido y transmisores de información. García-Galera et al.  señalan que “los usuarios ya no desempeñan un único papel de receptores, apenas abandonado en el proceso de comunicación de los mass-media tradicionales, sino que asumen alternativamente el papel de receptores y el de emisores, alternancia casi innata a la comunicación interpersonal que ahora se traslada a la comunicación global”.

De esta manera, el foco de las problemáticas no lo ponen solo los medios y las multinacionales sino que se democratiza y permite que la pluralidad de usuarios se manifiesten como activistas de diversos movimientos. Se incrementan así las posibilidades de emitir contenidos en los que se denuncien situaciones de injusticia social, abusos. Cualquier individuo puede tener un impacto global en su diálogo.

Es en esta premisa, entre otras, que se sustenta el movimiento Fridays for future. Según palabras de Gretha Thumberg, su fundadora, “Nadie es demasiado pequeño para hacer una diferencia”. Gretha inició el movimiento, integrado principalmente por estudiantes de colegios secundarios de todo el mundo, en agosto del 2018 con tan solo quince años de edad y persigue la protesta pacífica a lo largo de todo el globo para exigir a los gobiernos que tomen una postura más consciente y activa respecto del cambio climático y su responsabilidad en él. La adhesión que ha presentado el mismo ha tenido impacto en numerosos países, a menos de un año de haber comenzado, y cuenta como principal motor de difusión y activismo con las redes sociales.

Sin embargo, las redes sociales no son una panacea. Democratizar el consumo y la emisión de información no siempre es bueno. Con esta democratización se adviene también el fenómeno de la desinformación, según el cual se crea información falsa de manera intencional que se disemina por las redes y es adoptada por los usuarios como verdadera. Tal información es generada con tres fines: el primero, simplemente con fines de divertimento. El usuario que produce el contenido solo quiere hacer una broma y ver hasta dónde se esparce. El segundo, con fines de lucro. Se hacen noticias para ganar afluencia a la página que las hospeda y obtener así mayores ingresos monetarios por publicidad. La tercera, y más peligrosa, como herramienta de manejo social. Se desinforma a la población a fin de hacerla posicionarse de tal o cual manera respecto a un tema de actualidad, o para reforzar ideas y prejuicios ya presentes en el consumidor (ibidem). Esto plantea un problema aún mayor ante la polarización puesto que el usuario no solo está expuesto a una manipulación engañosa de la información sino que también puede tomar por cierta información totalmente falsa. Según un estudio publicado en el portal estadounidense schools.com en 2012, casi un 50% de las personas encuestadas habían conocido noticias de actualidad redes mediante que luego habían resultado ser falsas.

Dado que es un terreno demasiado nuevo y aún inexplorado, Jiménez plantea que la legislación no es la solución puesto que puede rayar en un sesgo a la libertad de expresión. Por el contrario, dice, está en el empoderamiento ciudadano, de manera tal que este pueda identificar la información falaz e incluso denunciarla. Se debe generar educación y concientizar a la gente sobre la problemática. Al respecto, Villegas expone que la solución se encuentra también en generar un periodismo de calidad, en donde las fuentes y veracidad del contenido sean fácilmente constatables.

De esta manera, el ejercicio debe ser conjunto. El usuario se ve en una posición de jaque ya que como consumidor debe acceder a una diversidad de fuentes de la mejor calidad posible que le permitan contrastar su contenido entre sí y generar un juicio propio. A su vez, como creador de contenido se debe forjar una conciencia sobre el uso de estas herramientas puesto que cada vez se evidencia más el impacto social que pueden tener, a fin de que dicho contenido sea lo más trazable y constructivo posible.

Como la movilización de Fridays for future existen cientos, quizás miles o más aún, de causas que nuclean personas de diversos lugares del mundo. De diversas realidades, ideologías, creencias, doctrinas. Personas que quizá de otra manera no se relacionarían y, menos aún, aunarían esfuerzos en pos de una causa común. Sin embargo, al apropiarnos de estos nuevos espacios para instar a la rebeldía, a la lucha, a la cohesión, descubrimos que son más frecuentes las veces en que las barreras se diluyen si tenemos un mismo objetivo. No es necesario que pensemos igual que quienes nos acompañan en nuestras batallas, sino que, por el contrario, hace falta que en la disidencia sigamos trabajando juntos para lograr sinergias y conquistar poco a poco estos ideales comunes. Tenemos la oportunidad de vernos reflejados en el otro como un par, de deconstruir la polarización y hermetismo que nos precedió.

Las redes sociales se constituyen como una herramienta poderosa, que nos permite unirnos y forjar un futuro a nuestra medida y a la medida de las circunstancias, saltando barreras geográficas y accediendo a un sin fin de información. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, al ser un modo de construcción del conocimiento y de los movimientos sociales sobre el que vamos aprendiendo sobre la marcha, también somos vulnerables a la manipulación de la que pretendemos librarnos.

El cambio de paradigma es inminente, pero no vamos a vernos involucrados en él si no nos repensamos primeramente como individuos. Tenemos que replantearnos nuestras realidades, privilegios y axiomas para poder construir un futuro diferente. Desde el punto de vista del consumo y generación de información, hemos de diversificarnos al respecto a fin de no caer en una retroalimentación de nuestro sistema de creencias. Debemos exponernos a ideas contrapuestas a las nuestras que nos obliguen a analizar nuestros supuestos, ya sea para derrumbarlos o para afianzarlos, erradicando la categorización binaria de la sociedad y considerando al otro siempre como un par. Tenemos la obligación de erigir espacios transparentes en los que la construcción común de la información sea una herramienta de empoderamiento ciudadano, constituyéndonos como agentes de cambio.  

22 October 2021
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