El Tragaluz Resumen y Comentario Literario
En este ensayo de “El Tragaluz Resumen y Comentario Crítico” hablaremos sobre la obra de teatro de Antonio Buero Vallejo, autor de posguerra, estrenada a finales de los años sesenta. Se encuadra dentro de la segunda etapa productiva del autor: tras unas primeras obras de corte existencialista, Buero opta por un enfoque más social y trata temas como la justicia o la libertad. Recluidos en un sótano, un grupo de vencidos de la guerra civil contempla la vida a través de un simbólico tragaluz. Jugando con el tiempo, Buero Vallejo consigue una dimensión de sobrecogimiento histórico que obliga al espectador a entrar en acción y afrontar los problemas de su entorno.
Sin duda, hay en este pasaje una pequeña alusión a la alegoría de caverna que aparece en el libro VII de la República de Platón: Los cautivos, encadenados miran las sombras proyectadas en la pared de la caverna mientras comentan y se dan premios por acertar quién pasa y en qué orden. El verdadero significado de esta alegoría es que lo que ellos pensaban que era lo real, en realidad era sólo un reflejo, y en cierto sentido pasa lo mismo con la escena del Tragaluz: Nosotros creemos que los pies y las voces que ven Mario y Vicente son reales, y lo serían si esa historia hubiera ocurrido en realidad, pero nosotros estamos viendo una proyección del pasado, por lo que en el momento en que lo vemos no es real, aunque por el procedimiento de inmersión lo podamos llegar a pensar.
Por otro lado, nos encontramos con cierto simbolismo en la obra, como ocurre con el propio tragaluz, que da título a la obra. Desde un punto de vista escénico, el tragaluz es un hallazgo por su capacidad de sugestión e implicación del público. Se trata de uno de los clásicos ‘recursos de inmersión’ del teatro de Buero. En este caso, los especta-dores se identifican con esos personajes contemplados por los protagonistas, al mismo tiempo que nosotros los contemplamos a ellos. Pero lo radical es ese ‘soy yo’ que pronuncia Mario (“Todos somos uno, es necesario identificarnos con los demás para dejar de hacernos sufrir”). Pero, esa visión del tragaluz es también un símbolo de las limitaciones de la condición humana: estamos condenados a tener sólo una visión parcial de la realidad. Vemos tan sólo los reflejos de la realidad total. Es algo que podemos relacionar, obviamente, con el mito platónico de la caverna, en la que percibimos únicamente reflejos de la realidad ideal. Como espacio físico, por último, es también un símbolo de la situación en que viven los vencidos de la posguerra, sumergidos y encerra-dos, víctimas olvidadas en el subsuelo de la sociedad. Pero les salva el afán, la constante preocupación por trascender la oscuridad y salir hacia el exterior, hacia el conocimiento del ser humano. En cierta forma, contrapuesto al tragaluz, aunque el padre los identifique. Representa la vida activa, ‘el carro-tren de la vida’. Aunque aparezca con un valor negativo desde una perspectiva real (el tren tomado por Vicente) está claro que, en sí, el tren de la vida no es, ni mucho menos, negativo. Lo negativo y censurable es la actitud de quien toma el tren prescindiendo de los efectos sobre el resto de las personas. Desde otro punto de vista, el sonido del tren se identifica con los pensamientos. El sentido, en este caso, parece menos claro: pasa el tren, pasa la vida o, mejor, los pensamientos forman parte de esa vida que sería necesario aprehender en su totalidad. En cualquier caso, destaca también su capacidad para sugerirnos las obsesiones de los personajes. En la ardiente oscuridad, su primer drama, ya nos había enseñado el autor que la verdad, por trágica que pueda ser, es mejor que la mentira, por cómoda que ésta sea. De ahí que Mario alce la voz y acuse a su hermano (“La guerra había sido atroz para todos; el futuro era incierto y, de pronto, comprendiste que el saco era tu primer botín. No te culpo del todo, sólo eras un muchacho hambriento y asustado. ¡Pero ahora, hombre ya, sí eres culpable! Has hecho pocas víctimas; hay innumerables canallas que las han hecho por miles. ¡Pero tú eres como ellos! Dale tiempo al tiempo y verás crecer el número de las tuyas y tu botín”). En todo el teatro de Buero se reiteran temas como la libertad, la justicia, la verdad, y también muchos motivos argumentales y dramáticos, como los personajes con limitaciones físicas o la utilización de espacios y otros elementos reales con función simbólica punto es asimismo habitual en sus obras el deseo de andar en ciertos aspectos de la naturaleza humana: la soledad, la felicidad, el amor, la libertad,… Pero no se trata de un teatro psicológico, sino alegórico, en el que la preocupación por problemas humanos universales propicia que los dramas tengan un alcance moral que bordea lo metafísico. Bueno ha tenido una constante intención de testimonio o crítica social (“Durante muchos años he querido convencerme de que recordaba mal, he querido creer en esa versión que toda la familia dio por buena.”).
El Tragaluz, además de ser una obra histórica, es un experimento, un experimento teatral que envuelve a otro en el que unos hombres del futuro situados en el terreno de la ficción nos obligan a compartir con ellos un hecho básico. Así, estos hombres denominados “investigadores” nos presentan como contemporáneos suyos en un futuro siglo XXV o XXX. Estos investigadores que reciben el nombre de Él y Ella, investigan historias de un “pasado” muy lejano, en un remoto 1967 de la postguerra, dando un juego temporal en el que los personajes de la obra han desaparecido ya años atrás y “ahora” son sólo sombras recobradas desde el olvido. Por todo ello, El Tragaluz consigue instalar al espectador la temerosa posibilidad de ser también un pasado acudiendo al futuro presenciándose a sí mismo. Para Buero esto representa un “sobrecogimiento histórico” Crítica social innovaciones técnicas son también rasgos característicos de las otras piezas de Buero durante los años 60. El tragaluz, es una de las obras del artista más alabadas por la crítica.
En conclusión, el realizar el comentario y el Resumen El Tragaluz diré que esta obra teatral de Antonio Buero Vallejo es una obra histórica donde desde un momento del futuro sin determinar, dos investigadores proponen al espectador un experimento que invita a volver a una época pasada (siglo XX) para estudiar el drama de una familia cuyos miembros sufrieron una guerra civil con sus secuelas. Así, se podría decir que a obra tiene una función esencial de conocer el pasado para asumirlo y superarlo, desechando odios, venciendo tendencias nocivas y extrayendo lecciones para caminar hacia el futuro. Por otra parte, el experimento está compuesto por elementos de ciencia-ficción compuesto por detectores de hechos pretéritos y de “proyectores espaciales”. Así, el espectador asiste a un montaje de imágenes traídas del pasado y no solo las reales sino también los pensamientos e imaginaciones de algún personaje.