Los Cronotopos Teatrales en "A Puerta Cerrada"
En este ensayo se discutirán los cronotopos teatrales de A puerta cerrada de Jean Paul Sartre que se aplican sobre la constitución de la trama dramática.
Primero que todo se aclarará el concepto de cronotopo; este concepto expresa el carácter consolidado del espacio y del tiempo. Mijaíl Bajtin se opone a la idea de Immanuel Kant, que es que el espacio y el tiempo forman parte de la conciencia del sujeto, y define al cronotopo de esta manera “el cronotopo es el lugar en donde se atan y desatan los nudos de la narrativa”. Para él, tanto el tiempo como el espacio son generados por lo material hecho por el humano, incluso los considera como objetos dentro de su análisis. En el caso de A puerta cerrada podemos observar que hay varios cronotopos que constituyen los nudos de la trama.
En principio se presentan dos tiempos que hacen posible la construcción del drama, por un lado tenemos el tiempo actual, el tiempo en el que los protagonistas se encuentran en el infierno: el tiempo eterno, y, por otro lado, el tiempo en el que se encontraban fuera de este infierno sartreano, el tiempo que alguna vez transcurrió en el pasado; y después se establecen dos espacios: por un lado, el infierno, un lugar donde las almas de los pecadores son torturadas eternamente, que en este caso sería la mirada del otro eternamente, la mirada juzgadora, la cual impide que el otro sea; y, por otro lado, tenemos el espacio de la vida, el lugar donde los tres personajes habitaban previamente al infierno. Para comenzar, se abordará el primer tiempo que se establece en la obra, que es la actualidad en el infierno.
Como sabemos los personajes de Garcin, Inés y Estelle fueron humillados y castigados al ser enviados a este infierno sartreano: “el infierno son los otros”; al infierno sartreano se lo llama así porque Sartre dice que el infierno es la influencia que se produce a través de la mirada en la mente de otro, y para estos personajes el infierno es convivir con el otro, debido a que cada uno de ellos construye al otro a través de su mirada, y teniendo en cuenta que el infierno sartreano es eterno y no transcurre, es decir que están en un quietismo constante, podemos notar que están eternizando la existencia del otro. En el infierno no existe el tiempo, entonces podemos decir que es un “no tiempo”.
Sin embargo, en la obra podemos notar que ese “no tiempo” queda conformado por dos procedimientos: por un lado, se percibe desde el transcurrir dialógico y las acciones de los personajes, por ejemplo; Estelle hace todo lo posible para no sentirse sola y así poder mantener su “para sí”, por lo cual intentó “seducir a Garcin”, pero este lo único que planea hacer es buscar la aprobación de Inés ya que cree que ambos padecieron de la misma condición, e Inés intenta seducir Estelle.
Por lo tanto, se puede decir que están en un ciclo infinito de permanente movimiento temporal ya que ninguno va a encontrar lo que realmente busca, aunque detenido por un proceso que ve del quietismo obsoleto al desnudarse como gusanos.
