Ética De La Utilización De Animales De Laboratorio
Introducción
El dilema ético-moral asociado a la experimentación animal está sustentado por la contraposición de dos grandes fundamentos. Por un lado, el atentar contra la integridad del animal, teniendo en cuenta el posible perjuicio que puede llegar a sufrir debido al experimento. Por otro lado, se interpone la vital necesidad de llevar a cabo dichos experimentos pues suponen un gran impacto en la vida y salud tanto de humanos como de los propios animales.
A causa de la contraposición de ambos argumentos se manifiestan dos inclinaciones ético-morales extremas y opuestas. Por consiguiente, surge la creencia de que el uso de animales con fines experimentales siempre está injustificado. De manera antagónica, existe la convicción de que los animales pueden ser utilizados de manera arbitraria a nuestro libre albedrio.
Desarrollo
Todos estos argumentos demuestran la existencia de opiniones muy diversas acerca de la experimentación animal, sin embargo, la mayoría de la población opta por una creencia moderada que acepta el uso de animales para experimentación, pero bajo condiciones ético-morales predeterminadas.
La historia del dilema ético moral causado por la experimentación animal se remonta a la antigüedad, puesto que gran parte de los conocimientos, ya en la época antigua, estaban basados en gran medida en procesos de disección anatómica.
En torno al año 350 a.C. se llevaban a cabo experimentos con cerdos y otros especímenes que permitieron estudiar su cuerpo y explicar su desarrollo. Surgen entonces personajes de gran importancia en el campo tales como Aristóteles, Anaxágoras e Hipócrates entre otros. Estos nuevos avances dan lugar a la aplicación de procesos de disección in vivo, conocidos como ‘vivisección’ que permitieron demostrar la circulación de la sangre a través del cuerpo en 1628.
La perdida en gran medida del respeto hacia la integridad de los animales puede deberse a diferentes causas tanto sociales como culturales. Entre ellas se encontraría la separación y diferenciación de la ética humana y animal, hallando referencias en el ámbito bíblico pues se considera a los seres vivos, organismos inferiores al hombre cuyo fin es estar bajo servicio y domino humano.
En cambio, el siglo XVIII marca un punto de inflexión en este ámbito, ya que diferentes filósofos ingleses se cuestionan a través de la ética moralista el posible sufrimiento y explotación de los animales por parte del hombre.
Desde el siglo XX multitud de avances y descubrimientos han demostrado la necesidad de la experimentación animal para el desarrollo de la ciencia y la medicina moderna. Investigaciones tales como las llevadas a cabo por Pasteur sobre enfermedades infecciosas o Lister sobre asepsia muestran los enormes beneficios que supone la experimentación animal para la propia humanidad, ya que habrían reducido notablemente el número de muertes gracias a sus hallazgos.
En cambio, nunca han cesado las críticas a la experimentación animal atendiendo a la justificación de que dichas investigaciones no reflejarían condiciones humanas. Simultáneamente, surge la teoría utópica que explica que, si estas prácticas se hubiesen ilegalizado, se habrían inventado técnicas sustitutivas que no involucrasen a animales. Consecuentemente surge la necesidad ético-moral de iniciar la creación de un proceso legislativo y regulador con diferentes guías asociadas a la experimentación animal.
En relación con la legislación ético-moral de la experimentación animal surge un personaje llamado Marshall Hall que propuso en 1831 distintos principios que debían ser considerados las bases de regulación de la experimentación animal:
- La experimentación no debe ser el método principal si puede ser sustituida por la observación.
- Todo experimento debe tener un objetivo claramente definido.
- Todo experimento científico debe estar bien catalogado para evitar repeticiones.
- Los experimentos que requieran el uso de animales deben llevarse a cabo evitando, en la medida de lo posible, el dolor y sufrimiento del animal.
- El método experimental empleado debe realizarse de manera precisa de forma que se dé lugar a resultados claros que eviten la repetición del experimento.
Estos puntos citados constituyen, de manera general las bases de la bioética actual, habiendo sido trasladados a las leyes tanto nacionales como internacionales. En el ámbito europeo encontramos la directiva 86/609/CEE, que hace referencia a la experimentación animal en su artículo 7 quedando plasmados los principios éticos anteriores: “Cuando haya que ejecutar un procedimiento, la elección de especie será objeto de detenido examen y, si fuere necesario, se expondrá su motivación a la autoridad responsable; al elegir entre procedimientos se optará por los que utilicen el número mínimo de animales, causen menos dolor, sufrimiento, angustia o daños duraderos y tengan más probabilidades de dar resultados satisfactorios”.
En cambio, la legislación no es homogénea en toda la comunidad europea, pues a pesar de que las bases y principios éticos son iguales, podemos apreciar que hay variaciones a lo largo del continente. Uno de los ejemplos más representativos es el caso de Alemania, donde es ilegal el uso de animales para desarrollar productos como cosméticos o detergentes, así como experimentar con animales transgénicos. En España, en cambio, no es así pues existen leyes vigentes que permiten testar ingredientes de productos cosméticos en animales. Esta ley ha tratado de ser derogada, pero dado que ha sido aplazada, continúa siendo legal el uso de animales de experimentación con fines lucrativos en importantes sectores industriales.
A su vez, destaca la importancia de la creación de protocolos de actuación establecidos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de trabajar con animales. Estos protocolos se basan en los puntos citados en convenios europeos:
- debe indicarse con exactitud la causa del uso de la especie y número de animales requeridos
- debe considerarse el uso de procedimientos alternativos de carácter menos invasivo
- siempre debe tenerse en cuenta la utilización de especies de menor escala evolutiva
- es necesario contar con personal cualificado y especializado durante la experimentación animal
- se debe contar con métodos de sedación, analgesia, anestesia o eutanasia apropiadas con el fin de evitar el dolor, sufrimiento y estrés del animal
En consecuencia, con el fin de determinar el límite ético de la experimentación animal podemos establecer que la máxima prioridad investigadora debe ser proporcionar el mejor cuidado del animal, evitando a su vez la repetición de las prácticas experimentales.
Conclusión
Para concluir, podemos establecer que la ética moral del empleo de animales en procesos experimentales estriba en el valor del experimento y en la probabilidad de que el propio experimento contribuya a la evolución y mejora de la humanidad y el resto de los seres vivos.
En cambio, el uso de animales debe cumplir una serie de requisitos que aseguren un uso racional, ético y moral de los animales que debe ser combinado necesariamente una correcta metodología de trabajo.
Finalmente cabe destacar la importancia de buscar alternativas tales como el cultivo de células o tejido mediante la investigación en capos tales como la biología molecular y celular, dando lugar a resultados útiles para los humanos sin necesidad de realizar experimentación en otras especies.
Bibliografía
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- European Commission (2017) “Ban on animal testing”, Growth: Internal Market, Industry, Entrepeneurship and SME
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