La Maldad Del Hombre Según Rousseau

Según el filósofo Rousseau, el hombre no era, sino que se convertía en injusto y malvado, reproduciendo el desequilibrio de la sociedad. Por ello, se entiende que el hombre en su estado de naturaleza es ‘originalmente recto, biológicamente sano y moralmente recto y, por tanto, justo, no malo y no opresor’. Es decir, la sociedad ha mortificado la espontaneidad de los sentimientos del hombre, haciéndole abandonar su ‘estado de naturaleza’ por el ‘estado civil’, lo que provocó el retorno de la humanidad.

Aunque Rousseau era un filósofo de la Ilustración, se centró en la idea de que la naturaleza conduce al triunfo de los sentimientos y las pasiones en lugar de la razón. No estaba de acuerdo con la creencia de que la razón humana sería un artificio para hacer que la sociedad y el hombre fueran perfectos, porque el hombre no es sólo razón -aunque todo lo que le concierne pueda ser indagado a través de ésta-, el hombre también está envuelto por pasiones y sentimientos que no deben ser despreciados por el orden social. Esto se ilustra con el mito del ‘buen salvaje’, que está sujeto a pocas pasiones y sólo experimenta sus verdaderas necesidades, no ve a su prójimo con maldad y, por tanto, es bueno.

Existe, pues, una confrontación entre cómo era el hombre y cómo ha llegado a ser, o aún, ‘el hombre hecho por el hombre con el hombre obra de la naturaleza’. En vista de ello, Rousseau alentó un cambio significativo en la humanidad que restaurara su naturaleza, que es buena.

Se afirma que la sociedad corrompe al hombre. Por lo tanto, la cultura se entiende como un factor determinante para esta realidad y el punto central de este retroceso es la decadencia que se ha establecido en la sociedad que exaltó sus productos sociales – artes, letras y ciencias – e hizo retroceder a la humanidad en lugar de generar progreso. Para cambiar esta situación, Rousseau propuso un retorno, que sería la ‘renaturalización del hombre’, con vistas a la negación de los bienes culturales para bloquear el mal y favorecer el bien.

El espíritu del hombre debe entonces sufrir una transformación, equilibrando el yo interior y el exterior. En cualquier caso, es necesario que el hombre recupere su sentimiento interior de bondad y comience a operarlo, para que la reconstrucción del mundo social en perfecta armonía con el ser interior y exterior pueda rescatar el verdadero sentido de la virtud.

Rousseau propone este cambio al hombre, recordando que debe producirse dentro del individuo. Y para que sean efectivos, los productos sociales que antes consolidaban los vicios, ahora deben apuntar al desarrollo del hombre, para que pueda alcanzar su libertad. El resultado de todo esto sería la reconstrucción efectiva del ser humano con una visión comunitaria y ya no individualista.

27 April 2022
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