La Moda Y Conservación Del Medio Ambiente
Introducción
En los últimos años los jóvenes se han interesado cada vez más por el medio ambiente, y el calentamiento global, algunos quieren ayudar con su granito de arena y optan por los productos orgánicos sin pesticidas y otros por usar bicicleta, sin embargo, no se dan cuenta que la ropa que comprar y que se ponen todos los días es lo que más contamina, ya que en un artículo reciente de la ONU, “la industria de la moda es el segundo consumidor de agua a nivel mundial, genera alrededor de 20% de las aguas residuales y libera medio millón de toneladas de microfibras sintéticas al océano cada año.
Desarrollo
El consumidor promedio compra 60% más prendas de ropa que hace 15 años y cada artículo se conserva la mitad del tiempo.” (ONU) .Panorama mundial. Cuando se piensa en las industrias que tienen un efecto perjudicial en el medio ambiente se viene a la mente de las personas la industria manufacturera, la de energía, la de transporte e incluso la alimentaria. Sin embargo, de acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Además, la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.
Con las consecuencias que ello tiene en el cambio climático y el calentamiento global. El modelo arbitrario en el sector es el de la “moda rápida”, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y estimula a comprar y desechar ropa frecuentemente. Como resultado, la producción de prendas de vestir se duplicó en el periodo de 2000 a 2014. Muchos expertos, incluidos los expertos de la ONU, consideran que esta tendencia es responsable de una amplia gama de efectos negativos en el ámbito social, económico y ambiental, e insisten en la importancia de avalar que la ropa se fabrique de la manera más sostenible y ética posible.
Panorama en Latinoamérica. En América Latina, una industria en transición hacia un modelo sostenible ya comienza a tomar impulso. Los diseñadores ya están implementando, experimentando y viendo posibilidades que aprovechan la biodiversidad de la región, buscando esquemas comerciales que ayuden a promover las marcas que ya trabajan con procesos sustentables, organizando eventos y buscando aliados para promover la compra de ropa y accesorios hechos con más responsabilidad con la naturaleza. (Banco Mundial). Iniciativas de América Latina como “Hilo Sagrado”, que desde el 2013 ha implementado un modelo de desarrollo inclusivo.
Donde reconoce el importante aporte cultural que tienen las comunidades artesanales en América Latina y busca empoderar a las mujeres con herramientas que les permitan mejorar su calidad de vida. (Hilo Sagrado, s.f.) o también tenemos a “Evea”, una organización social sobre moda sostenible, cuya visión es una producción responsable e inclusiva que contribuya a la conservación de la biodiversidad (Evea Ecofashion, s.f.), que fueron apoyadas en su momento por el Banco Mundial, a través de las competencias que organiza la “Young Americas Bussines Trust”, están trabajando con esta vocación.
Aunque no se trate aún de un fenómeno a gran escala y quede mucho por hacer, es esperanzador que algunas empresas estén tomando cartas en el asunto, sobre todo si se toma en cuenta que hasta hace 10 años o menos muy pocos hablaban de la moda sostenible. Hoy en día, las conductas que generan las tendencias “Fast Fashion” en los consumidores hacen que muchas prendas lleguen a grandes vertederos de basura o incluso a incinerarse sin siquiera cumplir un tiempo de vida útil. Estudios demuestran que en realidad las personas solo usan el 20% de su closet. (Marca Colombia, s.f.). En Colombia son varias las marcas que han acogido esta filosofía de producción.
Implementando prácticas más sostenibles desde lo ambiental y lo social para reducir sus huellas negativas sobre el planeta, generar bienestar en su entorno y, de esta manera, ofrecer en sus productos un valor agregado para la nueva ola de consumidores responsables y reflexivos. Más allá de una moda o una preferencia, las cifras con respecto a los daños que esta industria produce hacia el medioambiente, han generado un movimiento de consumo consciente y moda sostenible. De esta manera, todos los involucrados en la cadena asumen parte de la responsabilidad y contribuyen a la solución.
Así mismo, muchas empresas grandes como Zara y H&M han empezado a revisar y mejorar sus procesos de producción. Incentivando incluso a recibir ropa usada de sus clientes para reciclarse o reutilizarse y fomentar un ciclo sostenible. Además, marcas locales como Aldea, Alado, Hope Made in the World, Fokus Green e incluso Pink Filosofy, han apostado por el desarrollo sostenible de sus productos, desde ámbitos eco amigables hasta certificaciones de mano de obra responsable. Esta nueva generación de diseñadores colombianos apuesta por la moda lenta, priorizando la calidad en confección, diseño y calidad de vida de sus empleados por encima del consumo masivo.
El desarrollo de Bogotá se percibe en todos los sectores, y la moda no es la excepción. Cada día es mayor el número de diseñadores nacionales que adornan las vitrinas de lujo que se distribuyen a lo largo y ancho de la ciudad. Es por esto que se abrió un espacio del 25 al 27 de abril al Bogotá Fashion Week 2017, con el objetivo de seguir posicionando la ciudad como referente nacional e internacional, a partir del talento y las marcas de origen colombiano. La oferta de moda en la ciudad está a la altura de las grandes capitales del mundo. Las colecciones de diseñadores nacionales permiten valorar el trabajo hecho con productos y materiales colombianos.
Muchos de ellos influenciados por la ancestralidad de nuestros artesanos. En cada producto subyace una identidad asociada a su origen nacional. A través del BFW la ciudad apunta a ser anotada en el circuito de las capitales mundiales de la moda, dado que este sector pertenece al 15.8% del PIB industrial de Bogotá y está compuesto por 30.805 empresas en la ciudad y la región, según datos del registro mercantil de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB). La ciudad concentra el 48% de los establecimientos que desarrollan actividades asociadas al sector de la moda en el país, de acuerdo con Invest In Bogotá.
Sin embargo, aun con las empresas que se vinculan cada día al movimiento de la moda sostenible en Bogotá, es evidente que aún falta concientización por parte del consumidor joven bogotano frente a la moda y es por esto que se hace la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es el impacto de la moda sostenible en los jóvenes bogotanos en el año 2020? Determinar el impacto de la moda sustentable en los jóvenes bogotanos en el año 2020. Identificar la situación actual y futura de la industria de la moda en un contexto de sostenibilidad. Analizar el sector, tanto a nivel global como nacional, para enmarcar las características y tendencias que lo definen.
Evaluar el comportamiento de compra de los jóvenes bogotanos frente en la industria textil. La realización de esta investigación es de gran importancia, ya que pretende identificar el comportamiento de los jóvenes frente a las nuevas tendencias de moda sostenible, este proyecto se enfoca en el objetivo de desarrollo sostenible número 12, el cual se llama producción y consumo responsables, este tiene la función de garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Como bien se sabe, en la actualidad, no hay país en el mundo que no haya experimentado los dramáticos efectos del cambio climático.
Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y hoy son un 50% superior al nivel de 1990. Además, el calentamiento global está provocando cambios permanentes en el sistema climático, cuyas consecuencias pueden ser irreversibles si no se toman medidas urgentes ahora. Numerosos tintes, blanqueadores y estampados contienen sustancias tóxicas, que durante la fabricación terminan en las aguas y ríos de las zonas de producción, y posteriormente terminan en el mar, haciendo de este un problema global. Pero el asunto no se termina ahí, si esas prendas han sido lavadas o teñidas con productos que contenían sustancias tóxicas.
Siempre quedan restos que se liberan de nuevo a los canales de agua de los países en los que las prendas se lavan, con lo que se cierra el círculo de la contaminación. Muchas de esas sustancias son compuestos orgánicos persistentes que, como apuntan expertos en la materia si llegan al mar pueden acabar en los peces que luego nos comemos y terminan en nuestro cuerpo, algo no especialmente recomendable teniendo en cuenta que estos productos pueden ser cancerígenos y disruptores hormonales. Lo más sencillo sería prohibirlos en todo el mundo, no solo en algunos países. A fin de cuentas, el mar no conoce de fronteras y la contaminación menos aún.
Además de irse a las tuberías de vertido de las fábricas textiles, Greenpeace ha analizado numerosas prendas en busca de sustancias tóxicas, lo que le ha permitido sentarse frente a frente con las empresas y pedirles mayor responsabilidad. Todas las grandes marcas realizan por su cuenta este tipo de análisis por lo que es probable que tengan constancia de que muchos de sus proveedores utilizan productos que por ejemplo en Europa están prohibidos, aunque todo apunta a que no deciden dar un paso adelante hasta que no se ven obligados a ello. (Greenpeace, s.f.). Pese a las estadísticas deprimentes.
Los productores y consumidores de moda están cada día más conscientes de que la industria necesita cambiar y numerosas compañías, incluidas las minoristas de ventas masivas, empiezan a integrar los principios de sustentabilidad a sus estrategias de negocios. El sector textil está transformando su modo de producción. Después de años de vía libre para contaminar agravados por el aumento de la producción como consecuencia de la moda rápida, fabricantes y diseñadores están tomando nota para hacer sus colecciones más sostenibles, en las pasarelas y en las tuberías de vertido (Greenpeace, s.f.).
Algunas compañías más pequeñas también se han sumado al movimiento para cambiar la industria del vestido e implementar un modelo de negocios sostenible. Entre ellas se cuentan la suiza Freitag, que utiliza lonas y cinturones de seguridad de camiones para hacer bolsas y mochilas; Indosole, por su parte, fabrica zapatos con llantas viejas; y Novel Supply, de Canadá, tiene un esquema de devolución en el que los clientes pueden regresar sus prendas cuando ya no las usan para que la empresa las recicle. Ahora bien, para lograr desarrollo económico y desarrollo sostenible, es urgente reducir la huella ecológica mediante un cambio en los métodos de producción y consumo de bienes y recursos.
La gestión eficiente de los recursos naturales compartidos y la forma en que se eliminan los desechos tóxicos y los contaminantes son vitales para lograr este objetivo. También es importante instar a las industrias, los negocios y los consumidores a reciclar y reducir los desechos, como asimismo apoyar a los países en desarrollo a avanzar hacia patrones sostenibles de consumo para 2030. (UNDP, s.f.). Por eso la importancia de esta investigación, ya que, si bien la responsabilidad es de las industrias y su forma de producir ropa, la responsabilidad también recae en el consumidor, ya que al final es el que tiene la capacidad de decidir lo que quiere o no comprar y cada cuanto.
Conclusión
De esta forma la industria se debe adaptar a los deseos y necesidades del consumidor de una forma sostenible y amigable con el medio ambiente, cabe resaltar que los jóvenes bogotanos son el centro de esta investigación ya que en esta generación recae el poder del cambio y ejemplo para las nuevas generaciones, por eso creemos importante determinar el impacto de la moda sustentable en los jóvenes bogotanos en el año 2020 para ver que nuevas estrategias pueden implementar las empresas del sector textil en la ciudad de Bogotá.