Las Mujeres, Los Hombres Y El Lenguaje Para Acabar El Sexismo

Es innegable el nivel de complejidad que existe al momento de tocar temas tan críticos en materia de lenguaje y la forma en que esto puede volverse una manera de exclusión para sus hablantes, así que en este par de cuartillas intentaré expresar mis ideas respecto a cómo repercute el lenguaje dentro de la sociedad, el cómo ha logrado movilizar a tantas personas por una lucha que engloba a todos como participes de un lenguaje que polariza el rumbo de una sociedad más justa e incluyente, una sociedad dominada por los hombres, regidas y estructuradas para los hombres, una en la que grandes mujeres como Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Judith Butler y millones de voces más que buscan acabar con el sexismo, que al paso de los años ha dejado tantas secuelas en el entorno; darle visibilidad y concientizar solo es un paso de todo lo que implica una lucha tan larga y necesaria.

Acerca del lenguaje sexista he de reconocer el hecho de que se presenta en todos los ámbitos sociales en los cuales todo tipo de individuos puedan ser partícipes, yo incluido y por lo cual muchas veces no somos ni siquiera conscientes de su uso y repercusión.

[…] Existe un uso sexista de la lengua en la expresión oral y escrita que transmite y refuerza las relaciones asimétricas, jerárquicas e inequitativas que se dan entre los sexos en cada sociedad y que es utilizado en todos los ámbitos de esta. (Pérez, 2013, pág. 7)

Considero que en muchas ocasiones tomamos el lenguaje como una forma de absolutismo respecto a lo que representan las cosas y sobre todo las personas. En ocasiones no considero el gran impacto que puede representar el invisibilizar a las personas incluso en el momento de hablar o escribir, el cómo volvemos ciertas cosas, actividades o incluso algo tan complejo como la personalidad o los valores individuales como si fuesen exclusivos de hombres o mujeres.

Me gustaría dejar en claro que hace tiempo no me hubiese imaginado que nuestro sexo determinara el “papel” de las personas dentro de la sociedad, el cómo se considerarían a las personas, lo que supondría verse involucrados dentro de una sociedad que percibe a un sexo como más capaz y apto para llevar a cabo ciertas actividades o desarrollar roles.

Con lo anterior dicho me pregunto, ¿qué nos concede el derecho de excluir a las personas?, de privarle de vivir libremente y desempeñarse como mejor le siente dentro de esta vida “¿De dónde proviene que este mundo siempre haya pertenecido a los hombres y que solamente hoy empiecen a cambiar las cosas?” (De Beauvoir, 1949, pág. 06).

Rompiendo estigmas

El comienzo de la lucha por utilizar un lenguaje no sexista me parece una medida de gran relevancia dado que no es solamente un símbolo de la lucha de las mujeres por dejar de ser pisoteada y hacerse presente en un mundo en el cual ha formado parte desde siempre y en la que todo su impacto siempre ha sido igual de trascendental que la de cualquier otro hombre y el uso de pequeños términos y breves modificaciones no parece ser muy significativo, debemos recordar que en ocasiones no es el mensaje sino la forma del mensaje.

El lenguaje es un devenir de realidades sociales que conforme nos transformamos nuestras formas de comunicación lo hacen de igual manera, ya sea para bien o mal “Y este cambio, ¿es un bien?, ¿traerá o no traerá un reparto equitativo del inundo entre hombres y mujeres?” (De Beauvoir, 1949, pág. 06), esta debido a la forma tan dúctil de las personas de volver la lengua a su forma de ser, a como su comunicación se habitúa a los entes sociales que con el tiempo se modifican y de lo cual ni siquiera llegamos a ser conscientes.

En relación con lo antes mencionado, siempre he considerado de gran relevancia los grandes trabajos en el campo científico, literario y social de mujeres que se atrevieron a romper con ese “orden” que los hombres les habían impuesto para minimizar y desaparecer de ámbitos en los cuales el hombre inamovible e impoluto “Algunos libros, bastaba leer los títulos para imaginar a innumerables maestros. Era un fenómeno extrañísimo y en apariencia llegada a este punto limitado al sexo masculino” (Woolf, 1967, pág. 22)

“La mujer se determina y se diferencia con relación al hombre y no este con relación a ella; la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, él es lo absoluto; ella es lo otro” (De Beauvoir, 1949, pág. 04), siguiendo con lo que Simone de Beauvoir plantea en este fragmento me puedo dar cuenta de la percepción que una gran parte de la sociedad tenía sobre las mujeres desde hace ya varias épocas en donde parece ya estar establecidos dentro de los estratos sociales el papel a cumplir y que quienes osen desafiarlo deben ser marginados, pero más que nada es también el como el hombre logró construir en la mujer esta figura en la cual ella necesariamente se volviera dependiente del hombre y lo manejara como el centro del universo o más bien como el centro de su universo. No solo trato de entender el origen del androcentrismo, es algo más profundo, el cómo el hombre fue capaz de tomar el control y hacerlo a su conveniencia para con ello llevar una vida al mando de sí mismo y de quienes le rodean.

Nuestra herramienta: La Equidad

Para concluir me gustaría remarcar tan crucial tarea que se realiza al comenzar a introducir esta forma de lenguaje no sexista dentro del ámbito educativo, en México y en el mundo para con ello lograr que tanto mujeres y hombres participen de manera plena en actividades que beneficien mutuamente a cada individuo, así como la estructuración de una sociedad que se note plenamente comprometida con promover la equidad, lo cual llegado un momento garantizará que todos posean las oportunidades de implementarse dentro de la sociedad, gracias a una libertad más evidente, la forma de relacionarnos con aquellos que conforman nuestro entorno, aunado a la formación de individuos íntegros que se encarguen de encaminar a todos los que le rodean de valores para con sus allegados.

Es importante ser consciente y racional al tener en cuenta las desigualdades que han existido, existen y esperemos no sigan existiendo en el mundo, solo tumbando la barrera ideológica que cargamos en nuestras sociedades desde hace tiempo nos encaminaremos a lograr un mundo más sano, justo, libre y de armonía para todos.

Referencias

  • De Beauvoir, S. (1949). El segundo sexo. Paris, Francia: Editorial siglo XX.
  • Woolf, V. (1967). Una habitación propia. Londres, Inglaterra: Seix Barral Biblioteca Formentor.
  • Pérez Crevera, M. (2013). Manual para el uso no sexista del lenguaje. México DF, México: Comisión nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
  • Gornik, V. (2000). A los cincuenta de Simone. Recuperado de http://letraslibres.com
25 Jun 2021
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