Nacionalismo: Análisis de los Trabajos de Álvarez Junto y Anthony Smith

Analizaremos dos ensayos que tratan de nacionalismo. En el ensayo de Álvarez Junto se habla sobre el primordialismo, es decir, la creencia de que un fenómeno nacional es algo constante y natural y que ha existido a lo largo de toda la historia. Esta teoría, también llamada etnicista, era el pensamiento propio hasta mediados del siglo XX, hablando del sentimiento nacional como una doctrina política y un fenómeno natural. Además, la teoría iba más allá y se afirmaba que a partir de la división natural de la humanidad en pueblos o naciones, surgían de manera espontánea, sentimientos de solidaridad interna y diferenciación externa que despertaba la conciencia nacional y el sentimiento nacionalista. Aparece un importante ensayista británico, Walter Bagehot que afirmó que las naciones “eran tan viejas como la historia” y en ese sentido, la nación es lo natural. Por otro lado, un autor también cercano a esta tesis primordialista es Hans Kohn, activo entre 1930 y 1960 y que remonta los orígenes del nacionalismo hasta los hebreos bíblicos y a la Grecia clásica.

Más adelante, aparecieron nuevas maneras de interpretar el nacionalismo, destacando la tesis modernista o constructivista, en contraposición a la tesis etnicista o primordialista. El constructivismo se basa en la idea de que la cultura y el sentimiento nacional no son solo “invenciones” sino que son “invenciones interesadas, funcionales y consecuencias de un cambio estructural en el papel de la cultura”, afirma Gellner. Esta tesis también afirma que el nacionalismo está relacionado con la modernidad. Un autor destacado de este pensamiento es Benedict Anderson que relacionó el nacionalismo con los procesos de comunicación e interacción social, rechazando que sea una ideología y diciendo que se trata más bien de un sistema cultural. Desarrolla también este sentimiento nacional como una predisposición a sacrificarse hasta dar la vida por la comunidad.

El nacionalismo, al igual que la religión va en unión a un lenguaje compartido y a textos con distintas funciones. Se forman comunidades imaginarias presentes solo en la mente de sus seguidores, en las que el humano se inmerge y en las que gozan de igualdad a pesar de las diferencias ideológicas, geográficas… El nacionalismo se comenzó a difundir mediante textos escritos en distintas lenguas, creando espacios más amplios, con homogeneidad cultural interna y, además, se difundieron objetos e imágenes que penetraron la mente de los individuos de las comunidades, siendo fomentados desde el estado ya que legitimaba su autoridad.

En el ensayo de De Pablo, Mees y Rodríguez Ranz se aborda el nacionalismo vasco, desde cómo surgió hasta que características de este son significativas. Así mismo, se compara el nacionalismo vasco en España y en Francia ya que surgió de manera distinta y por ello, sus consecuencias también lo han sido. Para explicar el nacionalismo vasco, hay que tener muy en cuenta cómo y en qué contexto surgió ya que uno de los factores decisivos que propició el surgir del mismo, fue el proceso histórico de expansión y consolidación del Estado español, comenzándose a perfilar durante el reinado de los Reyes Católicos, con la expulsión de los judíos de la Península Ibérica en 1492 y la imposición del bautismo obligatorio a los mudéjares en 1501 y que a finales del siglo XIX seguía siendo provisional y superficial.

Por otro lado, al analizar la creación de España como estado moderno, en los territorios vascos, incluida Navarra, se produce una gran matización ya que el sistema foral que seguía implementándose, permitía un amplio margen de autogobierno, aunque seguía respetando a los distintos monarcas. Durante el reinado de Felipe V, los territorios vascos llegaron a ser un pilar fundamental del Antiguo Régimen ya que los representantes centrales respetaban su sistema, ganándose así un aliado. Cuando el Antiguo Régimen comenzó a fragmentarse, el sistema vasco se encontró bajo una gran presión contra sus estructuras, que no pudo soportar y que llevó a la abolición total de los Fueros vascos tras la ley del 21 de julio de 1876, integrando a las provincias vascas en el Estado español.

Una de las diferencias principales entre los territorios vascos y el Estado español es el espíritu nacional y el sentimiento de defensa de la patria común ya que hasta 1876, los Fueros vascos permitían la sustitución de las quintas vascas a cambio de enviar un número de reclusos fijos al año. Estas discrepancias con el ejército causaron, entre otras cosas, que incluso durante la Guerra Civil, muchos vascos fueran reacios a cooperar con el ejército.

Otra de las características que propició el nacionalismo vasco, se dio a finales del siglo XIX ya que a pesar de que comenzara a existir una mayor compenetración entre el Estado y la economía vasca, esta medida llegó tarde puesto que, en 1891, la implementación del primer arancel proteccionista coincidió con la fundación del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

La lucha en favor de los Fueros generó una sensación de complicidad y solidaridad entre los vascos, que instauró un valor colectivo y desarrolló una conciencia “vasca”. Además, desde finales del siglo XVIII, los mandatarios vascos se comenzaron a reunir para discutir problemas comunes y consensuar políticas de cara a sus relaciones con Madrid.

El nacionalismo vasco en Francia surgió de manera distinta a en España ya que, en 1789, los franceses se encontraron en el País Vasco con unas élites políticas portadoras de una especie de “orgullo étnico proto-nacionalista” que dio lugar a los Cahiers de Doléances, considerados como remoras de un pasado obsoleto y que debían fundirse en el proyecto común francés: la Grande Nation. Durante la guerra de la Convención entre 1793 y 1795, se deportaron miles de vascos, ejecutaron a unos cuarenta y además se tomaron medidas contra el euskera. Pese a esto, los vascos continuaron con la revolución, refugiándose en un catolicismo ultramontano, convirtiéndose así en la III República. El anticlericalismo fue un tema clave durante las últimas tres décadas del siglo XIX, ya que la República arrancó las competencias de la Iglesia hasta que, en 1905, se produjo la separación total Iglesia-Estado.

La principal diferencia entre España y Francia fue que en Francia las élites, sobre todo de la III República afrontaron la construcción de la nación como una tarea con una actitud agresiva e incluso “colonialista” siendo este objetivo el eje central de los presupuestos públicos y del nuevo discurso nacionalista mientras que en España predominó la pasividad y la ineficacia y junto con la debilidad del Estado liberal se originaron enormes dificultades en cuanto a la participación e identidad por lo que la nación se construyó a medias.

Durante este proceso de nation-building en España y del crecimiento del nacionalismo vasco, aparecen tanto visiones primordialistas como modernistas ya que hay aspectos del nacionalismo vasco que han surgido de forma “natural” como es el sentimiento de pertenencia a un territorio concreto, propiciado por los Fueros o una cierta autonomía de gobierno mientras que hay otras características como las influencias de otros países como Francia y las discrepancias con el Antiguo Régimen y el ejército que fomentan el sentimiento nacionalista, pero que no son características implícitas, sino que han surgido a lo largo de la historia.

Bajo mi punto de vista, el autor que creo más influyente en el ensayo de De Pablo, Mees y Rodríguez Ranz es Anthony Smith, quien inserta el fenómeno nacional en el proceso de modernización y trata de dar una respuesta de las élites culturales ante la contradicción entre las identidades y las tradiciones religiosas. Defiende también que la organización política debía elevar el nivel de vida del conjunto social, centralizando y homogeneizándolo culturalmente. Este pensamiento está presente a lo largo de todo del ensayo. En primer lugar, el nacionalismo vasco está repleto de características propias de la perspectiva modernista ya que, en función del momento histórico, le influyen más unas u otras y además la contradicción entre la identidad y la tradición religiosa también se ve reflejada, sobre todo durante la III República en Francia, cuando se refugian en un catolicismo ultramontano (tradiciones religiosas) pero se acaba dando un fuerte anticlericalismo (identidad). Por último, la idea de centralizar y homogeneizar culturalmente a la sociedad aparece reflejada en el ensayo cuando se aborda el tema de la abolición de los Fueros vascos y, por consiguiente, la integración de estos territorios en el Estado Español.

En resumen, los dos ensayos, son de gran ayuda para entender de una manera más clara y concisa el surgimiento y desarrollo de los nacionalismos, así como sus consecuencias. El primer ensayo aúna pensamientos de autores muy variados sobre la materia lo cual permite qué tras la lectura de este, se puedan formar ideas propias acerca de los nacionalismos y permitiendo así un razonamiento crítico. El segundo ensayo, permite indagar más a fondo sobre el nacionalismo vasco y cómo surgió, lo que me parece bastante interesante por la aparición de muchos pensamientos basados en prejuicios referidos a este tema. Los ensayos ayudan así también a comprender el surgimiento de otros nacionalismos, como el catalán y a entender el contexto en el que comenzaron a desarrollarse y como continuaron evolucionando hasta el día de hoy. 

27 April 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.