Descolonizar Latinoamérica en Busca de una Epistemología Propia
Introducción
Hablar de teoría crítica en estos tiempos y en Latinoamérica parece un ejercicio acertado: es menester volver la mirada hacía esas reflexiones en torno a las condiciones y formas de dominación presentes a lo largo de la historia de la humanidad, el lugar que ocupa el individuo y la forma en la que el sistema influye en su comprensión del mundo.
Aunque ciertamente la teoría crítica nace en Occidente, surge como respuesta a la necesidad de trasformación en un momento determinante por lo que termina siendo precisa para la consecución de una epistemología del sur o latinoamericana. Por esta razón se traerá a colación en el presente escrito algunos apuntes claves de Boaventura de Sousa Santos como punto de partida para evaluar el sitio del derecho a partir de los distintos planteamientos del ya nombrado autor.
Desarrollo
La teoría crítica pretende explicar la forma en la que la modernidad crea un sistema basado en relaciones verticales que implican correlaciones de poder y subordinación; por lo que todas las ciencias, saberes y culturas tienden en todas sus formas hacia la explotación, la desigualdad y la dominación. Los primeros autores de la teoría crítica observan que incluso la ciencia se inclinó hacia los estudios enfocados en saberes instrumentales que servían a las lógicas del sistema y el capitalismo, más no en pro del saber y el conocimiento en sí mismo.
Sumado a esto, Occidente crea un plan de colonización e imposición de su predominante cultura hacía continentes vulnerables como el caso de Latinoamérica, legado que aún después de años de libertad sigue vigente por medio del sistema, las redes sociales, e incluso en el pensamiento de los individuos. La pregunta siempre apunta hacía la forma de conseguir la emancipación para lograr la igualdad, justicia y fraternidad entre los pueblos; pregunta que aunque no se resuelve a continuación, sirve como excusa para retomar algunos apuntes clave del autor elegido y reflexionar al respecto.
Boaventura señala que se debe partir en primera medida de una descolonización epistemológica, económica, social, política y cultural, pues es claro que los pueblos latinoamericanos son legados de todo el proceso de colonización de Occidente; para esto es necesario romper con todo un conjunto de prácticas que permitan el paso a la consolidación de un pensamiento propio del sur.
El camino hacia la construcción de un pensamiento crítico emancipatorio parte de romper las relaciones interculturales para poder combatir la sociabilidad colonial que permea el pensamiento y las formas de vida en la población latinoamericana; en segundo lugar hacer una crítica a la modernidad occidental colonial que pretende siempre la imposición y la universalización de la cultura occidental como instrumento útil para la dominación.
Es fundamental evidenciar la necesidad de la descolonización global y propender por la creación de espacios aptos para la pluralidad, el diálogo fraterno y el encuentro. Finalmente, el autor señala la emergencia para la consolidación de una nueva cultura política emancipadora en donde se integren todos los sectores de la sociedad de una manera amplia, incluyente y participativa con el fin de promover el mestizaje, la solidaridad y la interculturalidad.
Sin embargo, aunque se busque la forma de conseguir una epistemología propia capaz de liberar Latinoamérica, aparecen grandes conflictos que involucran, por un lado, a la sociología y por el otro al derecho. En primera medida Buenaventura indica que el pensamiento moderno funda consigo una forma de pensamiento que traza una marcada distinción entre fronteras evidentes y otras no tan evidentes, lo que pone la realidad en dos puntos diametralmente opuestos: el norte colonial, donde todo es posible y las condiciones de vida de su población permiten imponerse por medio de los medios masivos, la ciencia, la tecnología y la cultura como la hegemonía y el ejemplo para todos los pueblos, versus el sur oprimido que asume como propia la cultura impuesta por occidente, pero que se enfrenta a condiciones que no le permiten contar con un estilo de vida siquiera similar.
Lo que genera esta diferencia no es más que un pensamiento abismal que causa una brecha que debe ser suturada, a lo que Boaventura propone como salida un pensamiento post abismal. La posible solución demanda consigo el cuestionamiento constante de las relaciones de poder que se están tensando en la sociedad, el reconocimiento de la diversidad epistemológica como riqueza cultural de los pueblos y la promoción de valores de justicia, democracia y solidaridad cognitiva.
Ahora es importante ubicar el papel del derecho en medio de la discusión. Si bien el derecho es hijo de occidente, la discusión actual ha intentado hacer notar que propende por la consecución de la justicia y la verdad. El discurso actual bien elaborado de los derechos humanos atrae fácilmente la atención de grandes pensadores contemporáneos que apuestan activamente por introducir políticas para la garantía y el ejercicio de los mismos. De la misma manera la población ha buscado estrategias y mecanismos para ser garantes al menos de manera simbólica del cumplimiento de los derechos fundamentales específicamente en aquellas poblaciones que suelen estar involucradas activamente con la participación en escenarios políticos.
Pero para el autor que hoy se trae a colación las pretensiones occidentales han disfrazado su afán de dominación tras los discursos de derechos humanos: elemento que cambia radicalmente el escenario de discusión y que hace evaluar la certeza de tales planteamientos. Además, afirma que para el discurso sea realmente efectivo es preciso ponerlos al servicio de una cultura contra hegemónica de los derechos humanos, lo que prácticamente implicaría una adaptación a las realidades concretas de las diferentes culturas presentes en todo el territorio latinoamericano del derecho y la aplicación de los derechos humanos.
Para conseguir esto, sería necesario además crear un espacio donde hasta las personas que no cuentan con las posibilidades para comprender aspectos teóricos específicos puedan acceder a la información sobre los mismos sin tener conocimientos jurídicos. Evidentemente, sería menester la búsqueda de espacios comunes para el diálogo y la reflexión al respecto valiéndose de las prácticas de educación popular junto con el establecimiento de alianzas y redes de resistencia contra el sistema imperante.
Conclusión
A modo de conclusión se puede afirmar que Boaventura de Sousa reflexiona a partir de elementos que en su momento aporta la teoría crítica, los localiza en Latinoamérica y termina con una postura frente a lo jurídico. En ese sentido deja la sensación de percibir al derecho como la posibilidad de emancipación siempre y cuando se establezca en primera medida una epistemología propia del Sur.
Parte de tomar una postura crítica frente al modelo hegemónico impuesto, reconocer posteriormente las condiciones propias del territorio, identificar la variedad de culturas y apropiarse de ellas, y finalmente establecer discursos a los que la mayor parte de la población tenga acceso y pueda comprender de forma sencilla para la consecución de una completa descolonización del saber legado de Occidente y la consecución de una identidad y un poder latinoamericano apropiado y acorde a las posibilidades y necesidades de los individuos. Su postura termina convirtiéndose en una aplicación alternativa de lo que las grandes ideas de la escuela de Frankfurt, al menos en su primer momento, pretendían presentar.