El Moisés De Miguel Ángel Publicado En 1914

Introducción

El Moisés de Miguel Ángel publicado en 1914 de manera anónima, fue uno de los cinco ensayos sobre arte que Freud escribió. El profeta hebreo volvía a dar nombre a otro ensayo, el último de Freud, Moisés y el monoteísmo, acabado en Londres en 1938, constituyendo el testamento espiritual del padre del psicoanálisis y su primera actuación como historiador.

El germen de este trabajo queda recogido en una carta de Sigmund Freud escrita en 1912: Me gusta sobre todo deambular por entre las ruinas del Palatino y por la Villa Borghese, un parque enorme, aunque muy romano, y diariamente voy a visitar al Moisés de San Pietro in Vincoli, sobre el cual, quizá, me decida a escribir algo.

Desarrollo

Freud hace la confesión en el principio de este ensayo de que algunas obras de arte ejercen sobre él una poderosa acción, y necesita saber por qué experimenta tal de manera tan intensa, recurriendo así a la interpretación de una obra de arte, una de ellas, el Moisés de Miguel Ángel situado en la iglesia de San Pietro in Vincoli en Roma, aunque originalmente fue destinada al monumento funerario que guardaría los restos del Papa Julio II. De ella nos dice que ninguna otra escultura me ha producido jamás tan poderoso efecto. Muestra de ello, es la visita diaria a esta obra durante su estancia en Roma.

Así, en una carta escribe: Mi relación con esta obra fue como la que se tiene con un hijo del amor. Diariamente, durante tres semanas solitarias en septiembre de 1912, me plantaba en la iglesia ante esta estatua estudiándola, midiéndola y dibujándola, hasta que alboreó en mí la convicción que solo me atreví a expresar anónimamente en el ensayo. Hasta mucho más tarde no reconocí a este hijo no analítico.

El autor en ningún momento cuestiona o habla de los valores artísticos de Miguel Ángel, su análisis se centra en la descripción de la expresión fisionómica del Moisés y en el momento que es representado. Esta descripción la realiza exponiendo de numerosos juicios de importantes críticos del arte como por ejemplo Hermann Grimm, Justi o Burckhardt. Estos juicios entre ellos son contradictorios haciendo que a medida que se lee el ensayo, surja en nosotros muchas dudas acerca de la interpretación de la figura.

Freud da especial atención a detalles como la barba, pero sin hablar de su valor expresivo o artístico, sino que analiza el recorrido que realiza la barba desde la cara hasta el regazo del Moisés; también la posición de las tablas de la ley que están colocadas de canto, añadiendo que es una observación que puede pasar desapercibida al espectador.

El hecho de que Freud tenga tanto interés por detalles del Moisés que generalmente pasan de desapercibidos es reflejo de la importancia de los pequeños detalles para él, ya que detrás de ellos podemos encontrar más sencillamente el camino hacia el inconsciente. Con esta actitud se acerca al método empleado por el crítico de arte italiano Giovanni Morelli que sostenía que cada artista posee una especie de clave, utiliza en sus obras detalles secundarios siempre iguales, como, por ejemplo, la representación de una oreja de un modo determinado. Método que le servía para determinar la paternidad de una obra de arte.

Teniendo en cuenta el análisis que hace de la barba y del contacto que mantiene con el dedo índice de la mano derecha y de como están dispuestas las tablas de la ley; el autor propone que en la obra no se ve la introducción de una acción violenta, como ha sido explicado tradicionalmente, sino que es lo que queda del movimiento ya ejecutado. Ya no se despojará de las tablas, ya que por ellas ha dominado sé ira para salvarlos de su colérico impulso. En este instante, en eta actitud ya se encuentra quieto, y así justo lo representa Miguel Ángel.

Conclusión

Teniendo en cuenta el análisis de la barba y el contacto que mantiene con el dedo índice de la mano derecha y de la posición de las Tablas de la ley, Freud propone que en esta obra lo que vemos no es la introducción de una acción violenta, como de modo tradicional se ha explicado esta obra, sino el residuo de un movimiento ya ejecutado. Moisés no arrojará ya las tablas, quebrándolas contra la piedra, pues precisamente a causa de ellas ha dominado su ira, refrenando para salvarlas su apasionado impulso. En esta actitud permaneció ya quieto, y así lo ha eternizado Miguel Ángel.

Fredu acaba aportando una interpretación diferente a la tradicional en la cual Moisés está representado en momento de levantar al sugerir que el escultor transformó el carácter del Moisés, transformación patente en el hecho de la contención de la ira ante la visión del pueblo idólatra, con el fin de evitar la ruptura de las tablas. Así, la enorme masa corporal y la prodigiosa musculatura de la estatua son tan solo un medio somático de expresión del más alto rendimiento psíquico posible a un hombre, del vencimiento de las propias pasiones en beneficio de una misión a la que se ha consagrado.   

22 October 2021
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