Escepticismo Alimentario: Un Panorama Desde El Consumidor Holandés e Indio

Introducción

La industrialización del sector alimentario trajo consigo un escenario llamativo: aumentó la oferta en masa y la escasez de alimentos redujo su protagonismo (al menos en algunas regiones); pero simultáneamente, ha surgido un nuevo dilema en el consumidor: el escepticismo o desconfianza sobre la calidad de los alimentos que va a ingerir, con ello una aversión a la escasez de inocuidad alimentaria; y en otras circunstancias, una aversión al sobreconsumo o rechazo al consumo excesivo de alimentos industrializados; es decir, se ha originado una forma de miedo alimentario (Contreras, 2005). Para entender este fenómeno, se abordará su origen y cómo las tendencias de la producción de alimentos deben orientarse a partir del mismo, desde el enfoque de un país desarrollado como lo es Países Bajos y uno en vías de desarrollo como lo es India.

Metodología

El presente artículo de divulgación científica fue realizado mediante revisión bibliográfica. También se empleó el método de revisión por pares, importante para evaluar la calidad del trabajo y así garantizar que este sea coherente y libre de plagio.

El escepticismo alimentario en los Países Bajos, una nación desarrollada, ha surgido como consecuencia del boom de las enfermedades metabólicas (obesidad, diabetes) causadas en parte, por una mala elección entre numerosas opciones de alimentos, por lo que las personas han comenzado a preocuparse sobre cuán bien formuladas están sus dietas, buscando alimentos con más vitaminas, minerales y otros compuestos favorables, por sobre las grasas y los carbohidratos (Contreras, 2005).

En el caso de India, un país en vías de desarrollo y catalogado como una latente potencia mundial a largo plazo, su cultura alimentaria está marcada por la desigualdad presente en la nación y, por ende, el espectro de consumidores está divido entre un escepticismo similar al de los Países Bajos con aversión al consumo excesivo de alimentos industrializados, y otro diferente respecto a si la comida disponible es capaz de garantizar la mínima calidad, tanto nutricional como sanitaria (aversión a la escasez) (Banik, 2016).

Dentro de ese contexto, para que haya un punto de conciliación entre la industria y el consumidor, la producción de alimentos debe ser eficaz en la provisión de comida que satisfaga los requerimientos de los consumidores. Sin embargo, para ambas naciones el primer obstáculo a dicho objetivo es la oferta disponible. En una parte de India (debido a la inequidad), el sector pobre de la población no tiene acceso a una oferta de alimentos que hayan tenido detrás procesos sanitarios ni estándares en cuanto a composición (Banik, 2016). En los Países Bajos y en la parte acomodada de India, ocurre lo opuesto: muchos consumidores evitan la abundancia del supermercado, por ser un almacén de comida industrializada, supuestamente repleta de químicos y adulterantes (Vemula, Gavaravarapu, Vardhana Rao Mendu, Mathur, & Avula, 2013).

Así pues, las etiquetas de los productos han cobrado gran relevancia en la actualidad, pues éstas orientan la elección del consumidor, en función del contenido nutricional o por los procesos tras el alimento. A partir de ello, entra en juego una nueva dimensión de escepticismo: en los Países Bajos, el exceso de certificados o de atributos en un producto ha generado desconfianza en el consumidor por no tener garantía de lo escrito en la etiqueta (Fenko, Kersten, & Bialkova, 2016). En India, el patrón de análisis de los empaques por parte de los compradores es menos exigente, pero la elección de productos sí está parcialmente orientada por la composición nutricional y por certificados de calidad (Vemula et al., 2013).

La desconfianza puede contrarrestarse partiendo del hecho que los compradores creen en etiquetas neutrales, otorgadas por un ente externo y que no den crédito a declaraciones del propio productor (Fenko et al.,2016). Es claro entonces que la forma de utilizar las etiquetas de manera objetiva es que las certificaciones de calidad sean otorgadas por regulaciones neutras; así, el consumidor sabrá que la información es fidedigna y hay también certeza que el productor no está colocando atributos no verificables (Eden, Bear, & Walker, 2008).

Más allá de las etiquetas y su grado de confiabilidad, el tipo de producción que realmente ha tenido un potencial impacto en los consumidores del estrato pobre y rico de India, y del estrado promedio de los Países Bajos, es el de la producción de comida orgánica, por su capacidad de generar alimentos inocuos. En este sentido, para los consumidores propuestos, el bienestar individual (búsqueda de seguridad alimentaria) es una motivación más fuerte que la de consumir productos orgánicos por consciencia ambiental (Ozguven, 2012). Esta información es útil tanto para la industria como para la producción orgánica, debido a que reafirma el tipo de alimentos que busca el consumidor. Y desde un punto de vista moral, enfatiza la necesidad de buscar estrategias que logren demostrar el vínculo directo entre el cuidado medioambiental, la igualdad social y el bienestar individual (Yadav, 2016).

Es claro que el consumidor contemporáneo busca alimentos que garanticen calidad nutricional e inocuidad, como respuesta al escepticismo alimentario, el cual tiene una dinámica dependiente del contexto socio-económico. En naciones desarrolladas, como los Países Bajos, esta búsqueda aparece como opuesta a la industrialización y a la sobreabundancia; este patrón se replica en las clases económicamente estables de India, un país en vías de desarrollo, pero que también agrupa un sector cuya desconfianza en la comida se orienta hacia la escasez nutricional en las limitadas opciones de consumo. A su vez, debe existir una explicación de la información sobre los procesos de producción, una estandarización de las etiquetas y la coexistencia con la producción orgánica para lograr que el panorama sea beneficioso para todas las partes.

Bibliografía

  1. Banik, D. (2016). The Hungry Nation: Food Policy and Food Politics in India [La nación hambrienta: política alimentaria y políticas alimentarias en la India]. Food ethics, I, 29-45.
  2. Contreras, J. (2005). La modernidad alimentaria. Entre la sobreabundancia y la inseguridad. Revista Internacional de Sociología(40), 109-132.
  3. Eden, S., Bear, C., & Walker, G. (2008). The sceptical consumer? Exploring views about food assurance. Food Policy(33), 624-630.
  4. Fenko, A., Kersten, L., & Bialkova, S. (2016). Overcoming consumer scepticism toward food labels: The role of multisensory experience [Superar el escepticismo del consumidor hacia las etiquetas de los alimentos: el papel de la experiencia multisensorial]. Food Quality and Preference (48), 81-92.
  5. Ozguven, N. (2012). Organic foods motivations factors for consumers. Procedia – Social and Behavioral Sciences(62), 661-665.
  6. Vemula, S. R., Gavaravarapu, S. M., Vardhana Rao Mendu, V., Mathur, P., & Avula, L. (2013). Use of food label information by urban consumers in India – a study among supermarket shoppers [Uso de información sobre etiquetas de alimentos por consumidores urbanos en India: un estudio entre compradores]. Public Health Nutrition, 17(9), 2104-2114.
  7. Yadav, R. (2016). Altruistic or egoistic: Which value promotes organic food consumption among young consumers? A study in the context of a developing nation [ ¿Qué valor promueve el consumo de alimentos orgánicos entre los consumidores jóvenes? Un estudio en el contexto de una nación en desarrollo]. Journal of Retailing and Consumer Services(33), 22-27.
01 August 2022
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