La Eutanasia: Sufrir O Morir Dignamente

Hace algunos días, escuche en las noticas relevantes que acontecen en los medios de comunicación una palabra en singular “Eutanasia”, la cual arremetía en contra de los oyentes buscando ser tomada en cuenta. La reportera menciono con gran circunspección: “Mujer con enfermedad degenerativa lucha por muerte digna en nuestro país”. Se trataba de una psicóloga de 42 años que fue diagnosticada poliomielitis a los 12, mal que ha paralizado sus músculos y no le permitió continuar con una rutina de vida que todo ser humano merece. Quizá muchos piensen que brindar la muerte a alguien es algo indigno y se está atentando en contra de la naturaleza, pero la situación cambia cuando el enfermo en estado terminal se encuentra perturbado y devastado con el padecimiento que le aqueja, en algunos casos, vivir es peor que morir, ya que las aflicciones causadas por una enfermedad hacen de la vida un averno, donde la muerte puede parecer un acto humanitario. Ante esta situación, varias ideas se me ocurrieron, que hicieron referirme a la creencia de las personas sobre la muerte como muy arraigada, por lo que resulta un problema social la aceptación de la eutanasia, o que es, según muchas personas, la violación del derecho a la protección de la vida e ir en contra del destino. Pero por ser un acto de humanidad debe ser legalizada en el Perú. A continuación, se detalla la definición de eutanasia y su historia a través del tiempo, los proyectos de ley para su aprobación en el país, así como las creencias occidentales y orientales sobre la muerte, también se tratará a cerca de las perspectivas medicas sobre este tema y su posible contribución en la vida.

La muerte digna constituye un derecho que toda persona debe tener, sobre todo, si se encuentra en un estado terminal donde no existe opción alguna de recuperación. Una gran cantidad de personas que se hallan postrados optan por terminar con su vida para que no sigan soportando las dolencias. O en el caso de los pacientes vegetales, sus familiares, al verlos sufrir quieren que se de la aprobación de la muerte sin dolor; pero esto no es factible debido a que las leyes en nuestro país van en contra de este principio. La legalización de la eutanasia en el Perú es un tema muy controversial ya que la mayoría de personas indican su aceptación en caso de que se encuentren en un estado de gravedad. Esto, lleva a entender que la eutanasia es la intervención voluntaria, que acelera la muerte de un paciente con la intención de evitar sufrimiento y dolor del individuo. Está dirigida para personas con un estado de salud muy deteriorado, es decir, que no tienen autonomía de sí mismos y se encuentran a disposición de los demás, en este caso sus parientes cercanos.

Desde épocas antiguas, a lo largo de la historia, las practicas eutanásicas y el suicidio por motivos humanitarios se realizaron de manera exenta y eran bastante frecuentes en los pueblos primitivos. En los continentes europeos, existían numerosos defensores y algunos detractores de la eutanasia, como lo testifican hechos y escritos antiguos. La muerte era un suceso muy temido y ritualizado que ocurría de distintas maneras. Cuando se fallecía de manera natural, se creía que el alma dejaba el cuerpo y regresaba a su lugar de origen, esto se dio en la mayoría de las culturas arcaicas. Pero cuando una persona se encontraba con un padecimiento severo y no soportaba los suplicios, se le brindaba una muerte digna, realizando un ritual para que su alma sea liberada y permanezca en paz, era un ritual de buen morir, es decir, la muerte como último proceso de la salud y de la vida del hombre.

El 4 de marzo del 2015, los parlamentarios de Dignidad y Democracia junto con el congresista no agrupado Sergio Tejada presentaron un proyecto de ley que está a favor en la práctica autorizada de la Eutanasia, el proyecto 4215 – 2014 (1). El cual propone derogar el artículo 112 del Código Penal, que sanciona con penas de cárcel de hasta tres años el delito de homicidio piadoso. También instituye la eutanasia pasiva, que consiste en dar al paciente terminal el derecho a denegar o suspender todo procedimiento médico que contrarreste su incurable enfermedad. Según una encuesta elaborado por IPSOS; señala que el 52% peruanos está a favor de la eutanasia, mientras que el 40% la desaprueba. Pero, la diferencia crese cuando se pregunta si están a favor de la eutanasia para enfermos terminales en estado vegetal, donde el 63% está favor y 32% en contra.

Como señala el escritor Mario Vargas Llosa “El horror a la muerte está profundamente anclado en la cultura occidental, debido sobre todo a la idea cristiana de la trascendencia y del castigo eterno que amenaza al pecador. A diferencia de lo que ocurre en ciertas culturas asiáticas, donde la muerte aparece como una continuación de la vida, como una reencarnación en la que el ser cambia y se renueva pero no deja nunca de existir, la muerte, en Occidente, significa la pérdida absoluta de la vida -la única vida comprobable y vivible a través del propio yo-, y su sustitución por una vaga, incierta, inmaterial vida de un alma cuya naturaleza e identidad resultan siempre escurridizas e inapresables para las facultades terrenales del más convencido creyente de la trascendencia. Por eso, la decisión de poner fin a la vida es la más grave y tremenda que puede tomar un ser humano” (2). Según lo mencionado por el reconocido escritor, en nuestro país, existen ciertas creencias que encierran al peruano en su idiosincrasia de percepción respecto a la muerte. En el caso de los países más desarrollados, donde el escritor se refiere a los orientales, tienen un pensamiento distinto sobre la muerte, por lo que ya en muchos, se validó el derecho a la eutanasia para personas con enfermedades terminales y en estado vegetal.

La eutanasia es, según muchos, la violación del derecho a la protección de la vida e ir en contra del destino. Las creencias de la mayoría de países sudamericanos, ponen a prueba la existencia de ciertas costumbres y creencias a cerca de la muerte, por lo que realizar la eutanasia es ir en contra de sus principios. No obstante, existen muchos casos donde la creencia de las personas genera el sufrimiento de otras, este es el caso en el que la familia del convaleciente opta por dejarlo postrado hasta el día de su muerte; lo cual conlleva a validar la idea elegir la eutanasia. Esta, es conocida también como muerte asistida o sin dolor, debido a que facilita el alivio tanto para la persona que tiene una enfermedad terminal y soporta muchas aflicciones, como para un paciente que se encuentra en estado vegetativo, ya que el sufrimiento es demasiado y no puede valerse por sí mismo. Cierta parte sociedad peruana, según sus creencias considera a la eutanasia como una decisión inhumana, debido a que no se permite ejercer la libertad plena en la vida de los enfermos, ya que esta debe ser tomada y quitada por Dios. Es por ello que los familiares de los pacientes caen en un sentimiento de culpa, produciéndose un pensamiento negativo, creyendo que, si se acepta la muerte sin dolor, se interferirá en la voluntad del ser supremo y por ende en el destino de su familiar.

Se cree que la medicina y todos sus avances deberían prolongar la salud y la vida, no cortar una esperanza de vida. Los nuevos conocimientos y las técnicas adquiridas van de la mano con un único propósito, salvar la vida de pacientes y no optar por su muerte, sin embargo, este punto de vista es insensible e inicuo, puesto que, si el paciente se encuentra en un estado terminal, debería de preferirse la eutanasia. La cual ayuda a culminar con el sufrimiento del enfermo, ya que al morir pasa a un estado de paz y tranquilidad; lo que en vida no lo tenía. Es por ello que la aprobación de la muerte sin dolor (Eutanasia) debe efectuarse, ya que el sufrir de los enfermos afecta de cierta forma a sus familiares.

Se considera razonable que el médico ayude en la eutanasia como una forma de morir con dignidad. Para el paciente desahuciado, el padecimiento puede ir más allá del dolor como efecto de las condiciones en que se encuentra, las cuales hacen la vida inaguantable; como ejemplo de ello tenemos, la gradual perdida de movimiento y actividad, el enfermo pierde la libertad y depende de otros, se producen diversas molestias físicas, la incapacidad de comer o de hablar, el miedo a fallecer, la debilidad, la perdida de dignidad personal, la demencia, entre otros sufrimientos que aquejan a la persona. Por lo que la vida pierde toda calidad y significado, de forma que es preferible la defunción.

Según el punto de vista médico, la eutanasia va en contra de los principios éticos, debido a que se realizó un juramento que todavía está vigente en la actualidad, el Juramento Hipocrático, donde el médico hace la promesa de salvar vidas, mas no de quitarlas, por lo que apoyar la eutanasia seria violar las reglas y leyes que rigen a la medicina. Pero mantener a una persona postrada, donde su vida depende de un medio artificial, no es humano y muchos doctores están de acuerdo en ello, es por eso que se debe suplir a las creencias antiguas ya que en la mayoría de los casos son desacertadas y no contribuyen en el desarrollo de la vida.

“Al no legalizar la eutanasia, el paciente se encontrará en una situación sin perspectiva, donde su única opción es soportar los suplicios”. Por ello, la aprobación de la muerte sin dolor contribuirá a dar el paso definitivo a quien, por diversas razones, ve en la muerte una forma de liberación, evaluando al mismo tiempo todas las precauciones necesarias para asegurarse de que está tomando una decisión genuina, encontrándose en perfecto estado de lucidez, con el conocimiento respectivo sobre lo que ocurrirá.

Así pues, el fallecimiento libera al enfermo de su pesar y genera alivio, tanto en el cómo en su familia, por ello se debe aprobar la eutanasia en el Perú ya que muchas personas piden a gritos poder aliviar ese dolor intenso que no permite al paciente ejercer su vida rutinaria; es decir, le quita toda oportunidad que le hace no querer existir. “La muerte no es el más grande de los males; el peor es querer morir y no poder hacerlo”.

25 May 2021
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