Reseña de la Poesía "La Metáfora Del Mar"

Introducción

Reseña sobre ​El abrazo del mar. Acerca de la metáfora del mar y la simbología del agua en la poesía erótica española e hispanoamericana ​de Martin Schatzmann Willvonseder El agua ha sido desde el principio de los tiempos un elemento indispensable para la humanidad, ligado estrechamente con el ciclo de la vida (el hombre ha sido influenciado por la idea de que la vida fluye al igual que un río). Para empezar, el agua constituye dos tercios del cuerpo humano y tres cuartos de la superficie terrestre, por lo que es un elemento vital para ambos entes. 

Además, el agua forma parte del comienzo de la vida, no solo el ser humano se forma durante nueve meses en la placenta, un medio acuático, y llega a la vida solo tras “haber roto aguas”, sino que todo ser vivo del planeta tuvo su origen en el agua. El agua también es, en algunas culturas, un elemento de purificación o de renovación (como en la religión musulmana). Sin embargo, el agua no es solo símbolo de vida, sino también de muerte, aunque a veces vaya acompañada de una posterior resurrección (como en la religión judeocristiana).

Desarrollo

La idea del agua relacionada con la muerte la encontramos en autores como Jorge Manrique, en sus ​Coplas a la muerte de mi padre​, con versos como: «Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar​» o Antonio Machado, en cuyos versos el río fluye hacia el mar, que es, nuevamente, la muerte: ​«¿Cuál es la verdad? ¿El río que fluye y pasa donde el barco y el barquero  son también ondas de agua? ¿O este soñar del marino siempre con ribera y ancla?».

Martin Schatzmann reflexiona en su artículo sobre la conexión entre la simbología del agua y la poesía erótica española e hispanoamericana, analizando cómo ha ido variando desde la cultura clásica hasta el siglo XX, en relación con las influencias judeocristiana y árabe. El artículo comienza en la antigüedad clásica, en cuya literatura predomina la mitología. El autor parte de la idea de que para los griegos el agua es fuente de vida, lo cual queda manifiesto en su mitología, en la que el océano era representado por un Titán.

Océano, quien es considerado el origen de los ríos y arroyos y ​progenitor de todas las criaturas vinculadas al agua. Esta idea del océano primitivo, origen de toda la vida, la encontramos también en mitologías más arcaicas, como en la antigua Mesopotamia, cuya diosa Nammu, la primera deidad y origen de todo, simbolizaba al ‘abismo de las aguas’ en el océano primigenio. Pero como señala el autor acertadamente, el mar tiene dos caras, como el erotismo. No solo aparece como fuente de vida, sino también de amenaza y violencia.

Lo cual puede desembocar en emociones como el miedo, que se manifiestan en la mitología, dando lugar a terroríficas y peligrosas criaturas marinas, como las sirenas, la Hidra de Lerna o el Kraken. También encontramos en la figura de Caronte, quien ​transporta a los muertos en su barca, navegando por el río Estigia,​ una clara representación de la muerte unida al agua. A continuación, el autor se centra en el vínculo entre el erotismo y el sentimiento amoroso y la mitología, utilizando para ello varias figuras heroicas.

Como Ulises quien se enfrenta al seductor canto de las sirenas; Andrómeda, quien fue sacrificada al monstruo marino enviado por Poseidón y acabo siendo salvada por Perseo o la propia Afrodita, diosa del amor, quien nació de la espuma marina. Añadiré a estas figuras la de ​Narciso, quien se enamoró de su propia imagen y acabó ahogándose en las aguas que lo reflejaban. A partir de aquí, el artículo se centra en el Renacimiento y el Siglo de Oro, en los que, debido a la influencia de la cultura judeocristiana y árabe, la relación con el agua cambia. 

El cristianismo adoptó el agua como símbolo de purificación y vida eterna (una visión completamente opuesta al erotismo de la antigüedad clásica), lo cual se manifiesta en numerosos mitos religiosos, como el Diluvio (símbolo de renacimiento y regeneración a través del agua) o en la historia de Moisés, quien fue abandonado en las aguas del Nilo para ser salvado y que posteriormente separó las aguas del Mar Rojo para salvar a su pueblo. También lo encontramos reflejado en sus ritos.

Como el bautismo, que se realiza con agua y que simboliza la purificación y el renacimiento. Por otro lado, el autor parte de la afirmación de que a los marineros españoles de la época no les gustaba el mar y de la influencia de la cultura árabe (cuya tecnología estaba centrada en el uso del agua dulce), para explicar el porqué en esta época el mar pierde su protagonismo en la poesía tradicional para dar paso al agua dulce, que va a estar cargada de simbolismo erótico.

De ahí que encontremos en la lírica popular imágenes recurrentes cargadas de erotismo como lavarse o lavar, ya que la camisa era una prenda íntima e implica intimidad, el agua fría y clara (virginidad) frente al agua caliente y turbia (pérdida de la virginidad, el encuentro sexual), el agua (que se relacionaba con la fertilidad), beber agua o la figura del ciervo (pues era la forma de la fertilidad). Además, la fuente y la fontana eran lugares de encuentro para los amantes y las riberas del río forman parte de la imagen del ​locus amoenus​.

Escenario en el que se desarrolla el amor, como en la ​Égloga I​ de Garcilaso de la Vega. Creo conveniente hacer un inciso en el hecho de que el autor argumenta que durante los Siglos de Oro, la terminología naval se especializa, por lo que se da el uso de estos términos para aludir a imágenes eróticas, sin embargo, no lograron mucha popularidad por lo que hay escasos ejemplos. El autor ejemplifica su argumentación a través de distintas obras como Matea y su marido.

Suceso notable entre un caballero y un sastre y Sátira contra las monjas​. Así pues, nos encontramos con una España en la que la poesía tradicional ve en el agua dulce una fuente de amor y vida (influencias religiosas) y en la salada algo peligroso, frío y desagradable, por lo que los poetas no encontraban erotismo en ella y solo era utilizada como telón de fondo o en metáforas y que, aunque en la poesía de los Siglos de Oro se redescubre, hasta cierto punto, el mar erótico de los clásicos, es tan solo en ejemplos aislados.

A partir de aquí, el artículo se centra en el Romanticismo y el siglo XX, épocas en las que el componente erótico vuelve con más fuerza debido a una nueva valoración de la Naturaleza. Cabe destacar que el autor comienza nombrando a Bécquer, quien trae de vuelta el mar clásico a través de alusiones a la mitología griega y a la tradición árabe, dos culturas en las que el erotismo está presente. Sin embargo, el autor recalca que es en el siglo XX en el que regresa con más fuerza.

Ya que encontramos una poesía erótica más abundante, directa y sexual. Además, es preciso señalar que aparece, por primera vez en todo el texto, la mención a la poesía hispanoamericana, que es en la que encontramos más conexiones personales y sentimentales con el mar. El autor se centra en ciertas obras para ejemplificar el papel del mar en la poesía erótica de la época. De sus comentarios podemos concluir que el mar es a veces presentado como una personificación del amante (que puede ser femenina o masculina, según el autor).

En el que el o la enamorada se zambulle, dispuesto a todo. Siguiendo a Schatzmann, durante el siglo XX encontramos al mar transformado, liberado de las influencias restrictivas de la religión. El mar es ahora mucho más sensual y atractivo, una experiencia personal y sentida, que se vive con los «cinco sentidos». Además, el marinero se ha convertido en una figura erótica, pues son representantes de una vida en libertad, sin ataduras. Me parece innovadora la perspectiva adoptada por el autor.

Conclusión

Se centra en un aspecto atípico del simbolismo del agua, pues es normalmente vista, como hemos podido comprobar, como un elemento purificador, una fuente de vida o muerte, de renovación. Sin embargo, comentar su carga erótica no es lo más común. Sin embargo, echo en falta la mención de autores como Federico García Lorca, uno de los poetas que más ha manejado el simbolismo del agua, como su obra ​Yerma, en la que ​hay una clara relación entre el agua y la fertilidad.

Además, apenas hace mención de poetas hispanoamericanos, entre los que me gustaría destacar a Neruda, en cuya obra está muy presente el mar, el agua y lo femenino, siendo un ejemplo claro su poema ​Agua Sexual​, en el que el agua aparece constantemente relacionada con el acto sexual. ​Y no podemos acabar sin comentar la figura de la poeta ​Alfonsina Storni, pues el mar en sus obras aparece como símbolo de renacimiento e incluso acabó con su vida suicidándose en el mar, ​mimetizándose con él para siempre.

22 October 2021
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