Los Problemas de Sexo, Género y Sexualidad, La Critica del Transexualismo

Al ser el hombre un ente libre en tres niveles, físico, de actuación y de autodeterminación, han surgido ciertos dilemas en cuanto a la decisión de “lo que soy” y “lo que me gusta” como en comunidades de homosexuales y transexuales, esto principalmente por tendencias, trastornos, o como algunos lo dicen, por desórdenes genéticos. Este ha sido uno de los temas más polémicos del siglo XXI tanto en la religión, en la política y en la sociedad en general, especialmente porque rompe los parámetros de la naturaleza y afecta los bienes humanos fundamentales. Los avances tecnológicos y científicos han mejorado las condiciones de vida de estas personas con incomodidad respecto a su sexo, hasta el punto de hacer posible (con cirugías) aparentar que nunca ocurrió un cambio de género alterando su identidad ante ellas mismas y ante el resto de la sociedad. Pero, el colocar la identidad sexual debajo de un bisturí es vivir engañando a la naturaleza y a la sociedad.

La sexualidad humana no es un objeto de elección, se nace biológicamente con un cuerpo y por lo tanto con un sexo. Tal como lo mencionaba Aristóteles con la unión substancial de cuerpo y alma, de la misma forma ocurre para el cuerpo y la identidad, estas no pueden existir una sin la otra, y el cuerpo no es únicamente un factor externo. Por lo tanto, una intervención en el cuerpo humano afecta no solo tejidos, sino también el significado moral y ético de la persona. De hecho, el Concilio de Vienne en el año 1312, dice que “no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra […] ya que el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza”. Eso significa que tener una identidad (aquello por lo cual se es identificado en el pasado y en el futuro según dijo Laing) es parte de preservar la naturaleza corpórea que nos ha sido asignada.

El cambio de sexo fenotípico se da cuando en una persona existe una inconformidad o conflicto entre los órganos sexuales con las aspiraciones sexuales. Muchos prefieren no argumentar si el transexualismo es moral o no, otros dicen que cambiarse de sexo no tiene nada que ver con el actuar conforme al bien y por lo tanto no tiene ninguna relación con la ética, y otros argumentan que es ético siempre y cuando no se trate de un deseo morboso o de puro placer. Sin embargo, ¿cuáles son las razones para operarse y cambiar su sexo? Las razones son puramente placenteras y superficiales; o simplemente porque son incapaces de sobrellevar el vivir en un cuerpo que no coincide con “cómo se sienten”. No obstante, el vivir en conflictos con su “sexualidad” no se resuelve cambiando sus genitales, ya que internamente siguen siendo como nacieron (de hecho, hay casos de hombres que han sido castrados, pero siguen teniendo la sensación de un miembro entre sus piernas), ya que la medicina no ha resuelto aspectos como que las diferencias sexuales existen en cada una de las células del cuerpo y que no se puede crear artificialmente la producción de testosterona, estrógeno, óvulos, espermatozoides, entre otras propias al género; y esto los hace vivir por la meta de convertirse físicamente en mujer, en el caso de los hombres; o en hombre, en el caso de las mujeres, dejando por un lado lo que de verdad importa, el ser persona.

Como se mencionó antes, una de las razones por las que ocurren las operaciones de genitales es por satisfacer un deseo sexual, el poder tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo de una forma más placentera. Claramente su meta es el placer, y se ven limitados por su género y por no tener características físicas determinadas. Pero ¿qué pasa con las personas que viven buscando alcanzar una necesidad placentera?, están actuando en el segundo nivel y se ven orientadas por una meta específica y no por ser mejores personas o por alcanzar la autorrealización, sino por llegar a pasarla bien.

La problemática ética y moral no se queda allí, sino que trasciende hacia las personas con las que se desenvuelven. La mayoría de las personas transexuales actúan en el segundo nivel de libertad, se encuentran en una lucha constante de cambiar de sexo y al mismo tiempo luchan por no ser tratados como personas trastornadas o enfermas; esto los hace vivir con desesperación, y como Kierkegaard dijo, la desesperación consiste en no querer ser uno mismo sino querer desesperadamente ser alguien más. El querer ser alguien más los hace ocultar su “antigua” identidad y con los avances científicos en las cirugías plásticas, el ocultarlo es posible, pero ¿es esto justo para los demás? ¿es moral ocultar a los demás lo que se es biológicamente?. En realidad, un caso particular ocurrió en Bélgica, donde un hombre descubrió que su esposa le había ocultado por 19 años que había nacido hombre, esto desembocó en un divorcio y en una familia desintegrada. El vivir ocultando mi naturaleza no es ser persona porque se vive sin libertad, se vive esclavizado al pasado y el poder hacer lo que se me da la gana se ve limitado, y al mismo tiempo su libertad física también es limitada por no tener el sexo deseado; además, al ocultarle a los demás su identidad biológica se está participando de ciertos bienes para alcanzar otro bien que se pone por encima de los demás, en este caso, se desplaza la sinceridad y confianza de la amistad, por conseguir cierto bienestar personal.

Las personas con conflictos sexuales, como los transexuales, actúan buscando un bien, el bien de ser mujer o el bien de ser hombre, pero no significa necesariamente que estén actuando correctamente bien para alcanzarlo. Según Grisez y Shaw algo es bueno en la medida en que es “como debe ser” y alcanzar su plenitud como ser humano, pero ¿podría ser bueno alguien que debe ser hombre, pero que se transformó en mujer?, claro que no, nunca lograría el ser persona, especialmente porque sus acciones giran en torno al segundo nivel de libertad, e incluso deja que sus limitaciones físicas no le permitan comprometerse con la autorrealización. Además, no podría ser totalmente bueno viviendo bajo engaño colocando ciertos bienes por encima de otros y sirviéndose de algunos para lograr otros. Así pues, nuestra identidad biológica también nos hace ser personas, y el tratar de modificarla también puede alterar nuestra realización como personas.

01 August 2022
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