Rousseau, Precursor De La Escuela Nueva
Vida y obra
Jean-Jacques Rousseau fue un filósofo suizo situado entre los mejores pensadores de la Ilustración en Francia (S.XVIII), periodo en el que se produjo una transformación económica, política y, sobre todo, cultural. Además, es considerado el padre de la pedagogía moderna y un claro defensor del naturalismo pedagógico que defiende la igualdad, la libertad, los derechos naturales y la bondad humana, así como la naturaleza, el fin y el método de la enseñanza.
Rousseau, tras su Discurso sobre las ciencias y las artes ganó un concurso de la Academia Francesa de Dijon, donde manifestaba la idea de que tanto las ciencias como las artes no contribuyen a depurar las costumbres y, por el contrario, las consideraba como una decadencia cultural.
Este autor también criticó la maldad y la corrupción a través de su obra: Discurso sobre la desigualdad de los hombres.
Rousseau fue un claro defensor de la libertad del individuo y de la educación como un motor para transformar la sociedad, manifestando la importancia de comenzar la etapa escolar a edades tempranas donde los propios alumnos/as deben ser el centro del aprendizaje (paidocentrismo). Su objetivo principal es limitar al máximo la intervención del adulto en la vida del niño y mantenía su postura a favor del aprendizaje sensorial: observar, manipular…
A pesar del gran número de creaciones, destaca Emilio, o De la educación, donde expone el problema de la educación desde nuevas bases, la cual fue criticada tanto por el Gobierno como por la Iglesia (protestante y católica).
Un breve periodo de tiempo después, publicó El contrato social, siendo esta considerada la obra principal de su pensamiento político, la cual inspiró la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Corriente educativa: Pionero de la Escuela Nueva
Rabelais, Montaigne, Locke y otros pensadores humanistas, caracterizados por actitudes liberales en educación, influyen sobre Rousseau y, seguramente, hacen posible su obra. Las teorías pedagógicas no tradicionales son anteriores a Rousseau, y sin duda le influyen, pero él es el primero en escribir sobre la materia una obra de la importancia y profundidad del Emilio.
Rousseau fue el primero en sintetizar en su obra Emilio (1762) los elementos fundamentales que constituyen una de las críticas más importantes de la escuela tradicional. Las ideas en él presentadas tendrán gran influencia posteriormente en el movimiento de la Escuela Nueva: la noción de una naturaleza propia de la infancia; la distinción de las etapas en el desarrollo del ser humano; la importancia de la educación por las cosas más que por las palabras; el papel de las sensaciones y los métodos intuitivos y, el niño como punto de partida del aprendizaje.
Entre sus discípulos destacan Pestalozzi y Froebel. El primero integra tanto teoría como práctica de las ideas de Rousseau; concibe al niño como unidad vital; tiene una visión social de la educación, lo que le lleva a defender la educación popular y destaca el papel de los métodos intuitivos. En lo que respecta a Froebel, discípulo a su vez de Pestalozzi, puso énfasis en la importancia de la educación de la primera infancia, que debía basarse en la libertad y creatividad del niño destacando el papel delos sentidos.
Experiencia profesional
En 1725, con tan solo 13 años, Jean-Jacques Rousseau comenzó a trabajar como aprendiz de relojero y, poco más tarde, con un maestro grabador, con quien adquirió experiencia para vivir de esos oficios temporalmente.
En el año 1728 dejó su ciudad natal y tras estar peregrinando un tiempo y realizando diversos oficios, comenzó a trabajar como secretario y acompañante de Madame Louise Warens. En 1742 presentó un sistema de notación musical y, un año después, publicó su Disertación sobre la música moderna. También conoció a Madame Dupin, la cual le dió trabajo como secretario y, ese mismo año, fue nombrado secretario del embajador de Francia en la República de Venecia, quien lo despidió en 1744 debido a la mala relación entre ellos. En 1751 renunció a su puesto de secretario con Madame Dupin y se dedicó a copiar partituras musicales.
En 1756, Rousseau se sintió traicionado y atacado debido a las opiniones y exigencias de sus amigos y se trasladó a Mont Louis, donde rechazó la propuesta de convertirse en bibliotecario de honor en Ginebra.
En el año 1762 publica sus obras más importantes (El contrato social, Emilio…). En 1764 recibe una oferta para redactar una constitución para la República Corsa pero, ese mismo año, Voltaire publicó un panfleto anónimo contra él, lo que ocasionó que este tuviese que huir y vivir con una falsa identidad. En el año 1770 se le permitió regresar oficialmente con su nombre, con la condición de no publicar nada más y, en el año 1771, puso fin a sus memorias con Confesiones, con el cual intentó resolver sus contradicciones y finalmente se dedicó a vivir de sus patrones y de las lecturas públicas de estas memorias.
Contexto histórico
Su pensamiento se puede encuadrar en la Francia del siglo XVIII. En este siglo existen enfrentamientos entre estamentos, más concretamente entre la nobleza y la burguesía. En este marco surge la Ilustración como movimiento que criticó la sociedad, el gobierno, la economía, la educación y la religión de su tiempo.
Pretendían conseguir la liberación y la felicidad humana mediante el desarrollo de la razón, pues es la razón la que ilumina al hombre. Para los ilustrados, el hombre debe ser educado racionalmente para que, ayudado de la razón, conozca las leyes que rigen la sociedad y la naturaleza y, con ellas, pueda encontrar solución a sus problemas. Los ilustrados aspiran a cambiar la cultura, la sociedad y la política a través de una nueva idea de ciencia, de conocimiento, de felicidad y de la naturaleza. De esta manera defienden una secularización cultural, poniendo en debate el papel de la religión en la sociedad. En el ámbito político, apuestan por un modelo laico cuestionando el maridaje entre Estado-Iglesia, defienden la división de poderes, el sufragio universal yla imparcialidad ante la ley, aboliendo de esta manera el absolutismo y los privilegios de la nobleza. A raíz de estas propuestas nace el liberalismo.
La obra más representativa de la Ilustración fue la Enciclopedia en la que condensaron la ciencia, la filosofía y nuevas doctrinas de la época. Fue publicada entre 1751 y 1775 bajo la dirección de D´Alembert y Diderot y cuenta con 27 volúmenes. En su elaboración también participaron Rousseau o Voltaire entre otros.
Ideario educativo
En el siglo XVIII surge el naturalismo pedagógico como reacción a la educación tradicional de la época y con el que pretendían volver a dar importancia a la naturaleza del hombre, desprestigiada por la pedagogía cristiana del momento. Esta postura es la que Rousseau aplica a la educación de Emilio, quien es instruido al margen de las instituciones educativas. Para este pensador la naturaleza es el punto de partida: lo natural es bueno y lo artificial, maligno pues, como expresa en su obra Emilio (1792). Debido a este pensamiento, Rousseau es considerado precursor del naturalismo pedagógico ya que la educación no puede desobedecer la normativa emanada de la naturaleza.
Su teoría educativa estaba pensada para todos, tanto para familias de pobres como para burgueses o nobles, pues considera que cualquier persona debe recibir la educación necesaria para formar parte de un Estado político basado en la igualdad como indica J. Bowen (1958:248). Rousseau será quien reconozca por primera vez la personalidad propia de la infancia ya que considera que el niño tiene características propias que lo diferencian de los adultos.
A juicio de Rousseau, educación y naturaleza no se pueden separar, pues la relación educativa que se establece entre el individuo y el ambiente natural es fundamental y se basa en la curiosidad y espontaneísmo. Por tanto, la observación y la experimentación serán la base de la educación rousseauniana. La tarea del educador será crear situaciones educativas que despierten curiosidad en el alumno, que se convierte en el centro del proceso educativo y del cual hay que tener en cuenta sus necesidades e intereses.
Para Rousseau, la educación se deriva de la naturaleza, las cosas y los hombres en este mismo orden. Además realiza unos apuntes sobre la educación de la mujer, que debe recibir, a su juicio, una educación diferente ya que no está constituida del mismo modo en cuanto a carácter y temperamento se refiere. Y, por ello, debe estar sujeta al hombre. Estas ideas están plasmadas en Cartas a Sofía: correspondencia filosófica y sentimental (Rousseau, J., 1999).
Su obra más importante, el Emilio (1792), está escrita de forma novelesca. Su protagonista es Emilio, un niño que simboliza al alumnado varón, y guía al lector a través de su educación a lo largo de su infancia y adolescencia. Está dividido en cinco capítulos, que no son más que etapas del desarrollo de la infancia. De hecho, es curioso como Piaget establecerá más adelante una serie de estadios del desarrollo similares a los que Rousseau esbozó en su obra sin ningún tipo de investigación más que la experiencia propia.
En el Emilio, el autor establece en resumidas cuentas dos problemáticasesenciales respecto a la educación. La primera de ellas es el desconocimiento de la infancia. Quizás el mayor descubrimiento que se le atribuye a Rousseau es el de la naturaleza del niño, pues hasta entonces se le consideraba un adulto en miniatura.
Para él, la infancia no es un estado de preparación para la etapa adulta, sino una etapa en sí, con una serie de características propias a tener en cuenta a la hora de educar.
De esta primera problemática se deriva la siguiente, que hace referencia al significado e intencionalidad del aprendizaje. El alumnado no logra comprender el porqué de lo que aprende ni por qué lo debe aprender. Es decir, si el profesorado no entiende al alumnado, el alumnado no entenderá al profesorado. Así, el proceso de aprendizaje se vuelve dificultoso y desmotivador: “La edad de la alegría se pasa entre llantos, castigos, amenazas y esclavitud.” (Rousseau, 1821, p. 121).
A estas problemáticas Rousseau da soluciones en su libro. La primera de ellas y la más importante será el respeto a la naturaleza del niño, pues, en boca del propio autor, “es preciso considerar al hombre en el hombre y al niño en el niño” (1821, p. 123). Dentro de la naturaleza de la propia infancia se encuentra la acción, motor de toda educación. Así, Rousseau criticará el aprendizaje libresco y verbalista de la época y apostará por un aprendizaje sensorial, seguramente influenciado por Comenio. “ (…) nuestros primeros maestros en filosofía son nuestros pies, nuestras manos, nuestros ojos.” (Rousseau, 1821, p. 147).
Para él, la mejor educación es la que el propio alumnado crea en su mente, no la que adquiere ya fabricada a través de libros de texto, que él calificaba como
instrumentos de tortura y azotes de la infancia. El alumnado, para Rousseau, “aprenderá más en una hora de trabajo que con un día de explicaciones” (1821, p. 183). Podemos vislumbrar ya en el ideario de Rousseau lo que más tarde se conocería como aprendizaje por descubrimiento.
Por último, será defensor de impartir conocimientos del presente, útiles para la vida actual del alumnado y no para su futuro, y motivadores (concepto a partir del cual se desarrolló el aprendizaje significativo de Ausubel). Así, los conocimientosimpartidos deben responder una necesidad, es decir, enseñar solo lo necesario cuando sea necesario. En esta última idea también vemos influencias de la pansofía de Comenio (todo, todos, totalmente, aunque no acababa de incluir a la mujer en ese “todos”).
Aportaciones
La teoría educativa de Rousseau es considerada uno de los antecedentes de la enseñanza basada en la formación de competencias. Ambas incluyen una crítica a la enseñanza del momento: aprendizaje basado en la memorización y repetición donde el estudiante adquiere un papel pasivo de recepción de conocimientos. Rousseau ya trató en sus obras El Emilio y El contrato social dos competencias imprescindibles para la socialización: competencia en autonomía y desarrollo personal y competencia social y ciudadana. En ambas corrientes se incide en la importancia de la formación personal individual para lograr educar buenos ciudadanos.
Respecto a la metodología, Rousseau defiende un aprendizaje basado en la experiencia del propio alumno/a para conseguir la resolución de problemas que sirvan de utilidad para él/ella mismo/a y que provoquen, por tanto, una motivación intrínseca. De acuerdo con esto los niños/as no deben aprender nada que no les sirva de utilidad o que no comprendan, lo que se puede considerar un anticipo de las posteriores teorías del aprendizaje significativo y constructivista. La concepción de este autor adquiere connotaciones propias del aprendizaje significativo puesto que los procesos de investigación y la resolución de problemas implican creatividad por parte del sujeto, la construcción de significados y la relación con los conocimientos previos.
Rousseau ya señala al aprendiz como centro del proceso de aprendizaje otorgándole total libertad mientras que el docente lo guía y dirige en el camino, dejando a un lado la instrucción directa. Todo esto supone una atención más individualizada y un mayorconocimiento de las propias capacidades y dificultades del alumnado.
Legado
Literario
Rousseau cambió su estilo literario debido a su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la Iglesia católica. Sus obras autobiográficas marcaron la literatura europea de tal modo que es considerado un precursor del Romanticismo. Sus obras más influyentes fueron Julia o la nueva Eloísa y Emilio o de la Educación.
Ideas políticas y sociales
En su obra El contrato social estableció una nueva política, en plena época de la Ilustración, basada en la voluntad general y en el pueblo como soberano. Argumenta que es posible vivir y sobrevivir como conjunto sin necesidad de un líder, defendiendo así la libertad natural del hombre. Además da paso a la democracia, de manera que todos aceptan unirse por una ley común en un mismo sistema político, la república. En el estado se necesitan unas reglas de conducta creadas mediante la razón y la reflexión del pueblo civil, el único cualificado para ello, de acuerdo con Rousseau. De este modo, el pueblo adquiere la función de soberano, estableciendo la legislación en base a pactos sociales y no por las convenciones de una sola persona. El ideal político puede aplicarse a cualquier forma de gobierno. Rousseau argumenta que cualquier forma de gobierno es válida y legítima si se ejerce dentro de los parámetros de la ley común.
En sus obras, Rousseau propuso las bases para el nacionalismo moderno. Además planteó algunos de los precedentes políticos y sociales que impulsarían los sistemas de gobierno nacionales de sociedades modernas, que darían lugar a la desigualdad que afecta a los hombres. Para él, el origen de dicha desigualdad era la constitución de la ley y del derecho de propiedad produciendo en los hombres el deseo de posesión. Realizó un estudio sobre la desigualdad donde determinó las diferencias entre el hombre civilizado y el hombre salvaje, concluyendo que las situaciones a las que se enfrentan en su día a día definirán su comportamiento con los demás.
Rousseau, aunque en un primer momento parece obviar al género femenino, pero no es totalmente así, sino que va definiendo su papel en sociedad como mero acompañante del ser humano que debe poseer todos los derechos, el hombre.
Botánico
Rousseau descubre, hacia sus 65 años, la botánica, actividad que lo tranquilizaba después de tanto reflexionar. Así sus Cartas sobre la botánica le permiten continuar una reflexión sobre la cultura.
Conclusión
Jean-Jacques Rousseau, precursor de la Escuela Nueva, demuestra que las ideas de dicha corriente educativa no son tan actuales, sino que provienen del siglo XVIII. Además, defiende el naturalismo pedagógico justificando que el hombre es bueno por naturaleza y son las influencias las que lo convierte en maligno. Por otro lado, incide en la libertad de los individuos, oponiéndose a coartar la naturaleza de la infancia. Manifiesta también la importancia del componente lúdico del aprendizaje y da prioridad a la educación infantil, sentando las bases del paidocentrismo, rechazando así la pasividad del alumno.
El autor es partidario de aprender a través de la experiencia y los sentidos, limitando lo máximo posible la intervención del adulto. Esto propicia un aprendizaje significativo y por descubrimiento, partiendo de los conocimientos previos del alumnado, términos que serán acuñados por otros/as autores/as posteriormente.
Desde nuestro punto de vista y tras un debate grupal, llegamos a la siguiente conclusión: al contrario de lo que opina Rousseau, el hombre no es bueno por naturaleza, sino que somos influenciables por nuestro entorno y por la sociedad en general. En plena era digital, estamos constantemente interactuando entre nosotros, en contacto con numerosas modas y medios de comunicación que influyen en nuestras ideas y pensamientos.
Sin embargo, apoyamos el aprendizaje sensorial a través de la experiencia, ya que en la supuesta era de la información estamos más desinformados que antes. Tenemos todo a nuestro alcance sin fomentar el desarrollo de nuestro pensamiento crítico y, por ello, el alumnado debe aprender no solo conocimientos, sino, sobre todo, a procesarlos y seleccionarlos. De acuerdo con esto último, se debe poner mayor hincapié en el proceso de aprendizaje que en el resultado final.
Por último, consideramos obvio, pero a la vez de gran importancia, mencionar nuestro desacuerdo con el autor respecto al papel de la mujer en la educación, que él reserva a un segundo plano. Para nosotros/as, defensores/as de la igualdad, las ideas que Rousseau refleja en El Emilio son perfectamente válidas para ambos sexos. Aún así, comprendemos que el ideario social de la época, caracterizado por el machismo patriarcal, le haya condicionado a pensar de esta forma (pero en ningún momento pretendemos defenderlo).
Referencias bibliográficas
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- Villar, A. (2012). Grandes de la educación: Jean Jacques Rousseau. Revista Padres y Maestros. Vol. 345
- Anexo I: Listado de obras destacadas de Jean-Jacques Rousseau:
- Discurso sobre las ciencias y las artes (1750).
- Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755).
- Carta a D’Alembert sobre los espectáculos (1758).
- Discurso sobre economía política (1758).
- Julia o la nueva Eloísa (1761).
- Emilio, o de la educación (1762).
- El contrato social (1762).
- Cartas desde la montaña (1764).
- Diccionario de música (1767).
- Las confesiones (1770).
- Pygmalion (1771)
- Ensayo sobre el origen de las lenguas (1781).
- Emilio y Sofía o Los solitarios (1781).
- Las ensoñaciones del paseante solitario (1782)