Borges Y Cortázar: El Movimiento Fantástico
Borges y Cortázar son parte de un movimiento literario de literatura fantástica del siglo XX. Se diferencian en los modos de representación que utilizan, pero ambos comparten la habilidad de poder distorsionar y mezclar la realidad y la fantasía. Ellos presentan las dimensiones del hombre y crean una incertidumbre acerca toda la realidad. Ambos autores le presentan al lector varias formas de interpretar los sucesos, significados, y finales de sus obras. Borges y Cortázar insinúan la existencia de un mundo paralelo a la realidad, que afecta el mundo conocido.
El cuento de Cortázar, La noche boca arriba trata de un hombre que, después de haber sido hospitalizado, sueña que es perseguido y apresado por unos aztecas para un sacrificio humano. Entre los tiempos cortos entre que él está despierto y soñando, el hombre descubre que no sabe cuál es su realidad pero que si uno de los dos se muere él también morirá. En la frase ‘la noche boca arriba’, instala una ambigüedad semántica. El título puede ser interpretado como la vulnerabilidad de uno cuando se acuesta o la manera que se entierran los muertos.
El cuento de Borges, La ruinas circulares, trata de un hombre en unas ruinas quiere crear un humano para que sea su hijo a través de sus sueño. El hombre trata de crearlo pero falla unas cuantas veces. Después de purificarse en las aguas del río y adorar los dioses planetarios, el hombre se duerme y sueña con un corazón. Mucho tiempo pasa y el hombre crea a su hijo, detalladamente, parte por parte. Finalmente su hijo está completo, pero no habla y no se incorpora; solo sueña. El hombre siempre teme que su hijo se entere que es una proyección de sus sueños. Cuando tiempo pasa y se entera que hay un hombre que puede caminar en fuego, el piensa que es su hijo.
El camina en el fuego pensando que está a punto de morir para evitar que su hijo se avergüence, pero se da cuenta que él también es una proyección de los sueños de alguien. Borges construye narraciones simbólicas que pretenden sostenerse a la realidad. Por eso, los límites entre la realidad y la ficción se difuminan. No sabemos el nombre del protagonista ni su físico, solamente sabemos que es viejo. El espacio y el tiempo también son vagos, el narrador nos informa que el protagonista se fue una unánime noche no sabemos cuando, y no se sabe dónde se encuentra el espacio que él describe. Al igual que la otra historia, aquí tenemos un final abierto que se puede interpretar de múltiples maneras.
El narrador es omnisciente igual al de la otra historia, pero durante todo el relato observamos muestras de tono subjetivo ya que hace algunos comentarios entre paréntesis. Nos da su opinión sobre de la tarea que está ejerciendo el protagonista. Esto puede considerado una característica del relato fantástico.