El Magnífico Estado De Naturaleza: El Leviatán
El cómo y el por qué, Hobbes y Locke ven el Estado de naturaleza de modo tan distinto, es lo que vamos a analizar. La tesis postulada es la siguiente: Por un lado, dicho estado en “El Leviatán” habla acerca de que todos los seres humanos son pares e iguales por naturaleza, y que se está en un estado de guerra de “todos contra todos” constante. Ya que el hombre no es un animal social, y necesita sobrevivir. Hobbes cree que el hombre es guiado, aunque más bien subyugado, por sus pasiones y ardores.
El Estado de naturaleza es básicamente un estado donde todos tienen derecho a hacer lo que respecten sus deseos, porque estos son considerados una ruta hacia las acciones correctas, o protectoras de la vida. Es un estado donde la inestabilidad, junto al ímpetu de las almas toman el control de la sociedad. Y nada sería justo, ni mucho menos injusto, mientras no exista un soberano cuya labor sea ordenar a quienes constituyen al mismo (el pueblo que entrega su soberanía al monarca).
Por otro lado, en “El segundo tratado de gobierno”, el Estado de naturaleza se define como: “perfecta libertad para ordenar sus acciones, y disponer de sus personas y bienes como lo tuvieren a bien, dentro de los límites de la ley natural.” Por ende, es reconocido como una condición perfecta y sublime, que se sostiene sobre los pilares instalados por un Dios fundador y creador, y a su vez, sobre la existencia de la creación de éste, la humanidad. Y en disparidad con Hobbes, este Estado de naturaleza no ha de ser identificado como un estado bélico. Sino que dicho estado de combate significa, para Locke, transgresión y, al mismo tiempo, la aberración misma sobre el Estado de naturaleza. Ya que en este se incurriría a la fuerza, lo que atentaría contra la ley natural.
¿Cómo sería la vida sin un orden civil? Para Hobbes sería una vida perturbada por la violencia, la anarquía y el tráfago social, donde las revueltas y el caos dominarían. Además, hay que considerar que las pasiones de los hombres acabarían consumiendo los actos de estos, y cualquiera haría lo que le plazca con tal de salvarse o satisfacerse.
Lo que puede ser reforzado con la siguiente cita acerca de lo que sería el Derecho Natural: “es la libertad que cada hombre tiene de usar su propio poder como quiera, para la conservación de su propia naturaleza, es decir, de su propia vida; y por consiguiente, para hacer todo aquello que su propio juicio y razón considere como los medios más aptos para lograr ese fin.” Dentro de este contexto, la ley natural se traduce como la prohibición de las acciones destructivas de la vida, o bien, aquellas que priven al hombre de conservarla. Es por eso, que, según Hobbes todos son individualistas y se encuentran en una batalla constante (donde cada bando es cada individuo) para sobrevivir. Por consiguiente, hay que decir que la ley natural es inmutable y eterna, cuyo propósito es la búsqueda y conservación de la paz, donde la guerra o la renuncia a los derechos son fines que, de ser necesarios para cuidar esta paz, se tomaran.
Mientras que para Locke sería completamente lo contrario, se podría vivir en paz, gracias a la capacidad de raciocinio de la gente, y a la capacidad de efectuar sus deberes, honrar sus pactos y, por lo tanto, hacer valer sus promesas. Esto hasta el momento en que a alguien se le ocurra atentar violentamente contra otro, ahí sería originado un estado de guerra. El derecho a la vida, el resguardo de las pertenencias y la libertad son aquellos derechos naturales a los que estarían sujetos los hombres. La ley natural es un decreto divino, que busca “la paz y preservación de la humanidad”. Donde la razón, que es la base de esta ley, enseña que “nadie deberá dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones”. Y sobre la propiedad, Locke dice: “cada hombre, empero, tiene una ‘propiedad’ en su misma ‘persona’. A ella nadie tiene derecho alguno, salvo él mismo.”
Por lo que Locke cree fielmente en que la propiedad es algo que siempre irá con la persona. En tanto Hobbes cree que la propiedad es algo imposible sin poder soberano, lo que se ve reflejado en esta cita: “Es natural también que en dicha condición no existan propiedad ni dominio, ni distinción entre tuyo y mío; solo pertenece a cada uno lo que pueda tomar, y solo en tanto que puede conservarlo. Todo ello puede afirmarse de esa miserable condición en que el hombre se encuentra por obra de la simple naturaleza.”
A partir de esta discrepancia en torno al Estado de naturaleza se puede decir que la diferencia conceptual entre ambos autores nos da a entender cómo a cada uno lo trató la realidad, ya sea de modo más crudo o apacible, y desde ahí cómo ven al mundo y a la gente. Por supuesto Hobbes observa y describe a la humanidad de una forma desesperanzada y negativa, individualista y autodestructiva, lo que se traduce en el sufrimiento que le causó la humanidad (a Hobbes), y por tanto el mal juicio sobre esta, determinando su perdición sin un poder soberano.
Mientras que Locke les tiene fe a los hombres, los observa inteligentes, con destreza y mente, honrados y leales, íntegros y rectos, con pleno racionalismo, lo que nos explica el optimismo, y la admiración hacia la capacidad del hombre por parte de este mismo (John Locke). Tan altas son sus expectativas que esto lo cree posible incluso sin Orden civil.